La pandemia amplifica y globaliza al movimiento antivacunas de EE.UU.
WASHINGTON.- En Alemania , el sobrino del presidente John Fitzgerald Kennedy logró reunir a una multitud contra las grandes farmacéuticas y Bill Gates . Los conspiracionistas de Estados Unidos fomentaron manifestaciones antivacunas en Gran Bretaña y Canadá . Y un video realizado en California sembró un pánico "plandémico" alrededor del mundo.
La crisis sanitaria desatada por el coronavirus está potenciando el movimiento antivacunas de Estados Unidos y ampliando su alcance.
Mientras países y empresas trabajan contra reloj para desarrollar una vacuna segura y efectiva, los activistas e influencers norteamericanos trabajan para socavar sus intentos, aprovechando el legítimo temor a una vacuna apresurada y usándolo para impulsar una agenda antivacunas o incluso una agenda contra la ciencia en general.
Es una campaña que se desarrolla sobre todo en las redes sociales de propiedad norteamericana, como Facebook y YouTube , donde la desinformación sobre una potencial vacuna contra el coronavirus inunda las redes de odio, los grupos informales y las comunidades de "bienestar" (wellness) que hacen foco en la alimentación, el yoga y otras prácticas.
Y en esos entornos virtuales, las dudas sobre la vacuna se mezclan con el negacionismo del coronavirus y con el conspiracionismo de ultraderecha, incluido el grupo norteamericano QAnon, que asegura que el presidente Donald Trump está en una lucha secreta y a muerte con los pedófilos satanistas que infestan el así llamado "Estado profundo".
Lo que está surgiendo es un movimiento internacional en expansión que se opone a las medidas de salud pública más elementales -como las vacunas y los barbijos-, que niega o minimiza la realidad de la pandemia, y que cada vez más, aunque no siempre, está vinculado con la política de ultraderecha.
El movimiento cuenta con la adhesión de figuras como Robert Francis Kennedy Jr., un prominente militante antivacunas, que en agosto dio un discurso contra las medidas para frenar el coronavirus ante una multitud de alemanes en la ciudad de Berlín . En la multitud había gente que no cree en las vacunas, conspiracionistas y grupos de extrema derecha, entre otros.
"El movimiento antivacunas de Estados Unidos se está globalizando y también radicalizando, con tendencias extremistas", dice Peter Hotez, decano de la Escuela de Medicina Tropical del Baylor College y autor de un libro sobre el movimiento antivacunas.
Es difícil cuantificar la propagación del contenido "antivac" en todas los lugares y plataformas del mundo. Un informe del Centro contra el Odio Digital, con sede en Gran Bretaña, reveló que en su conjunto, las principales 147 cuentas en redes sociales de los 409 grupos antivacunas que monitorea el Centro, habían sumado al menos 7,8 millones de seguidores desde el año pasado.
Quienes estudian la relación entre redes sociales y desconfianza de las vacunas advierten que si no se lo enfrenta, el movimiento puede hacer que disminuya la cantidad de gente dispuesta a vacunarse contra el Covid-19, por más que la vacuna sea demostradamente segura y efectiva a través de ensayos clínicos.
Las encuestas más recientes sugieren que sólo alrededor del 50% de los estadounidenses aceptaría sin dudarlo la vacuna contra el coronavirus. En Gran Bretaña a cifra es similar. El número de alemanes que se manifiestan dispuestos a recibir una hipotética vacuna cayó en junio al 64%, en comparación con el 79% de abril.
El año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el aumento de la desconfianza hacia las vacunas puede hacer retroceder los progresos contra muchas enfermedades prevenibles con vacunación, como el sarampión y la polio. Desde el inicio de la pandemia, la OMS ha tenido que salir repetidamente a defender el poder de salvar vidas que tienen las vacunas.
"El movimiento antivacunas podrá construir su relato para oponerse a las vacunas, pero el historial de la vacunas no miente y la gente no debería dejarse engañar", declaró en septiembre en director general de la OMS, Tedros Adhanon Ghebreyesus.
Imran Ahmed, CEO del Centro contra el Odio Digital y experto en comportamiento de odio en las redes, dice que algunos de los más elocuentes antivacunas de Estados Unidos en estos días son "proselitistas" sofisticados y bien financiados.
"El movimiento digital antivacunas es una enfermedad originaria de Estados Unidos que se está propagando por el mundo", dice Ahmed.
Durante años, los bien organizados y financiados activistas norteamericanos han sido cruciales para la propagación global de la desinformación y tergiversación de la seguridad de las vacunas, en especial, la falacia de que las vacunas causan autismo.
Estados Unidos, "supercontagiador" de desinformación
En lo que a información falsa sobre las vacunas se refiere, Estados Unidos "es una especie de supercontagiador", dice Heidi Larson, directora del Proyecto Confianza en las Vacunas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora de Stuck, un libro que intenta explicar por qué los rumores sobre las vacunas nunca terminan de disiparse.
Hace tres meses, mientras el nuevo coronavirus daba la vuelta al mundo, lo mismo ocurría con los cuestionamientos a una eventual vacuna.
Antes de la pandemia, el adulto promedio no se hacía preguntas sobre las vacunas hasta el momento de tener hijos, dice Kolina Koltai, postdoctoranda del Centro para una Opinión Pública Informada de la Universidad de Washington.
Ahora, la información sobre el desarrollo y ensayos clínicos de la vacuna está por todas partes, desde los grupos de Facebooks hasta los noticieros de medianoche. "A nivel mundial la gente, se está preguntando quién produce esas vacunas, qué vínculos políticos tiene", dice Koltai. "Y esas son las preguntas que venía haciendo el movimiento antivacunas."
Los militantes antivacunas ofrecieron respuestas y explicaciones, inundado las redes existentes con contenidos falsos o tergiversaciones.
El 4 de mayo fue un verdadero punto de giro, conla divulgación de un video conspiracionista llamado "Plandemic", donde aparece un desacreditado científico norteamericano con vínculos con el movimiento antivacunas. El video asegura que la crisis del coronavirus es un complot orquestado en las sombras "por la elite científica y política".
Un análisis de viralización del video realizado por investigadores del Centro de Políticas Cibernéticas del Observatorio de Internet de la Universidad de Stanford descubrió que antes de que las verificaciones de hechos comenzaran a circular, "Plandemic" ya había sido visto millones de veces.
Para entonces, se estaba propagando en al menos 10 idiomas. "Al igual que la enfermedad que pretende explicar", dice el informe, "el video viajó rápidamente atravesando fronteras internacionales en cuestión de días".
Durante la primavera y el verano boreales, las teorías conspirativas sobre el coronavirus comenzaron a fusionarse con otros movimientos conspirativos, sobre todo QAnon.
Neil Johnson, profesor de física en la Universidad George Washington y autor principal de un reciente informe sobre el coronavirus y las opiniones contra la vacunación, estudia cómo se mueven esos contenidos a través de las redes digitales.
En 2019, QAnon "no figuraba en el mapa", dice Johnson. "Ahora está en muchos lugares". (El martes, Facebook impuso nuevas y drásticas sanciones contra las teorías conspirativas en sus plataformas.)
El auge del "movimientismo" digital está influyendo en agrupaciones locales y fomentando también la organización presencial, desde manifestaciones masivas hasta protestas a pequeña escala en las que la gente se reúne en torno a consignas como "libertad sanitaria" y "salven a los niños", lema emblemático de QAnon.
En la manifestación de Berlín a finales de agosto, Kennedy invocó teorías conspirativas sobre la tecnología 5G, las compañías farmacéuticas y el fundador de Microsoft, Bill Gates, cuya fundación financia el desarrollo de vacunas, y que por lo tanto es el blanco favorito de los grupos antivacunas.
En Londres, los manifestantes desafiaron la prohibición de realizar grandes reuniones y protestaron contra las vacunas y el uso obligatorio de barbijo.
En Canadá, los activistas antivacunas, antibarbijo y los seguidores de QAnon se convocaron el mes pasado en Vancouver para una "manifestación por la libertad" y oponerse a cosas como la vacunación obligatoria, el uso de barbijo, el distanciamiento social y las medidas de restricción.
En definitiva, dicen los expertos, esas protestas presenciales representan solo una pequeña fracción de las personas a las que llega ese contenido antivacunas a través de las redes sociales.
La prolongación de la pandemia hace que estas causas tan diversas se sigan alimentando unas a otras en internet, revitalizando a las agrupaciones históricas y convirtiendo a nuevos adeptos, que encuentran contenido conspirativo y antivacunas en sus espacios digitales.
"Realmente creo que en Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia , Sudáfrica , esto va a seguir creciendo", dice Johnson, el físico que estudia las redes sociales.
"Las líneas de batalla recién se están formando".
The Washington Post
Traducción de Jaime Arrambide
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