La princesa europea envuelta en polémicas que eligió una vida más anónima fuera de su país
Magdalena, la hija menor de los reyes suecos Carlos Gustavo y Silvia, vive en Miami con su esposo e hijos; fue criticada por no participar plenamente en las tareas reales hasta que se comprobó que no recibía dinero público
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LA HAYA.- La princesa Magdalena de Suecia, hija menor de los reyes Carlos Gustavo y Silvia, cumple este viernes 40 años. Residente desde 2018 en Miami con su esposo, Christopher O´Neill, y sus tres hijos, Leonore, Nicolás y Adrienne, es la octava en la línea de sucesión al trono de su país, pero no siempre participa en las actividades de la corona. Puede acudir a la entrega anual de los premios Nobel, en Estocolmo, y faltar, en cambio, en la Fiesta Nacional, como ocurrió este 6 de junio. Aunque la visibilidad es esencial para la monarquía, Magdalena, que suele brillar en público, ha elegido una vida más anónima en un lugar cálido de Estados Unidos.
Sus ausencias mermaron su popularidad entre sus compatriotas hasta que en 2019 pudo comprobarse que no recibía dinero del Estado. Con 304.000 seguidores en su cuenta de Instagram, desde ahí compensa la distancia publicando imágenes familiares y también de su actividad en la Fundación World Childhood, que lucha contra el abuso sexual y la explotación de menores.
Un 70% de los suecos se muestra en los últimos años en favor de la monarquía y, este abril, un 48% expresó su confianza en la familia real, según la encuesta publicada por el rotativo Aftonbladet. Su experta en temas relacionados con la realeza, Jenny Alexandersson, explica que el rey Carlos Gustavo ha sabido unir a la gente en momentos de crisis. “Ocurrió con la pandemia, donde se mostró en calma y fomentó el sentido de comunidad. Pasó lo mismo con el atentado de 2017, cuando un atacante atropelló a varias personas en el centro de Estocolmo [hubo cinco muertos]”. En conversación telefónica, Alexandersson añade que a la princesa Magdalena “no parece gustarle ser el centro de atención y tiene una cierta timidez que tal vez no encaje con su carisma en representación de Suecia”.
Licenciada en Historia del Arte, Etnología e Historia Moderna en la Universidad de Estocolmo y aficionada a la equitación, Magdalena es una de las princesas más fotografiadas de Europa y no tuvo los problemas de aceptación de sus parejas padecidos por sus hermanos. Victoria, la mayor y heredera del trono, está casada desde 2010 con Daniel Westling, que fue su entrenador personal en el gimnasio que este poseía. Fue un amor puesto a prueba porque les costó años convencer a los reyes de la valía de su yerno.
“Victoria es muy, muy popular y la familia que formó con Daniel, con quien tiene dos hijos, es igualmente apreciada”, prosigue la experta. Por su parte, Carlos Felipe, el hermano, contrajo matrimonio en 2015 con Sofía Hellqvist, que había participado en varios programas televisivos y fundó un centro para huérfanos y víctimas de abusos en África. Tienen tres niños, y también debieron superar el rechazo inicial del monarca.
El primer novio formal de Magdalena, sin embargo, contaba con todos los parabienes. Se llama Jonas Bergstrom, es abogado “y podía verse claramente que estaban muy enamorados”, dice Alexandersson. La pareja mantenía una relación desde 2002, y la boda se desbarató por una supuesta infidelidad del novio con una joven noruega, según los medios suecos. Bergstrom optó por callar cuando le preguntaban por lo ocurrido y se casó después con una amiga de Magdalena. Perseguida por las cámaras dentro y fuera de su país, ella se refugió en Nueva York volcándose en su trabajo en la Fundación World Childhood.
Conocida también como Childhood (infancia), esta ONG fue fundada en 1999 en Suecia por la reina consorte Silvia. Tiene su sede central en el país y cuenta con otra en Estados Unidos. Magdalena ha hecho suyo el abordaje del abuso sexual para que los propios niños aprendan sobre el respeto que merece la integridad de sus cuerpos. En 2019, publicó un libro titulado “Stella y el secreto”, donde una amiga de la protagonista del título tiene “un secreto”. En una entrevista publicada en la revista mensual sueca Mama, la princesa llamó así la atención sobre los abusos: “Tenemos que ser responsables como adultos, y actuar si vemos que las cosas van mal, pero también hay que ser valientes y preguntar a los pequeños si ocurre algo. Enseñamos el libro [escrito junto con una colega, Karini Gustafson-Teixeira, y la autora Marie Oskarsson] a varios psicólogos infantiles y nos dijeron que fuésemos francas con este tema”.
Flechazo en Nueva York
Mientras se recuperaba del desengaño sentimental, Magdalena conoció en Nueva York a Christopher O´Neill, de 47 años y nacido en Londres. Empresario con doble nacionalidad, británica y estadounidense, declaró que lo suyo fue un flechazo en una cena con amigos comunes. Desde el primer momento, renunció a los títulos que le correspondían por su matrimonio para conservar su independencia profesional, y forma parte de la familia real, pero no de la casa real sueca. Él no siempre acude a los compromisos oficiales, y dado que ambos han vivido desde que se casaron en Suecia, Reino Unido y Estados Unidos, hubo irritación al principio por si Magdalena recibía fondos de las arcas del Estado, a pesar de no ser un miembro muy activo de la realeza.
Pasada la euforia popular de la boda, celebrada en 2013 en la capilla del Palacio Real de Estocolmo y con la novia vestida por Valentino, el escrutinio sobre los posibles gastos del erario público fueron constantes. La imagen de la princesa también sufrió, y llegó a ser el miembro menos popular de su familia. Tampoco ayudó el hecho de que su marido tuviese que dar explicaciones sobre la participación de su esposa en alguna de sus empresas y el domicilio fiscal de otras.
Según la experta sueca Alexandersson, la asignación de la casa real crecía todos los años, y en 2019 se iba a abrir una investigación sobre quién recibía el dinero y cuánto era: “El soberano se adelantó, y ahora los fondos estatales son solo para los reyes. Para la princesa Victoria y su marido, y para el príncipe Carlos Felipe y su esposa. Estos últimos en menor medida”.
Al mismo tiempo, el rey decidió retirar el tratamiento de altezas reales a los tres hijos de Magdalena, y también a los del príncipe Carlos Felipe. Al no tener funciones institucionales, estos nietos de los reyes suecos podrán estudiar fuera del país. Despejado el panorama, cuando Magdalena viaja a Suecia en Navidad y en verano, “la gente se vuelca y ella misma ha reconocido que echa de menos a su familia y le parece muy importante que sus hijos se relacionen con sus primos”, según la especialista.
“Mis hijos son prioritarios y quiero estar con ellos lo más posible durante su infancia”, dice la princesa. “Chris es también un padre muy presente y creo que formamos un buen equipo”, añade en la misma entrevista a la revista Mama. En tono más relajado, reconoce las ventajas de vivir en el clima soleado de Florida, “porque pueden jugar fuera sin tener que llevar puestos grandes abrigos, y no los reconocen tan a menudo”.
Isabel Ferrer
El País, SL
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