La peculiar definición de paz de los que rechazan un ataque
NUEVA YORK.-Quienes se oponen a una eventual acción militar norteamericana en Siria tienen razón en señalar todos los riesgos y los errores potenciales que entraña un ataque con misiles y además tienen a la opinión pública del país de su lado.
Pero los que se oponen a un ataque con misiles de crucero, ¿qué alternativa ofrecen?
Está muy bien reclamarles a las Naciones Unidas y a la Liga Árabe que se ocupen más, pero eso significa que los sirios seguirán siendo asesinados a un ritmo de 5000 al mes.
Involucrar al Tribunal Penal Internacional suena maravilloso, pero hará que sea aún más difícil sellar un acuerdo de paz que contemple la renuncia de Al-Assad. Entonces, ¿qué proponen? ¿Que nos quedemos de brazos cruzados mientras un gobierno usa armas químicas contra su propio pueblo?
Ya probamos el método del consentimiento paciente y no funcionó. Cuanto más se estira la guerra en Siria, más elementos de Al-Qaeda se van fortaleciendo, más inestables se vuelven el Líbano y Jordania y más gente muere.
Es encomiable insistir en intervenciones totalmente pacíficas, pero no nos engañemos: lo más probable es que si no hacemos nada, otros 60.000 sirios sean asesinados en los próximos 12 meses.
Hace una década, me dejó perplejo que tantos progresistas apoyaran la guerra en Irak. Hoy lo que me desespera es que sean tantos los liberales que, desencantados por lo de Irak, parecen dispuestos a permitir que un promedio de 165 sirios muera diariamente y no a considerar la posibilidad de un ataque con misiles que tal vez, sólo tal vez, logre cambiar un poco las cosas.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que hace un seguimiento del número de muertos en la guerra civil, está furioso con las "palomas" de Occidente que creen estar tomando una postura moral.
"¿Dónde estuvo esa gente durante estos últimos dos años?", se pregunta la organización en su sitio web. "Lo que está emergiendo ahora en Estados Unidos y Gran Bretaña es un movimiento que es antibélico en las formas, pero belicista en su esencia."
En otras palabras, ¿hay mucha diferencia, en este caso en particular, entre estar a favor de la paz y estar a favor de Al-Assad, resignándose a que continúe la matanza de civiles?
En mi opinión, la pregunta central no es: "¿Cuáles son los riesgos de un ataque con misiles de crucero sobre Siria?". Admito que los riesgos son considerables, desde los "misiles errantes" hasta una represalia de Hezbollah. La pregunta es esta otra: "¿Es más riesgoso lanzar misiles o quedarnos sentados de brazos cruzados?".
Tengamos la humildad suficiente para reconocer que no podemos estar seguros de la respuesta y que hagamos lo que hagamos, en Siria correrá sangre. A veces los norteamericanos somos tan autorreferentes que creemos que lo que ocurra en Siria depende de nosotros. De hecho, depende abrumadoramente de los propios sirios.
Pero al hacer un balance -y aplaudo la reticencia general a echar mano de la solución militar-, a mí me parece que, en este caso, los riesgos humanitarios y estratégicos de no actuar son mucho mayores.
El desarrollo de los hechos lleva a pensar que el número de muertos aumentará, y con ellos la inestabilidad regional, la fuerza de Al-Qaeda y más uso de armas químicas.
¿Unos días de ataques con misiles de crucero lograrían algún cambio? Recibí un mail colectivo de un grupo de mujeres que admiro, V-Day, convocando a la gente a oponerse a una intervención militar porque "esa acción sólo causaría más violencia y sufrimiento; la experiencia demuestra que las intervenciones militares perjudican a mujeres, hombres y niños inocentes".
¿En serio? A veces eso es cierto, como en Irak. Pero tanto en Bosnia como en Kosovo las intervenciones salvaron vidas. Lo mismo puede decirse de Mali y Sierra Leona.
La verdad es que las lecciones del pasado no son transparentes ni simplistas. Debemos esforzarnos para encontrar el abordaje adecuado para cada caso en particular.
Disuasión
En Siria, a mi entender, un ataque con misiles de crucero podría modificar levemente las cosas, disuadiendo sobre un nuevo uso de armas químicas.
El gas nervioso es de tan poca utilidad para el ejército sirio que recién lo emplearon tras dos años de conflicto, y es plausible que podamos disuadir a los generales sirios de volver a usarlo si les damos a entender que el precio será muy alto.
Por otra parte, en los últimos tiempos, el gobierno lleva las de ganar en la contienda, y con ataques aéreos se los podría presionar para negociar un tratado de paz que ponga fin a la guerra.
Yo no apostaría a tanto, pero lo cierto es que, en Bosnia, los ataques aéreos condujeron, al menos en parte, al tratado de paz de Dayton.
Los ataques con misiles sobre los aeropuertos militares de Al-Assad también podrían disminuir su capacidad de dañar a los civiles. Con menos aviones de guerra, no tendría forma de arrojar esa sustancia parecida al napalm sobre las escuelas, como al parecer hicieron en Aleppo el mes pasado.
Un valiente equipo de televisión de la BBC filmó a las víctimas, con quemaduras graves y la piel desprendida, y entrevistó a un testigo horrorizado que les preguntaba ante las cámaras a quienes se oponen a la intervención militar: "¿Y ustedes piden paz? ¿Qué paz están pidiendo? ¿No ven lo que es esto?".
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