La propiedad ha estado en el centro de una disputa por la herencia entre Rita Jenrette Boncompagni Ludovisi y los hijos de su difunto esposo
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ROMA.- Una princesa nacida en Estados Unidos ha sido desalojada de una villa en Roma que alberga el único mural en el techo del artista Caravaggio. Rita Jenrette Boncompagni Ludovisi calificó su desalojo de Villa Aurora como una “farsa”.
La propiedad ha estado en el centro de una disputa por la herencia entre la princesa Rita y los hijos de su difunto esposo, quien murió en 2018. Como parte del patrimonio familiar, se puso a subasta por 517 millones de dólares, pero no hubo ofertas.
La princesa dijo que fue “desalojada brutalmente” de una casa que ha “cuidado con amor durante los últimos 20 años”, y agregó que el desalojo es “ilegal” e “innecesario”. “Alguien dijo que es porque soy mujer y soy estadounidense, no sé”, añadió, antes de agregar que “todo se trata de dinero, obviamente”.
El aviso de desalojo fue emitido en enero por un tribunal de Roma, que dijo que la princesa no había mantenido el edificio ante el derrumbe de un muro exterior. También señaló que había violado una orden anterior que le prohibía ofrecer recorridos pagados por la mansión. La princesa le dijo a la agencia de noticias Reuters en enero que organizó las visitas para recaudar dinero para el mantenimiento.
El conflicto familiar
La batalla legal comenzó tras la muerte en 2018 del príncipe italiano Nicolò Boncompagni Ludovisi, descendiente del papa Gregorio XIII, quien era cabeza de la familia propietaria de Villa Aurora durante generaciones.
La disputa de Rita Boncompagni Ludovisi es con los tres hijos del príncipe Nicolò de su primer matrimonio. Ella ha argumentado que el testamento de su difunto esposo le otorga el derecho a vivir en Villa Aurora por el resto de su vida y que, si la vende, las ganancias se dividirán entre ella y sus hijastros.
Sin embargo, no se pudo llegar a un acuerdo entre las partes y un tribunal dictaminó que se debía realizar una subasta. La princesa afirma que le gustaría que la villa fuera propiedad del estado.
El elemento más destacado de los muchos tesoros de la villa de seis pisos es la pintura del artista de los siglos XVI y XVII Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio. La pintura al óleo representa a los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón, con el mundo en el centro y marcado por los signos del zodíaco. Se dice que el artista pintó a los dioses para que se parecieran a él.
Es el único mural de Caravaggio que se conserva en el mundo, y se estima que tiene un valor de 340 millones de dólares. Fue pintado en 1597 después de que el primer propietario de la villa lo encargara para su sala de alquimia. Sorprendentemente, la pintura se descubrió recién a fines de la década de 1960, antes de lo cual estaba cubierta.
Sin embargo, Villa Aurora obtuvo su nombre de otra de las obras de arte de la propiedad, un fresco pintado por el artista barroco italiano Giovanni Francesco Barbieri, conocido como Guercino. La pintura representa a la diosa Aurora en su carroza.
Los amantes del arte exigen que el gobierno italiano compre la villa para que sus muchos tesoros puedan estar disponibles para la vista del público.
La princesa Rita, nacida como Rita Carpenter en Texas en 1949, trabajó como actriz y periodista en Estados Unidos antes de dedicarse al negocio inmobiliario. Tras casarse en 2009 con el príncipe Nicolò y mudarse a Italia, dedicó su vida a la restauración de Villa Aurora, que estaba en mal estado cuando la vio por primera vez en 2003, argumenta.
La villa
De 1622 a 1886, los Ludovisi y luego los Boncompagni Ludovisi crearon y mantuvieron la residencia privada más grande (en su forma final, 36 hectáreas) y más magnífica dentro de los muros de Roma: la Villa Ludovisi. Era un vasto complejo de jardines y edificios creado sobre terrenos adquiridos por el poderoso cardenal Ludovico Ludovisi en 1621, en el que el conocedor y patrón de las artes albergó una famosa colección de antigüedades.
El casino di Villa Boncompagni Ludovisi, conocido como Villa Aurora o Casino dell’Aurora, es último vestigio de esa afamada villa. Había sido construida como un refugio de caza en 1570, y su dueño anterior, el cardenal Francesco Maria Del Monte, fue quien le encargó a Caravaggio en 1597 que adornara el techo de su laboratorio de alquimia.
El artista pintó en 2,75 metros de ancho de yeso con óleo una escena en la que aparecen los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón, representando los tres elementos que Del Monte usaba en sus experimentos alquímicos: aire, agua y fuego. Júpiter aparece moviendo un orbe translúcido estampado con los signos del zodíaco, y la Tierra y el Sol abajo.
La mitológica obra fue cubierta y solo redescubierta en 1968 durante unas renovaciones.
Más tarde, el nuevo dueño, el cardenal Ludovisi, contrató a Carlo Maderno —uno de los padres de la arquitectura barroca— para que reconstruyera el lugar y le dio a Guercino uno de los techos de la planta baja para que lo usara como lienzo. El artista barroco pintó, en vibrantes azules y rojos, a la diosa del amanecer, Aurora, surcando el cielo en su carroza y arrojando flores mientras le abre el paso a la luz del sol. Su fresco le dio el nombre a la villa.
Como si eso fuera poco, hay frescos del pintor flamenco Paul Bril, así como de los italianos Giovanni Battista Viola, Domenichino, Giovanni Valesio y de Antonio Circignani, conocido como il Pomarancio.
Además de lo que está en las paredes, hay una vertiginosa variedad de artículos históricos, entre ellos decenas de miles de documentos de gran valor, incluidas cartas escritas por la última reina de Francia, María Antonieta.
Galileo, según archivos, hizo observaciones astronómicas en la década de 1620 desde las logias de sus azoteas, las mismas en las que, tres siglos más tarde, el escritor britanico-estadounidense Henry James disfrutaría de vistas panorámicas de la Ciudad Eterna “contra un cielo de zafiro descolorido”, como contó en sus memorias Horas italianas (1909).
James no fue el único gigante literario que la visitó; antes de que se desmembrara, con sus exuberantes jardines, fuentes y estatuas, la Villa Ludovisiera una escala obligatoria a lo largo de los siglos para artistas, escritores, músicos y viajeros adinerados.
Por ella se pasearon el novelista ruso Nikolai Gogol, el francés Stendhal —quien escribió sobre pasear “con deleite entre las grandes avenidas de árboles verdes”— y el alemán Goethe —a quien le gustó tanto una estatua de la diosa Juno que la hizo copiar para su casa en Alemania.
En la década de 1880, gran parte de la propiedad fue vendida y en ella se construyó via Veneto y sus alrededores, uno de los más glamurosos distritos comerciales del mundo. El palacio principal de la familia, el palazzo Margherita, eventualmente se convirtió en la embajada de Estados Unidos.
Lo que quedaba de toda esa riqueza cultural —Villa Aurora— fue heredada por el príncipe Nicolò Boncompagni Ludovisi, nacido en 1941.
El príncipe
Su Alteza Serenísima era jefe de una de las familias nobles más antiguas y distinguidas de Italia: undécimo bisnieto del papa Gregorio XIII Boncompagni (1572-1585), quien introdujo el Calendario Gregoriano, y décimo bisnieto del papa Gregorio XV Ludovisi (1621-1623), quien fundó el sistema moderno de elecciones papales.
Los Boncompagni Ludovisi tienen numerosas figuras destacadas en la Iglesia católica, la política europea e italiana, la ciencia y las artes. Durante dos siglos y medio, la familia también mantuvo una de las colecciones de escultura antigua más grandes e importantes jamás reunidas.
El príncipe Nicolò estudió ingeniería química en Suiza, hablaba siete idiomas y tenía muchos intereses. Entre otras cosas, desarrolló la cantera de toba más grande del mundo en Riano, al norte de Roma, y se dedicó a comprar y restaurar propiedades históricas en la ciudad de Roma.
Pero sólo empezó a restaurar Villa Aurora después de conocer a su tercera esposa, la princesa Rita Boncompagni Ludovisi.
La princesa
En enero de 2003, Rita Jenrette, entonces corredora de bienes raíces en Manhattan, voló a Roma con un cliente interesado en construir un hotel en una de las propiedades del príncipe en las afueras de la capital italiana.
El negocio inmobiliario era el más reciente giro de la variada y colorida carrera de esta texana cuyo currículum incluye haber sido investigadora del Partido Republicano y del Congreso de EE.UU., así como cantante de música country, modelo, actriz, autora de dos libros —uno de ellos fueron sus memorias de gran éxito de ventas— y periodista de la cadena Fox.
Fue también esposa de John W. Jenrette Jr., un demócrata de Carolina del Sur que fue uno de los miembros del Congreso encarcelados por aceptar sobornos en la operación Abscam del FBI de la década de 1980.
En medio de ese escándalo, posó desnuda para la revista Playboy y reveló, en la entrevista que acompañaba las fotos, detalles sobre una ocasión en la que ella y su esposo tuvieron relaciones sexuales en las escaleras del Capitolio durante un descanso de una sesión de la Cámara de Representantes, lo que causó gran alboroto.
Tras divorciarse de Jenrette, Rita empezó la que sería una exitosa carrera en bienes raíces, y el año en el que conoció al príncipe Nicolò completó un Programa de Gestión Ejecutiva en la Escuela de Negocios de Harvard.
Amor a primera vista
A juzgar por lo que dicen ambos en un video de producido en memoria del príncipe Nicolò, fue amor a primera vista. “Me quitó el aliento... No lo podría describir de otra manera”, contó el príncipe en su momento. “Me impresionaron su inteligencia y su belleza... Todo”.
“Llamé a mi mejor amiga”, relató por su parte la princesa Rita. “Le dije: ‘Sé que suena insensato’. Yo tenía una carrera en Nueva York con ingresos de seis y siete dígitos. ‘Pero este hombre me removió algo por dentro. Es tan maravilloso’”.
Rita se mudó a Roma y ese mismo año quedó prendada de algo más: Villa Aurora. Para ese entonces, estaba en ruinas, así que convenció al príncipe de que la restauraran.
Tras años de negociación con el gobierno italiano, que designó la casa como tesoro nacional, en 2009 finalmente comenzó la labor para revertir el efecto del descuido de años. El agua había dañado desde los frescos hasta las antiguas estatuas del jardín, algunas de las cuales datan del año 500 a.C. Entre otras cosas, hubo que poner un techo nuevo, reparar el exterior y devolverle el color crema con un poco de rosa original.
La pareja se mudó a vivir en el hogar ancestral de los Boncompagni Ludovisi.
Además de la restauración, los príncipes digitalizaron los archivos y abrieron la casa a un público que nunca había tenido la oportunidad de ver los tesoros que albergaba. La princesa misma servía de guía en los tours.
Pero en marzo de 2018, el príncipe Nicolò murió. Y ahí comenzó la batalla por la herencia que derivó en el desalojo de la princesa y que no tiene visos de terminar pronto.
BBC Mundo
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