La otra Bucha: denuncian que milicianos rusos participan en la masacre de 300 civiles en Malí
Varios testigos informaron a Human Rights Watch que soldados del ejército de Malí junto a milicianos rusos, identificados por ser blancos y no hablar francés, fueron los responsables de una masacre en Moura
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SENEGAL.- Las fuerzas armadas de Malí junto a soldados extranjeros, que se sospecha son milicianos rusos, mataron a finales del mes de marzo a unos 300 hombres civiles, algunos de ellos presuntos combatientes islamistas, en lo que la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) denunció como “la peor atrocidad individual denunciada en el conflicto armado” en el país africano, que lleva ya 10 años.
“Los abusos cometidos por los grupos islamistas armados no justifican en absoluto la matanza deliberada de personas detenidas por parte del ejército”, afirmó Corinne Dufka, directora de Human Rights Watch en el Sahel. “El Gobierno maliense es responsable de esta atrocidad, la peor en Malí en una década, ya sea llevada a cabo por las fuerzas malienses o por soldados extranjeros asociados”.
Las personas asesinadas a tiros habían sido acorraladas en la ciudad de Moura por el ejército, que actuó sobre la base de supuesta información de inteligencia que sugería que se trataba de islamistas armados que planeaban “una reunión con diferentes Katibats [batallones]”, dice el reporte de la organización.
Se cree que fueron combatientes rusos los que mataron a la mayoría de las víctimas a fines de marzo, según testigos que identificaron a los asesinos como soldados blancos que no hablaban francés. Varios cientos de mercenarios rusos se encuentran en Malí para ayudar a luchar contra los extremistas rebeldes, según confirmó el mando militar estadounidense en enero.
La mayoría de los fallecidos en Moura pertenecían a la etnia peul, según HRW. Moura había caído bajo el control de extremistas vinculados con Al-Qaeda, que cobraban impuestos a los aldeanos y aplicaban la estricta ley sharia, según los habitantes.
“Vivía aterrorizada, cada minuto, cada segundo pensando que me tocaría ser llevada y ejecutada. Incluso después de que me dijeran que me fuera, temía que fuera una trampa. Mientras me alejaba, lentamente, me llevaba la mano al pecho, conteniendo la respiración, y esperando que una bala me atravesara el cuerpo”, dijo a HRW una residente que fue testigo de numerosas ejecuciones antes de ser liberada.
Múltiples fuentes de seguridad que hablaron con Human Rights Watch dijeron que en la operación participaron más de 100 tropas rusas y muchos otros soldados malienses. Los agresores llegaron en helicópteros y tuvieron varios episodios de fuego cruzado con islamistas, identificados por los testigos por sus uniformes. Luego, soldados “blancos” descendieron de las aeronaves y bloquearon las salidas de la ciudad.
“Tras rodear la zona, los soldados patrullaron por el pueblo, ejecutando a varios hombres cuando intentaban huir y deteniendo a cientos de hombres desarmados del mercado y de sus casas. Entre los detenidos había residentes de Moura; comerciantes de las aldeas, pueblos y ciudades de los alrededores que habían acudido al mercado semanal de los domingos; y algunos conocidos combatientes islamistas que habían escondido sus armas de fuego e intentaban mezclarse con la población, dijeron los testigos”, precisa el informe de HRW.
Condena
“El Reino Unido está horrorizado por los informes procedentes de Malí que indican que cientos de personas fueron asesinadas en Moura la semana pasada, tras una operación antiterrorista llevada a cabo por las Fuerzas Armadas de Malí (FAMa) con la presunta participación del Grupo Wagner”, señaló al respecto Vicky Ford, la ministra inglesa para África, en un comunicado. “Las denuncias de muertes de civiles exigen una investigación urgente, transparente e imparcial, para llevar ante la justicia a los responsables de cualquier violación y abuso de los derechos humanos”.
Por su parte, el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, declaró que las informaciones sobre una masacre y abusos en la aldea de Moura son preocupantes. Instó a las autoridades del lugar a permitir el acceso de investigadores y añadió que “la lucha contra el terrorismo no puede justificar en modo alguno las violaciones masivas de los derechos humanos”.
Según el ejército del país de África Occidental, la zona de Moura es un bastión de los grupos yihadistas que han librado una lucha de una década por el territorio en el centro y el norte de Malí.
“Esta operación es consecuencia de informaciones muy precisas que permitieron localizar la celebración de una reunión entre varios [militantes] en Moura”, indicó un comunicado militar.
El conflicto
Malí está sumido en el caos desde 2012, cuando los insurgentes islamistas tomaron el control de una rebelión separatista del norte. Afiliados locales del Estado Islámico y Al Qaeda han utilizado la zona como plataforma de lanzamiento de ataques en los vecinos países de Burkina Faso y Níger, matando a miles de personas.
El conflicto escaló luego de que el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciara en febrero la retirada de todas sus tropas desplegadas en Malí en el marco de la operación “Barkhane” y también de la fuerza “Takuba” de la forman parte igualmente otros países europeos y Canadá. Así, puso fin a su mayor operación en el exterior y a la más larga desde Argelia.
“Ya no se reúnen las condiciones políticas, operativas y jurídicas para continuar efectivamente su actual compromiso militar en la lucha contra el terrorismo en Malí”, decía el comunicado. Los aliados, por tanto, “han decidido iniciar la retirada coordinada de sus respectivos recursos militares dedicados a estas operaciones del territorio maliense”.
Macron negó que la retirada militar francesa significara “que la misión haya sido un fracaso. La operación contra la insurgencia continuará, pero con base en otros países”, dijo.
Al respecto, las Naciones Unidas, que desplegó más unidades en la zona tras la retirada francesa, aseguró que la salida de Francia tendría un efecto en su misión de mantenimiento de la paz en el país.
En efecto, en marzo, una oleada de violencia del Estado Islámico en el Gran Sahara se cobró la vida de cientos de civiles. El ejército respondió con ataques aéreos, donde quedaron atrapados otros cientos de ciudadanos en el fuego cruzado o acusados erróneamente de ser militantes.
Entre diciembre y marzo, HRW ya había denunciado al menos 71 asesinatos a personas no relacionadas con el conflicto, por lo que está llevando a cabo investigaciones por denuncias de violaciones a los derechos humanos.
Dos casos azules de la ONU murieron y otros cuatro resultaron heridos luego de que un convoy de la misión de paz en Malí chocara contra un artefacto explosivo improvisado, lo que fue considerado un posible crimen de guerra por las autoridades del ente, que reclamaron identificar a los autores de los ataques.
Agencias AP y Reuters
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