La orden de hundir el crucero Belgrano, la decisión más controvertida de Thatcher
El buque argentino participaba de una fuerza de ataque en el sur de las islas
A las 16.01 del 2 de mayo de 1982 un torpedo impactó contra el crucero General Belgrano. Treinta segundos después, otro golpe decisivo provocaría el hundimiento del buque y la muerte de 323 tripulantes. El submarino nuclear Conqueror había cumplido con la orden directa de la primera ministra británica, Margaret Thatcher. Apenas unas horas antes, había dado el permiso de ataque durante un almuerzo con su gabinete de guerra en Londres en una acción que cambió el conflicto en las islas Malvinas.
Para muchos en la Argentina, se trató de un crimen de guerra, ya que el Belgrano estaba fuera del área de exclusión delimitada unilateralmente por los británicos. Ningún integrante de la Armada Argentina avala esa posición, ni siquiera los hombres que formaron parte de la tripulación del crucero, unos 1093. Ellos afirman que estaban en una misión de combate.
En su memorias (Los años en Downing Street), Thatcher explicó su decisión: "El almirante Fieldhouse nos contó que uno de nuestros submarinos, el Conqueror, había estado siguiendo al General Belgrano, que estaba escoltado por dos destructores. Se nos advirtió que posiblemente estuviera equipado con misiles antibuques Exocet y se sabía que sus escoltas sí disponían de esos misiles. Todo el grupo navegaba en el borde de la zona de exclusión. Nos había llegado información acerca de las intenciones agresivas de la flota argentina".
Thatcher se apoyó en el consejo de sus jefes militares para justificar su determinación de hundir el buque: "El día anterior se habían producido intensos ataques aéreos contra nuestros buques. El almirante Woodward, al mando del destacamento, tenía muchas razones para creer que se estaba desarrollando una ofensiva a gran escala".
"Nuestro submarino –agregó– había perdido contacto con el portaaviones 25 de Mayo, que había logrado escapar en dirección norte. Era muy posible que el Conqueror también perdiera contacto con el grupo del Belgrano. El almirante Woodward había llegado a una conclusión respecto de lo que debía hacer con el Belgrano, teniendo en cuenta estas circunstancias. Por toda la información disponible concluyó que el portaaviones y el grupo del Belgrano participaban en un clásico movimiento de tenazas contra nuestro destacamento."
Para saber qué pasó en esos momentos en el teatro de operaciones Atlántico Sur es necesario retroceder al 1° de mayo de 1982, a la Operación Banzai. Ese día, los británicos lanzaron una ofensiva aérea sobre las posiciones argentinas en las islas. Se estimó que se estaba frente a un intento de desembarco frontal y, por las reglas británicas de empleos de medios, los submarinos nucleares debían estar en defensa de los buques de asalto. Ésa era la oportunidad que buscaba la Armada Argentina, que se preparó para atacar en el norte de las islas.
El portaaviones 25 de Mayo y cuatro destructores avanzaban en silencio de radio sin ser detectados por la flota británica. Los argentinos sí conocían la ubicación de los dos portaaviones enemigos y forzaban una batalla decisiva. Numerosos oficiales que participaron de esa maniobra y quienes en ese oportunidad tomaron las decisiones tácticas relataron a la nacion ese momento. La intención era abrir fuego con los misiles Exocet de las fragatas Drummond, Guerrico y Granville, que ya estaban muy cerca de los barcos británicos. Seguiría el ataque aéreo de los Skyhawk A4Q embarcados en el portaaviones y el remate con los Super Étendard.
Se estima que esa batalla hubiese causado miles de bajas de ambos lados. La ausencia de viento frenó el ataque, dado que los A4Q no podían despegar con sus 6 bombas.
En la zona sur de las islas, el Belgrano navegaba con los destructores Bouchard y Piedrabuena, con la misión de cazar buques de abastecimiento logístico. Al determinarse que no estaba en marcha un desembarco británico, se dio la directiva a los grupos argentinos de regresar a aguas continentales, ya que los submarinos nucleares estarían liberados. El Conqueror ya tenía al Belgrano en la mira. Thatcher dio la orden de disparar.
Dos horas después del hundimiento del Belgrano se reunió la junta militar. Aun en ese momento se decidió aceptar una propuesta de paz emitida por el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry. El brigadier Basilio Lami Dozo manifestó, en una entrevista publicada por la nacion el 30 de abril de 2001, que el general Leopoldo Galtieri lo despertó en la madrugada del 3 de mayo para informarle que él y el almirante Jorge Anaya habían optado por esperar unos días antes de aceptar las negociaciones. Se planificaba un contraataque con Super Étendard.
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