La Primavera de Praga sucumbió bajo los tanques
El ataque terminó con la idea de lograr un "socialismo con rostro humano"
El escritor checo Milan Kundera lo describió así: "Era una fiesta ebria. Las ciudades estaban adornadas con caricaturas de Brezhnev y su ejército, del que todos se reían como de una banda de analfabetos." En 1968, el programa de liberalización del secretario del Partido Comunista Checoslovaco (PCCH), Alexander Dubcek, establecía cosas inauditas: la participación de otros partidos, la abolición de la censura a la prensa, de las restricciones para viajar al exterior y otras reformas que implicaban cierta autonomía frente a Moscú. Oficialmente se llamó Programa de Acción. El pueblo, que por unos pocos meses disfrutó de una situación excepcional de libertad y esperanza, lo conoció como la Primavera de Praga.
* * *
La noche del 20 de agosto de 1968 una palidez mortal dio la vuelta al mundo. En los Estados Unidos, el presidente Lyndon Johnson llamó con urgencia a su consejo de seguridad. Londres, Roma y París adoptaron medidas similares. Las líneas telefónicas de las embajadas de los países del Este ardían con una sola noticia: los tanques soviéticos invadían Checoslovaquia.
Esas horas fatales en que 600.000 soldados , aviones y tanques del Pacto de Varsovia invadieron a su satélite no sólo acabaron con un intento por alcanzar un "socialismo de rostro humano". También aplastaron la última oportunidad del comunismo europeo de renovarse.
En los años 60, el revisionismo al régimen de Stalin reveló sus horrores y Checoslovaquia fue uno de los focos revolucionarios que buscó el cambio. Esto fue posible gracias al joven funcionario eslovaco Alexander Dubcek, que en 1968, al llegar a la secretaría general del Partido Comunista Checo, percibió en el pueblo el deseo de renovación.
Vale aclarar que esa nación no se consideraba igual al resto del bloque soviético. El comunismo se había desarrollado allí de manera distinta, dada su tradición democrática y liberal previa a 1948 y su elevado nivel económico y cultural. La vanguardia intelectual checoslovaca consiguió hallar eco a sus insatisfacciones en el PCCH, donde una nueva cúpula buscó reformar la mala gestión centralizada.
Dubcek avanzaba a tientas, entre el miedo a ser presa de la euforia y la vigilante neutralidad soviética, que asistió preocupada al contagio de las ideas de Praga entre los intelectuales polacos, que desembocó en sangrientos choques con la policía.
Era un pésimo ejemplo para el comunismo mundial y Moscú decidió interrumpir el "experimento", aunque siguió guardando las apariencias:a fines de julio, en una reunión de emisarios soviéticos con el presidente Ludvik Svoboda, parecían haberse convencido de que Checoslovaquia seguiría siendo fiel al régimen.
Por eso fue grande la sorpresa ese 20 de agosto, cuando 2300 tanques marcados con cruces blancas y 700 aviones cruzaron la frontera rumbo a Praga. Por siete días reinó la confusión, y pese a que la resistencia fue pacífica, hubo 50 muertos. La mayoría, jóvenes que insistían en pintar los tanques de amarillo. La gente se manifestaba en la plaza de San Wenceslao. Allí, bajo la enorme estatua ecuestre, el estudiante Jan Palac se inmoló a lo bonzo.
Dubcek fue secuestrado y conducido al Kremlin, donde lo obligaron a firmar un compromiso. A su retorno, pronunció por radio un discurso en el que recomendó la sumisión "para evitar un baño de sangre".
"Lloró de impotencia y vergüenza -narra Kundera-. Estaba tan destrozado que no podía hablar, se atragantaba, se quedaba sin aliento." El país entró en un "período de normalización"; la primera medida fue anular la libertad de prensa.
Los checoslovacos condenaron a Dubcek por firmar el compromiso, aun a sabiendas de que así se los salvaba de fusilamientos y deportaciones masivas a Siberia. Y tampoco le perdonaron las lágrimas, que tuvieron un efecto peor: los convencieron de que el sueño había terminado y de que Bohemia volvía a inclinarse, humillada, ante el conquistador.
Más leídas de El Mundo
En la cumbre del G20. Petro dijo que se peleó con Milei pero que la delegación argentina “escondió” las imágenes
“No sabemos quién puede ganar”. Balotaje en Uruguay: las encuestas muestran una diferencia que se achica y anticipan una noche de suspenso
Mensaje a Occidente. Putin hace temblar a Europa con un misil y evoca una guerra mundial: ¿qué busca?