La ONU advierte por una "escalada inminente" de la guerra siria
Turquía está en la "cuenta regresiva" para defender el bastión opositor de Idlib y Rusia rechazó cualquier ofensiva contra el "poder legítimo" de Al-Assad
ANKARA.- Las advertencias cruzadas entre Rusia, que apoya a las fuerzas del gobierno de Bashar al-Assad, y Turquía, que respalda a la oposición, llevaron ayer a las Naciones Unidas a advertir sobre "el riesgo inminente de una escalada" en la guerra civil que desangra a Siria desde hace casi nueve años.
El conflicto está centrado ahora en Idlib, en el noroeste del país, la última región bajo control de las fuerzas opositoras.
"La operación en Idlib es inminente. Estamos en la cuenta regresiva, son las últimas advertencias", dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en un discurso ante el Parlamento. "Lamentablemente, ni las conversaciones celebradas en nuestro país y en Rusia ni las negociaciones en el terreno nos permitieron lograr el resultado que deseamos", agregó el mandatario.
Sin embargo, desde Moscú, el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, advirtió a Erdogan que "se trata de una operación contra el poder legítimo sirio y las fuerzas armadas de la República Siria, lo que sería, sin duda, el peor escenario".
Las fuerzas de Damasco, apoyadas por la aviación rusa, llevan a cabo en las últimas semanas un doble ataque para recuperar este último bastión rebelde jihadista, una ofensiva que provocó el éxodo de más de 900.000 civiles que huían de los combates.
En total, el conflicto sirio llevó a millones de personas al exilio y dejó más de 380.000 muertos. Este país, que está en guerra civil desde 2011, nunca había experimentado un éxodo de semejante magnitud en un período tan corto.
La tensión creció desde principios de febrero, cuando varios soldados turcos desplegados en Idlib, en el marco de un acuerdo entre Ankara y Moscú, murieron por causa de bombardeos sirios.
Desde entonces, Turquía pidió que las fuerzas gubernamentales sirias directamente se retiraran hacia el este de una carretera clave.
En forma paralela a esas advertencias, Turquía desplegó hace varios días importantes refuerzos militares en la región. "Hicimos todos nuestros preparativos para poder aplicar nuestros propios planes", dijo ayer Erdogan. "Estamos decididos a hacer de Idlib una región segura para Turquía y para la población local, a cualquier precio".
Las declaraciones desde Ankara y Moscú llevaron al emisario de la ONU para Siria, Geir Pedersen, a alertar al Consejo de Seguridad sobre "el riesgo inminente de una escalada" de violencia.
"No puedo informar de ningún avance para poner fin a la violencia en el noroeste o reimpulsar el proceso político", dijo Pedersen durante una reunión mensual del Consejo de Seguridad sobre Siria.
La crisis constituye uno de los peores momentos del largo conflicto. Es "la más grande historia de terror humanitaria del siglo XXI", según Mark Lowcock, de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
Lowcock recordó que entre las 900.000 personas que abandonaron Idlib estas semanas hay más de medio millón de chicos. "La gente huye en condiciones atroces", lamentó.
Invierno
La crisis se agrava por el crudo invierno sirio. "Bebés y chicos pequeños están muriendo por el frío. La violencia en el noroeste de Siria es indiscriminada. Fueron bombardeados centros de salud, escuelas, áreas residenciales, mezquitas y mercados", describió Lowcock.
También hay preocupación por la capacidad de las misiones de ayuda humanitaria para llegar a los habitantes de la región. Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef, urgió a los participantes del conflicto a "dar un respiro a las familias y permitir que los trabajadores humanitarios respondan a las inmensas necesidades".
Según Lowcock, una misión trabaja en la frontera con Turquía, pero está sobrepasada. "Los mismos trabajadores humanitarios están siendo desplazados y asesinados", advirtió.
Tanto la ONU como Unicef consideran que una tregua es la única respuesta posible a esta tragedia. "No existe solución militar", sentenció el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Fore coincidió: "Es hora de que las armas hagan silencio".
Sin embargo, Rusia se opuso ayer a que el Consejo de Seguridad de la ONU adopte una declaración para pedir el cese de las hostilidades y el respeto al derecho internacional humanitario, impulsada por Francia, indicó el representante de este país, Nicolas de Riviere.
"Rusia dijo que no", declaró de Riviere a periodistas, después de una reunión muy tensa del consejo a puerta cerrada.
"No hay declaración", confirmó su par belga, Marc Pecsteen de Buytswerve, presidente en ejercicio del Consejo.
Según diplomáticos, hubo incluso insultos en la reunión, celebrada después de un encuentro público.
Rusia acusó de forma airada a los occidentales "de no entender la postura rusa", informó uno de esos diplomáticos. "El Consejo está completamente paralizado", lamentó.
Agencias AFP y ANSA
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