La película estadounidense que Corea del Norte califica de “acto de guerra”
Un film de ficción protagonizada por James Franco y Seth Rogen que habla sobre cómo asesinar a Kim Jong-un irrita al régimen de Pyongyang, muy sensible a las obras contra su sistema hermético
Vista la frecuencia con que Corea del Norte amenaza con la devastación nuclear, no sorprende su ira por el próximo estreno de la película The interview, que trata de un complot para matar al joven de los tres Kim que se han sucedido en la cúspide del sistema más hermético y tiránico del mundo.
En la comedia, James Franco y Seth Rogen son dos periodistas que van a entrevistar a Kim Jong-un , pero reciben órdenes de la CIA para asesinarlo. Les avisan que la misión es peligrosa: "La gente cree todo lo que diga Kim Jong-un. Como que habla con delfines, o que no orina ni defeca". Pyongyang ha respondido que entenderá el estreno como "terrorismo" y "un acto de guerra".
Sony ha retrasado su salida al día de Navidad y está quitando algunas escenas para bajar la tensión, como una en que la imagen del rostro de Kim se derrite. No servirá. Todo el guión es una blasfemia para un país dedicado al culto a la personalidad, como pudimos comprobar en televisión cuando murió el anterior Kim y los ciudadanos lloraban con desesperación porque quien no lo hiciera iba a tener problemas.
A los jerarcas norcoreanos tampoco les agradará El huérfano, de Adam Johnson, para muchos la novela del año. Describe un mundo cruel y delirante en el que nada es verdad, porque todos dicen la mentira que espera oír el finísimo oído del poder. Conocemos a prisioneros en campos de trabajo que se comen las polillas quemadas por los focos, niños que mueren de frío y hambre en la cama, actrices casadas a la fuerza, la machacona propaganda que repite la megafonía. Estrambótico, pero no fantástico, porque eso es lo que cuentan los que logran huir de allí, el último de ellos Jung Gwang Il, que pasó de dirigir una empresa estatal a perder la mitad de su peso, dice, en un barracón de trabajos forzados.
Al protagonista de El huérfano le preguntan si se siente libre. Y él no sabe cómo explicar que nunca se sentirá tan libre como cuando se escapaba con otros niños del horno de fundición a correr entre montañas de escoria, "aunque hubiera guardias por todas partes, o precisamente porque había guardias por todas partes".
El plan para asesinar a Kim es ficción. Lo que temen sus vecinos chinos o surcoreanos, casi tanto como los misiles, es que ese tinglado se desmorone y tengan que hacerse cargo, de un día para otro, de sus ruinas.
© EL PAIS, SL
Ricardo De Querol
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