La polémica complica los cambios de Obama en seguridad nacional

Poco más de una semana después de obtener su segundo mandato, el presidente Barack Obama enfrenta un creciente escándalo en el seno de su equipo de seguridad nacional, que complica sus planes para reformar su gabinete y que podría repercutir en las decisiones que se tomen sobre la guerra de Afganistán, la lucha contra Al-Qaeda y los esfuerzos para impedir que Irán construya armas nucleares.

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, descartó la idea de que el escándalo pueda comprometer la seguridad de los norteamericanos. Afirmó que Obama confiaba en que el general John Allen, también en la mira por su intercambio de mails con una mujer, continuaría comandando "hábilmente" a las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán mientras avanzaba la investigación del caso, y expresó su respaldo al subdirector de la CIA, Michael Morell.

De todos modos, el escándalo -que llega justo cuando Obama estaba listo para llenar las plazas vacantes en su equipo de seguridad nacional- es una incómoda despedida para el primer viaje al extranjero del presidente después de la reelección, una gira por tres países del sudeste asiático, que comienza este fin de semana.

En un esfuerzo por estabilizar a su equipo de seguridad nacional y dejar atrás el escándalo, Obama decidió acelerar algunos recambios puntuales que podrían repercutir en todo el plantel de gobierno.

Para empezar, tiene que elegir al sucesor de la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien deja su cargo. El senador John Kerry; la embajadora ante la ONU, Susan Rice, y el asesor en seguridad nacional de Obama, Tom Donilon, son algunos de los posibles candidatos.

Hace tiempo que hay rumores de que el secretario de Defensa, Leon Panetta, también dejaría su cargo. Entre sus posibles reemplazantes se cuentan Kerry; el subsecretario de Panetta, Ashton Carter, y Michele Flournoy, quien hasta el año pasado fue jefe de políticas de Panetta. Flournoy podría convertirse en la primera mujer en ocupar la Jefatura de Defensa de Estados Unidos.

El puesto de Petraeus en la CIA ahora está vacante. Morell, el subdirector a cargo de la agencia, será probablemente un firme candidato a quedarse con el puesto, así como John Brennan, jefe de asesores de la Casa Blanca en materia de contraterrorismo. Y si la congelada postulación de Allen como comandante en jefe de la OTAN en Europa es rechazada, podría haber repercusiones en la jerarquía militar.

Los cambios rápidos pueden ser riesgosos en un momento bisagra para el esfuerzo de guerra desplegado en Afganistán. Pero también podrían darle a Obama la oportunidad de mirar con nuevos ojos las cuestiones de política exterior y de seguridad nacional.

"Es un Cubo Mágico de decisiones. Hay que elegir a quién poner en cada lugar, y la solución se puso complicada", dijo Peter Feaver, politólogo de la Universidad Duke.

El escándalo dio un nuevo giro esta semana cuando se difundió que Allen estaba siendo investigado por cruzar supuestos correos "impropios" con Jill Kelley, la mujer cuya denuncia por el acoso de Broadwell obligó al FBI a blanquear el romance entre Broadwell y Petraeus.

Se esperaba que en las próximas semanas Allen defendiera ante Obama el mantenimiento de un número de tropas en Afganistán, como parte de una fuerza residual tras el retiro para 2014 de la mayoría de las fuerzas de combate.

Lo último que quería Obama era tener que subirse a un avión rumbo al extranjero dejando a su equipo de seguridad nacional en medio de un descalabro. James Carafano, un historiador de guerra de la Fundación Heritage, dijo que el presidente debería actuar de inmediato para encontrar un reemplazante permanente de Petraeus.

Los datos de la CIA son cruciales en decisiones sobre un amplio espectro de temas de seguridad, como determinar cuán cerca está Irán de poder construir armas nucleares y si Al-Qaeda está logrando reagrupar sus fuerzas en lugares como el norte de África y Yemen. "Son cuestiones de las que dependen la guerra o la paz", dijo Carafano. "La información de inteligencia que recibe el presidente y su relación con el jefe de la CIA son algo tan importante que no se puede tener la agencia acéfala durante mucho tiempo"

Traducción de Jaime Arrambide

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