La princesa que, con su desenfado y su sensatez, sedujo a toda Holanda
ROMA.-Puso de moda el tango y el bife argentino en la tierra de los tulipanes. Su espontaneidad, su simpatía y su estilo, a la vez formal y desenfadado, lograron conquistar el corazón de los holandeses, que hoy reconocen a la Argentina con ella, Máxima, y no con Maradona o con Messi.
Máxima Zorreguieta, reina de Holanda a partir del 30 de abril próximo, tiene una popularidad tan alta en los Países Bajos que incluso relanzó la imagen de la monarquía, que hoy resplandece con brillo argentino.
Protagonista de un cuento de hadas perfecto, Máxima nació en Buenos Aires en una familia de clase acomodada el 17 de mayo de 1971. Se educó en el exclusivo colegio Northlands y se licenció en 1995 en Economía en la Universidad Católica Argentina. Con el título bajo el brazo, se radicó en Nueva York, donde trabajó en los bancos HSBC y Deutsche Bank, y donde sembró terreno para un encuentro que, años más tarde, le cambiaría la vida.
Según su biografía no autorizada, Máxima, una historia real, de Gonzalo Álvarez Guerrero y Soledad Ferrari, fue su amiga de la infancia Cynthia Kaufmann quien la puso en contacto con el príncipe Guillermo. La celestina había conocido al príncipe en una maratón de Nueva York y le había mostrado unas fotos de su amiga Máxima, con quien el heredero al trono quedó fascinado.
Poco después, Guillermo pudo conocer a la joven argentina cuando viajó especialmente a la Feria de Sevilla de 1999.
Allí, el príncipe sintió un flechazo al ver a Máxima bailando sola, vestida de sevillana y cantando (de forma bastante desafinada, al parecer). Máxima, en cambio, no podía creer que ese joven con guardaespaldas, pelirrojo y pecoso (a ella siempre le habían gustado los morochos) era el príncipe heredero de Holanda. Y en ese primer encuentro no la impresionó: él era gordito y, además, bailaba mal. Al parecer ella le dijo, riendo, que era "de madera".
Más allá de los detalles de una biografía que retrata a Máxima como a una persona que luchó toda su vida contra sus kilos de más y nunca escondió sus ambiciones, la historia de amor "real" culminó en un casamiento de ensueño, el 2 de febrero de 2002, marcado a fuego por la ausencia del padre de la novia.
Como fue secretario de Agricultura durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, y según un estudio encargado por el Parlamento holandés podría haber actuado en complicidad, Jorge Horacio Zorreguieta no asistió a la boda.
De hecho, todo el mundo recuerda la escena en la que, cuando el bandoneón comenzó a tocar en la medieval Nieuwe Kerke de Amsterdam, el emotivo tango "Adiós Nonino", que Astor Piazzolla escribió, precisamente, para su padre ausente, Máxima no pudo contener las lágrimas. Si ese llanto latino sedujo a los holandeses, también lo hizo su cara de horror cuando un desequilibrado atropelló con un auto a un grupo de personas durante el desfile del Día de la Reina, el 30 de abril de 2009.
Para muchos, Máxima empezó a conquistar el corazón de sus súbditos el 30 de marzo de 2001, cuando se anunció su compromiso con el príncipe heredero. Entonces, la rubia de "las pampas" demostró, por TV y en directo, que, increíblemente, ya había aprendido a hablar bastante bien el imposible holandés, con un encantador acento español.
Siempre sonriente y divertida, según quienes la conocen, hoy Máxima es madre de tres simpáticas y rubias chicas, Catalina Amalia (nacida el 7 de diciembre de 2003), Alexia (26 de junio de 2005) y Ariane (10 de abril de 2007). Y sigue siendo adorada por los holandeses.
Para ellos resulta admirable que un día pueda estar pasando revista, con todo el protocolo y la pompa, muy sonriente y a gusto. Y, al día siguiente, pueda dedicarse a sacarles piojos a compañeritos de la escuela de sus tres hijas, con la misma naturalidad de una madraza.
Máxima –que participa de diversas iniciativas sociales y fue nombrada asesora especial de la ONU en materia de microcréditos– logra sobrellevar el acoso de la prensa y del público sin problemas. Desde el principio de su noviazgo, si bien estuvo asesorada por consejeros de la casa real, su mejor arma ante los flashes, las cámaras y los grabadores fue ser ella misma.
"Ella es muy popular porque es espontánea, porque es ella misma, porque puede hablar con la gente de la calle, así como con altas personalidades, sin ningún problema", dijo a LA NACION Aart Heering, corresponsal en Roma del diario holandés Algemeen Dagblad.
El vínculo con la Argentina
Aunque tuvo que renunciar a su nacionalidad argentina para aspirar al trono, Máxima nunca renunció a su argentinidad y a los lazos con su patria. Viaja muy seguido a la Argentina –con toda la familia a cuestas, incluso su suegra, que es una de sus máximas sostenedoras, según los entendidos–, para hacerles conocer a sus hijas no sólo las costumbres, sino también el país. Suele pasar períodos de vacaciones tanto en el Sur, en Villa La Angostura, pero también en el Norte. Estuvo, por ejemplo, en un conocido hotel de Purmamarca, en Jujuy.
Consciente de que algún día se convertiría en reina –ya que el Parlamento votó a favor de que lleve ese título en el momento en que su esposo acceda al trono, una iniciativa sin precedente–, cuando cumplió 40 años Máxima prometió que para ella nada cambiaría.
Demostrando, una vez más, estar a la altura, entonces en una entrevista con la cadena de televisión pública holandesa (NOS) esta argentina protagonista de un cuento de hadas envidiable dijo: "Estaré codo a codo junto a mi marido cuando sea coronado, pero yo no ejerceré de jefa del Estado, seguiré siendo la misma de siempre".
Un cuento de hadas
La vida de la argentina que se casó con un príncipe
- Infancia
Máxima Zorreguieta Cerruti nació en Buenos Aires, el 17 de mayo de 1971, y creció en un departamento de la calle Uriburu, en Barrio Norte
- Educación
Sus estudios secundarios los cursó en el colegio Northlands y se graduó en Economía en la Universidad Católica Argentina, en 1995
- Su familia
Máxima es la mayor de tres hermanos. Después de ella nacieron Martín, Juan e Inés. Además, tiene tres hermanas de un matrimonio anterior de su padre, Jorge Zorreguieta, que fue secretario de Agricultura durante la dictadura militar (1976-1983), lo que le valió numerosas críticas a la futura reina. Por esa razón, su padre no asistió a su boda
- La historia de amor
Máxima y Guillermo se conocieron en una fiesta en Sevilla. Ella tenía 27 años y ya era una exitosa economista. Trabajaba en Nueva York, en el Deutsche Bank, como vicepresidenta de ventas institucionales. Un año después del flechazo, ella abandonó su puesto. Se casaron el 2 de febrero de 2002
- Sus hijas
Fruto del amor entre Máxima y Guillermo nacieron tres hijas: Catalina Amalia (2003), Alexia (2005) y Ariane (2007). La princesa primogénita del matrimonio real será a partir de ahora la nueva hereda al trono. La futura reina consorte de Holanda es muy querida, sobre todo por su espontaneidad, su buen gusto y sus actividades filantrópicas
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