Los chicos separados de sus padres en la frontera entre México y EE.UU. podrían verse afectados de por vida
CHICAGO.- Aunque la Casa Blanca ya dio marcha atrás con las separaciones de menores de sus padres en la frontera con México , la Academia de Pediatría en conjunto con UNICEF de Estados Unidos dijo que ello no sanará a los chicos que ya han sufrido daños psicológicos. Los expertos afirman que una adversidad sufrida en los primeros años de vida podría provocar "un estrés tóxico" causante de graves problemas físicos y psicológicos de por vida.
"Los chicos centroamericanos que han estado llegando a la frontera sur de Estados Unidos los últimos días ya han sufrido traumas como el de tener que abandonar su hogar, o posiblemente violencia o amenazas, además del arduo viaje hacia Estados Unidos" , dijo Charles Nelson, un neurólogo de la Universidad de Harvard el miércoles. "Ello podría aumentar su susceptibilidad cuando son separados de sus padres en la frontera", recalcó.
Nelson explica que los menores de 3 años, cuyos cerebros están en plena etapa formativa, son los que están bajo mayor riesgo de los efectos nocivos del estrés. En las tomografías que tomó de niños huérfanos en Rumania se demostró que los que estaban en edad escolar que habían sido enviados a vivir con familias adoptivas tenían menos materia gris que los que fueron enviados antes de los 2 años.
El especialista agregó que las imágenes que han visto de chicos migrantes en centros de detención en territorio estadounidense le recuerdan a los estudios que realizó con niños rumanos. En un reciente boletín científico, Nelson escribió: "Las lecciones que aprendimos en ese entonces son que confinar a niños en ambientes como el de un instituto público, en que los cuidadores se rotan y hay más niños que cuidadores, puede causarle a los niños perjuicios irreversibles, tanto físicos como psicológicos".
Tal es así, que una adversidad sufrida en los primeros años de vida podría causar "un estrés tóxico" causante de graves problemas físicos y psicológicos. El estrés es una respuesta normal hacia una circunstancia amenazante, en la que el cerebro envía señales de "luchar o huir". Las hormonas y sustancias liberadas por el cerebro aumentan el ritmo cardíaco, la presión arterial, el nivel de alerta y el nivel de energía. Los niveles bajan una vez pasada la adversidad.
Sin embargo, cuando la amenaza perdura como cuando ocurre en guerras, pobreza, hambruna, desastres naturales, conflictos familiares o violencia callejera el organismo se mantiene estresado, lo que provoca ansiedad, problemas de conducta, trastornos digestivos, insomnio y otros afecciones físicas y psicológicas.
Los expertos coinciden en que el contacto con un adulto amable y protector puede ayudar a un menor a tolerar el estrés y reducir la probabilidad de que los daños psicológicos sean duraderos. Un estudio reciente a familias que viven en pobreza en Estados Unidos demostró que los niños pequeños con buenas relaciones con sus padres tenían menores niveles de estrés al llegar a la clínica para una vacuna, comparado con pequeños que no tenían esa relación.
Los científicos creen que el estrés prolongado, particularmente en ausencia de un adulto protector, deja elevados los agentes inflamatorios, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes y otros problemas de salud. Si bien no existe consenso general, algunos estudios ya han demostrado que el estrés prolongado es capaz de alterar regiones del cerebro que inciden en las emociones y la conducta.
En 2017, un año antes de la política de separaciones familiares implementada en Estados Unidos, la Academia de Pediatría recomendó al gobierno de Donald Trump no colocar a niños migrantes en centros de detención , afirmando que necesitan tratamiento y atención médica "para asegurar su bienestar".
La Academia, junto con varias asociaciones de expertos psicólogos, denunció recientemente la política de separación familiar y dieron un respaldo cauteloso a la orden ejecutiva decretada la semana pasada poniéndole fin. La orden de un juez emitida el martes de reunificar a las familias en un lapso de 30 días es un paso importante, dijo la Academia en un comunicado conjunto con UNICEF , pero eso no será suficiente para reparar el daño, e incluso, una vez reunificadas estas familias necesitarán la atención de expertos psicólogos, dijo la presidenta de la Academia, la doctora Colleen Kraft.
Agencia AP
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