La Navidad de luto en Belén, la ciudad donde se cree que nació Jesús
Fiel reflejo de un clima contrario al que se suele vivir a esta altura del año, la escena de la Natividad aparece entre escombros, para representar la trágica situación de Gaza
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ROMA.- El sacerdote argentino Marcelo Gallardo, que vive en Medio Oriente desde hace más de treinta años, nunca vio en Belén, la ciudad donde se cree que nació Jesús, una Navidad tan triste, marcada a fuego por las más de 20.000 muertes en Gaza, entre los cuales más de 8000 niños.
“Normalmente todos los años para la Navidad, que es la fiesta más importante de la ciudad, Belén se enciende: todas las iglesias, las calles principales, las plazas, las escuelas cristianas y las casas se adornan con luces de estrellas y guirnaldas… Pero hoy el país está en guerra y las autoridades religiosas cristianas han pedido que los festejos externos sean muy discretos por solidaridad con todos los que sufren”, graficó este sacerdote porteño, de 61 años, que pertenece al Instituto del Verbo Encarnado (IVE), en diálogo telefónico con LA NACION.
“Hay miles de muertos y heridos y cientos de miles de familias sin casa. Así que no hay luces navideñas por las calles ni en las plazas, no hay árbol de Navidad en la plaza principal de Belén. No hay peregrinos, la mayoría de los accesos están cerrados y las noticias diarias golpean los corazones”, agregó el sacerdote, que es secretario de la asamblea de obispos católicos de Tierra Santa y pertenece a la misma congregación del padre Gabriel Romanelli, el párroco argentino de Gaza, que no está allí porque se quedó bloqueado afuera, pero que sigue junto a él desde Belén, Cisjordania, la catastrófica situación del enclave.
“La gente en Belén está preocupada y triste. La situación externa está relativamente tranquila pero todo el contexto es difícil. Desde el comienzo de la guerra 32 familias cristianas de la zona han decidido emigrar al exterior y otros lo harían si pudieran. Miles de personas han perdido su trabajo y sus fuentes de ingreso. La Iglesia está tratando de ayudar a los que más necesitan. El futuro no es muy esperanzador y lo que más preocupa es que en muchos corazones anida el odio y el deseo de venganza”, lamentó. “Este año estamos en guerra, una guerra que en dos meses se ha cobrado más víctimas que los últimos 30 años juntos”, deploró.
Fiel reflejo de un clima sombrío, la escena de la Natividad, el pesebre donde normalmente se encuentra el Niño Jesús junto a sus padres, María y José, aparece entre escombros, entre ruinas, piedras, para escenificar los más de 20.000 muertos en Gaza, el 70% mujeres y niños y centenares de familias, según cifras de las autoridades sanitarias de la Franja, gobernada por Hamas.
“Es una señal de solidaridad con nuestros niños que están muriendo cada día”, explicó el reverendo Munther Isaac, uno de los religiosos de la Iglesia luterana de la Navidad, en Belén, cuyo nacimiento entre ruinas se hizo viral. Sobre esos escombros el Niño Jesús no aparece en su tradicional imagen en pañales, sino con el tradicional pañuelo palestino a cuadros, junto a una vela siempre encendida. ”Este año para muchos es imposible celebrar la Navidad con un genocidio ocurriendo en nuestro país”, explicó.
‘Jesus in the rubble’: Christmas celebrations in Bethlehem canceled https://t.co/pF4gOmuKQp
— Ahmednasir Abdullahi SC (@ahmednasirlaw) December 23, 2023
Coincidió el politólogo palestino-chileno, Xavier Abu Aid. “La noticia no es que no hay Navidad este año en Belén; la noticia es que el mundo ha permitido que Israel durante dos meses siguiera masacrando a nuestra gente en Gaza”, denunció Abu Aid, en diálogo telefónico con LA NACION. “Nos encantaría poder celebrar, pero es imposible en estas condiciones: debemos mantener vivo el espíritu de Navidad, pero el ánimo no está para celebraciones mientras a nuestra gente le caen bombas. Creo personalmente que hoy más que nunca tenemos que rezar por la paz, pero para el fin de todo esto necesitamos más que rezos”, agregó.
Autor del libro Rooted in Palestine: Palestinian Christians and the Struggle for National Liberation 1917-2004 (Enraizados en Palestina: los palestinos cristianos y su lucha por la liberación nacional), Abu Aid subrayó que también es muy difícil llegar en este momento a Belén, que queda a apenas diez kilómetros de Jerusalén y que está desde hace ya muchos años separada de esta ciudad “santa”, lo cual tiene “una implicancia brutal” tanto a nivel económico como de trabajo de la gente, como para las familias.
Destacó, en este sentido, que Belén está rodeada no sólo por un muro de seguridad construido por Israel que la enjaula, sino también por 100.000 colonos israelíes y puestos de control que separan familias.
“Todos los hoteles de Belén están cerrados no sólo por estas dificultades, sino también porque no vienen peregrinos y turistas extranjeros debido a la guerra y porque tampoco quieren venir en estas condiciones palestinos cristianos que están en Israel”, indicó. “Para dar una idea, normalmente para ir a la tradicional Misa de Nochebuena en la Basílica de la Natividad uno tiene que tener entradas y este año ni siquiera hay entradas… Es muy triste”, describió.
Y fue más allá: “Para nosotros, los palestinos cristianos, se trata de un desafío desde hace 75 años porque hemos enfrentado una catástrofe geográfica en cuanto a la pérdida de nuestra tierra, una catástrofe demográfica debido al éxodo de miles de cristianos, y ahora una catástrofe espiritual por el apoyo que muchos países cristianos le han dado a los crímenes contra la humanidad que Israel está desde hace más de dos meses cometiendo en Gaza”.
Pese al escepticismo reinante, tanto el padre Gallardo como el padre Romanelli, que en los últimos meses vivió esa impotencia de no poder estar junto a los fieles de su parroquia de la Sagrada Familia de Gaza -que el 16 de diciembre fue víctima de un ataque en el que murieron una madre y una hija-, no pierden la esperanza.
“En Belén nadie puede dejar de sufrir por lo que está pasando, es una Navidad muy difícil, distinta de todas las demás, pero se reza muchísimo para que venga la paz cuanto antes. Cada hora de guerra sigue sumando muerte, destrucción, pero nosotros desde Belén le rezaremos a lo esencial de la Navidad, que es el festejo del nacimiento del Salvador, seguiremos proclamando la gloria a Dios y la paz a los hombres y mujeres de buena voluntad”, dijo a LA NACION Romanelli, oriundo de Villa Luro, de 54 años.
“La paz es lo que deseamos para toda la Tierra Santa, para Palestina, para Israel y de manera particular rezamos para que sean curados los heridos, por la cantidad de enfermos que hay que ya que no tienen lo suficiente para ser curados en la franja de Gaza, por las miles de personas que necesitan de todo para comer, para abrigarse, rezamos por la libertad de los rehenes y para que verdaderamente puedan volver a unirse con sus seres queridos y rezamos para que todos juntos, toda la sociedad, que está muy convulsionada de los dos lados del muro, pueda dar un paso hacia la esperanza, hacia la reconciliación, que es algo que va a ser muy difícil, pero no imposible”, comentó.
“Y rezamos por el cese del fuego, que es una necesidad urgente después de tantas víctimas, tantos niños muertos en la Franja de Gaza y es justamente por esto, por esos alrededor de 8000 niños muertos, que la Navidad en Belén, donde suele celebrarse el nacimiento de un Niño que fue un redentor, este año tiene un color tan doloroso”, concluyó.
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