La paridad entre el euro y el dólar: por qué se produjo y hasta dónde puede caer la moneda única
La moneda europea cotizó brevemente por debajo de la divisa norteamericana, rompiendo un umbral simbólico; la guerra en Ucrania y la inflación global alteran la fluctuación sostenida que mantenía desde 2015
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PARÍS.- Por primera vez desde 2002, el euro se cotizó brevemente este miércoles por debajo del dólar, antes de recuperarse. En Europa, consumidores, ahorristas y parte de las empresas sufrirán. Otras se verán ampliamente beneficiadas.
La moneda europea, que tocó los 0,9998 dólares, pierde terreno desde fines de la primavera boreal de 2021. Pero la tendencia se acentuó después de la invasión rusa de Ucrania, a fines de febrero. En cinco meses, el euro cedió 12% frente al billete verde. Teniendo en cuenta que el crecimiento económico es escaso en la zona euro, el Banco Central Europeo (BCE) difícilmente aumente sus tasas directoras para combatir la inflación, que alcanzó el 5,8% en Francia y el 7,6% en Alemania en junio. Esa frágil remuneración para quienes poseen euros pesa sobre la moneda europea.
Según varios economistas, las actuales conmociones económicas y geopolíticas podrían terminar con la relativa estabilidad de las tasas de cambio que prevalecieron durante siete años entre las grandes economías. Después de haber estado mucho más caro, el euro fluctuaba desde 2015 entre 1,10 y 1,20 por dólar, saliendo raramente de esa franja.
Esta situación ha provocado además una desconfianza específica del euro: “Si bien desde hace algunos meses la divisa norteamericana se apreció sensiblemente frente a otras monedas, la desconfianza ante el euro existe”, explica el economista Bruno Colmant, profesor en la Universidad de Lovaina.
“Europa padece una ola inflacionaria ampliamente alimentada por factores externos, como el alza de los precios de la energía y la alimentación. Y frente a esa inflación importada, el BCE parece impotente. El problema es que desde el nacimiento de la moneda única, el instituto de emisión de la zona euro construyó un relato según el cual es capaz de luchar contra la inflación. Pues bien, hoy no lo consigue”, agrega.
Para el BCE, ajustar la política monetaria como lo hace la Reserva Federal de Estados Unidos sería algo contraindicado en el contexto actual, en el que, por un lado, la inflación, que pesa sobre los gastos del consumo, tendría un efecto recesivo, y por el otro, el riesgo de fragmentación de la zona euro podría acentuarse. Para Colmant, “el alza de las tasas del BCE seguirá siendo simbólica. Esa es la explicación de por qué los inversores extranjeros se alejan actualmente del euro”, concluye.
Pero, ¿hasta dónde puede caer el euro? “Todo dependerá de la voluntad de Rusia de agravar la guerra económica con Europa”, dice el economista Philippe Dessertine. “Para las empresas europeas se trata de un arma de doble filo: algunas aprovecharán para ganar partes del mercado de la exportación, y otras pagarán mucho más su dependencia del dólar para sus aprovisionamientos”, precisa.
En efecto, no todo es negativo en la caída del euro. Estados Unidos es, por ejemplo, el mejor cliente agroalimentario del bloque, situación que no cesó de acentuarse desde 2008.
“No es la depreciación progresiva del euro lo que explica la explosión del excedente comercial de Europa con Estados Unidos, sino la fascinación de los norteamericanos por los vinos y otras bebidas italianas y francesas”, explica Vincent Chatellier, economista del Instituto Nacional de Investigación Agronómica (Inrae).
También afectado por la inflación, el consumidor estadounidense verá el aumento de los precios europeos atemperado por el alza del dólar, mientras que los norteamericanos más ricos se ofrecerán sin contar champagne, cognac, artículos de lujo y, sobre todo, viajarán masivamente a Europa en las vacaciones.
Competitividad
Lo mismo sucede con las grandes industrias tecnológicas, como la aeronáutica. En un sector donde la mayoría de los costos se expresan en euros y los ingresos, en dólares, la caída de la moneda europea refuerza la competitividad de los grandes grupos del Viejo Continente.
Louis Gallois, expresidente de Airbus, decía que una reducción de 10 centavos del euro frente al dólar se traducía en 1000 millones de euros de beneficios adicionales. En 2015, durante otra depreciación del euro, el entonces presidente del constructor europeo, Marwan Lahoud, se había apropiado de la fórmula de Napoleón después de la batalla de Austerlitz: “Con tal que esto dure…”.
El sarcasmo vale menos, sin embargo, para los grandes fabricantes de equipos aeronáuticos, como Thales o Safran, que “hoy son grupos internacionales, que trabajan en todos los continentes y venden tanto a Airbus como a Boeing”, señalan fuentes de la Agrupación de Industriales de la Aeronáutica y el Espacio (Gifas).
El cielo también se cubrió para aquellos que compran en dólares y en yuanes para vender en euros. “Todo lo que llega de China para ser vendido en Europa cuesta más. A eso se suma la estampida de los precios de los transportes”, señala Dessertine.
El resultado podría ser un empate para los petroleros que venden su producción y publican sus resultados en dólares, pues la caída del euro tiene poco impacto en sus ingresos. En la industria automotriz, todo depende del modelo económico. Contrariamente a sus rivales alemanes, que exportan masivamente sus autos, los industriales franceses no envían a China ni a Estados Unidos. Algunos se verán tal vez penalizados en sus aprovisionamientos debido al alza del yuan. La divisa china está en su pico más alto desde 2015.
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