La mujer que logró salir de Paquistán tras estar ocho años condenada a muerte por una blasfemia
ISLAMABAD.- Su nombre es Asia Bibi. Es cristiana y su caso recorrió el mundo por lo brutal: fue condenada a la horca por blasfemia en Paquistán y pasó ocho años en el corredor de la muerte hasta que en noviembre del año pasado la perdonaron. Hoy viajó a Canadá para reunirse con sus hijas.
Wilson Chawdhry, de la Asociación de Cristianos Británicos-Paquistaníes, aseguró haber recibido un mensaje de texto de un diplomático británico con la frase "Asia está fuera". Además, un amigo cercano de Bibi, que habló bajo condición de anonimato por temor a represalias, confirmó también la noticia.
Bibi fue condenada por blasfemia en 2009 tras una disputa con otra trabajadora del campo. Pasó ocho años en el corredor de la muerte hasta que el Tribunal Supremo anuló su condena el año pasado. Desde entonces estuvo custodiaba debido a las protestas en su contra.
Los extremistas islámicos se alzaron contra la resolución del caso y amenazaron con matarla. Los mismo radicales, muchos de los cuales fueron encarcelados por sus amenazas, también pidieron derrocar al gobierno tras su absolución.
El caso atrajo la atención de todo el mundo sobre la controvertida ley de blasfemia paquistaní, un delito que conlleva la pena de muerte automática. En el país la mera sospecha de blasfemia contra el islam es suficiente para provocar linchamientos.
Según el relato del amigo de la víctima, Bibi y su esposo, Ashiq Masih, pasaron las últimas semanas arreglando su documentación. La mujer hablaba casi a diario con sus hijas desde el refugio donde estuvo custodiada por las fuerzas de seguridad paquistaníes.
Sin embargo, las autoridades pakistaníes y la embajada canadiense en Islamabad no se pronunciaron oficialmente sobre su destino ni sobre las condiciones de su partida.
Por un vaso de agua
Asia Bibi fue condenada a muerte por blasfemia en 2010 a raíz de una discusión por un vaso de agua. Alegando motivos religiosos, dos musulmanas se negaron a compartir un vaso de agua con ella. Discutieron. Días más tarde, contaron el caso a un imán local que la acusó de haber "insultado" al profeta del islam.
Su caso se convirtió en un símbolo de las derivas de la ley sobre la blasfemia en Pakistán, donde según sus detractores se instrumentaliza para solucionar conflictos personales mediante acusaciones falsas.
El caso de Asia Bibi desató una ola de indignación en todo el mundo y puso el foco de atención sobre lo que pasa con las minorías en el país: los cristianos representan alrededor del 2% de la población paquistaní, en su mayoría musulmana. Viven a menudo en barrios muy pobres y desempeñan empleos mal remunerados.
Agencias AP y AFP
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