La ONU le exige a Myanmar prevenir el genocidio rohingya

LA HAYA, Holanda.- La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la ONU ordenó a Myanmar que proteja a la comunidad rohingya de un potencial genocidio por parte de las Fuerzas Armadas del país. Hace una semana, un panel independiente de Myanmar, cuya religión principal es el budismo, había encontrado pruebas de "actos de guerra" cometidos contra este grupo musulmán minoritario, pero había negado la existencia de un genocidio.

Por unanimidad, los 17 jueces de la CIJ exhortaron al gobierno birmano a "tomar todas las medidas necesarias" para prevenir el genocidio -o la incitación al mismo- de los rohingyas "en su territorio" y a evitar la destrucción de la evidencia de presuntos actos genocidas. El caso fue llevado a la Corte en noviembre por Gambia, que solicitó que se aplicara a Myanmar la Convención del Genocidio. Es posible que falten años para el veredicto final, pero esta orden es una señal de la inclinación de los jueces.

El conflicto entre los rohingyas y el gobierno de Aung San Suu Kyi -la jefa de gobierno de Myanmar y ganadora del Nobel de la Paz en 1991 por su "lucha no violenta en pos de la democracia y los derechos humanos"- explotó el 25 de agosto de 2017, cuando las Fuerzas Armadas de Myanmar lanzaron una "campaña de limpieza" en respuesta a un ataque por parte de un grupo de insurgentes rohingyas.

La operación militar obligó a 700.000 rohingyas a huir a la vecina Bangladesh. Las fuerzas de seguridad fueron acusadas de violaciones y asesinatos masivos y de la quema de miles de casas.

Un informe de una comisión de la ONU que visitó a refugiados rohingyas en la nación bengalí detalló los abusos cometidos antes del "gran ataque": entre otros, arrestos y detenciones arbitrarias de líderes culturales y religiosos e incitación al odio y la violencia contra la comunidad para forzar su éxodo.

"[El Ejército] nos gritó que Myanmar no era nuestro país. Después empezaron a disparar... Violaron a mujeres frente a nosotros... Los hombres fueron golpeados ferozmente... A la noche, desde la colina, vimos nuestros pueblos incendiados", relató una mujer rohingya de 60 años a la comisión.

El desprecio por esta comunidad minoritaria es de larga data. En Myanmar, los rohingyas suelen ser considerados bengalíes aunque las familias viven en el país hace generaciones. Desde 1982, se les niega la ciudadanía, la libertad de movimiento y otros derechos básicos.

Agencias AP y Reuters

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