La neutralidad Suiza se convierte en un obstáculo para la ayuda militar de Occidente a Ucrania
El país alpino es una gran exportador mundial de armas, pero su reticencia a autorizar el envío de municiones a Kiev genera frustración entre los aliados de Occidente
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BERLÍN.- La maratón de Occidente para mantener abastecida de armas y municiones a Ucrania se ha topado con un inesperado piquete en medio del camino: la centenaria tradición de neutralidad de Suiza.
La rica nación alpina tiene una madura y pujante industria armamentística, pero afincada sobre el principio de mantenerse al margen de las guerras de los demás. Suiza prohíbe las exportaciones y reexportaciones de armas y municiones de fabricación suiza a zonas de conflicto, y ahora esa prohibición impide que los países de la OTAN le entreguen a Ucrania su stock de armas de origen suizo, ninguna de las cuales es fácilmente sustituible.
La prohibición afecta el envío de sistemas de baterías de defensa antiaérea y tanques de combate, entre otros equipos de avanzada, y está obligando al Parlamento suizo a repensar uno de los pilares de su identidad nacional: la neutralidad.
Además, la prohibición suma otro cuello de botella a la ya sobreexigida cadena de suministros de armas, y sobre todo de municiones, ya que Ucrania gasta mensualmente más proyectiles y cohetes que los que Occidente logra producir.
Para sumar presión sobre la Confederación Suiza, una delegación de legisladores de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento de Ucrania está planeando una visita a Berna, la capital suiza, para solicitar un cambio o excepción a la prohibición.
“Tienen que hacer más para ayudar a Ucrania”, reclama Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión.
España y Dinamarca se quejaron de la negativa del gobierno de Berna a permitirles reexportar a Ucrania sus sistemas de defensa antiaérea Aspide y vehículos de infantería Piranha III, que tienen componentes hechos en Suiza.
Y el gobierno de Berlín también empezó a hacer lobby para que Berna revea su política, después de que le negaran permiso para enviar a Ucrania las municiones de fabricación suiza que Alemania le compró hace décadas, entre ellas, rondas de proyectiles para los tanques antiaéreos Gepard que tan buen resultado le están dando a Ucrania contra los drones suicidas de fabricación iraní. Como resultado, las fuerzas ucranianas se ven obligadas a ahorrar municiones, limitando la efectividad de ese vital sistema de defensa.
“En el caso de Ucrania, la neutralidad no tiene nada que ver”, dijo el mes pasado Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN. “Acá lo que importa es el derecho a defenderse, la preservación del imperio de la ley, y la defensa de la Carta Orgánica de las Naciones Unidas.”
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, dice que Suiza no tiene la opción de abstenerse. “La posición de cada uno tiene que ser bien clara: o el imperio de la ley o la ley de la jungla, democracia o autocracia”.
El argumento de Berna, hasta el momento, es que no hay excepción posible porque su prohibición es de orden constitucional.
La neutralidad suiza puede rastrearse hasta el año 1515, cuando la Antigua Confederación Suiza fue derrotada por Francia. Desde entonces, Suiza mayormente ha intentado mantenerse al margen de las guerras europeas, y las potencias vecinas reconocieron ese estatus neutral en el Tratado de París de 1815, y el país mantuvo su neutralidad durante las dos Guerras Mundiales del siglo XX.
Actualmente, la posición oficial de Suiza es la así llamada “neutralidad armada”, ajustada a los tratados internacionales y la legislación local, lo que implica que el país conserva una fuerza militar significativa para defender su soberanía pero se mantiene al margen de los conflictos extranjeros.
En las primeras semanas de la invasión rusa a Ucrania, sin embargo, los líderes europeos y los manifestantes suizos presionaron con éxito al gobierno de Berna para que se sumara a las sanciones de la UE contra Moscú, que de inmediato agregó a Suiza a su listado de “países hostiles”.
La presión de países como Alemania —el mayor comprador de armas suizas, que amenaza con cancelar contratos a largo plazo con empresas helvéticas—, también ha desatado un debate en el Parlamento suizo sobre la modificación de sus leyes para permitir la reexportación de terceros países de las armas y municiones de origen suizo.
Algunos legisladores elaboraron un borrador del conjunto de enmiendas legales necesarios para desbloquear los permisos de reexportación, pero no está claro si lograrán una apoyo mayoritario en el Parlamento. Además, aunque la propuesta fuese aprobada de inmediato, el proceso llevaría de tres a seis meses y las modificaciones solo entrarían en vigor a principios del próximo año, según varios legisladores.
Cuando Rusia invadió Ucrania, en febrero de 2022, los aliados occidentales trazaron estrictas líneas rojas sobre el tipo de ayuda que proporcionarían. Pero la guerra fue cambiando, y también el tipo de ayuda que hacía falta.
“Permitir la reexportación de material fabricado en Suiza no violaría nuestra neutralidad, pero negarnos a hacerlo podría destruir nuestra industria armamentista”, dice Thierry Burkart, importante legislador del Partido Liberal y uno de los redactores de la propuesta de enmienda. “Las armas están hechas para la guerra, y si nos vamos a negar a proveérselas a nuestros socios, mejor directamente abolir la industria de armas suizas”, agrega el legislador.
Es mucho lo que está en juego, señala Burkart: Suiza es el decimocuarto mayor exportador de armas del mundo y esa industria es responsable de cerca del 1% del PBI del país.
Su propuesta prevé una “excepción especial” para 25 países que comparten los valores suizos y las disposiciones legales sobre el control de la proliferación de armas, que les permitiría reexportar armas y municiones de fabricación suiza a terceros países. Esas naciones —los socios europeos de Suiza, así como Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón—, recién podrían reexportarlas pasados cinco años de la compra del material.
De aprobarse la propuesta de Burkart, también podría desbloquearse el sistema de devolución que el gobierno hasta ahora rechazaba, alegando neutralidad. Alrededor de 100 tanques Leopard de fabricación alemana que tienen en desuso las fuerzas armadas suizas podrían ser devueltos al fabricante o a un tercer país, que a su vez podría enviarlos a Ucrania.
La iniciativa enfrenta la oposición del pacifista Partido Verde, grupos de extrema derecha y partes del bloque conservador y de centroizquierda. El derechista Partido Popular Suizo, la fuerza política más grande del país, está dividido sobre el tema, y los halcones del partido se oponen a la propuesta.
Según Eric Nussbaumer, legislador de los socialdemócratas, que apoyan la moción: “No podemos escondernos detrás de la neutralidad en esta guerra única, donde un país ha sido brutalmente atacado, y hasta una nación pequeña como Suiza debe encontrar la manera de apoyar sus vecinos”.
Mientras en Suiza se caldea el debate, los socios europeos de Ucrania tienen problemas para reemplazar las municiones suizas por las fabricadas en otros lugares.
Brasil, que tiene una importante reserva de proyectiles para los sistemas Gepard y Leopard, hasta ahora ha rechazado las ofertas de compra del canciller alemán Olaf Scholz. El mes pasado, durante una visita de Estado de Scholz a Brasilia, el presidente Lula se negó a proveer las municiones y dijo que no estaban claras las causas que desencadenaron el conflicto, ya fueran los reclamos territoriales de Rusia, el deseo de Ucrania de unirse a Europa, o alguna otra razón.
El motivo de la guerra entre Rusia y Ucrania debería estar más claro, dijo Lula. “¿Será por la OTAN?”
Por Bojan Pancevsk
Traducción de Jaime Arrambide
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