La muerte de Yahya Sinwar, el cerebro terrorista de la brutalidad de Hamas que buscaba la erradicación de Israel
El dirigente islamista creció con la obsesión de eliminar la existencia del Estado judío y reemplazarlo por uno palestino; cómo construyó su liderazgo en el grupo que controla la Franja de Gaza
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TEL AVIV.- El líder de Hamas, Yahya Sinwar, nunca se arrepintió de los atentados del 7 de octubre de 2023, según reveló gente que estuvo en contacto con él, a pesar de desencadenar una invasión israelí que dejó decenas de miles de palestinos muertos, asoló su tierra natal de Gaza y provocó una ofensiva contra su aliado Hezbollah.
El ministro de Relaciones Exteriores israelí, Israel Katz, dijo este jueves que Sinwar, de 62 años, apodado por los israelíes “el rostro del mal” y arquitecto de las incursiones transfronterizas de Hamas, fue abatido por soldados del Estado judío.
PM Netanyahu:
— Israel en Español (@IsraelinSpanish) October 17, 2024
"Yahya Sinwar está muerto.
Fue eliminado en Rafah por los valientes soldados de las FDI.
Aunque este no es el final de la guerra en Gaza, es el comienzo del final.
Esta guerra puede terminar mañana, si Hamás depone las armas y devuelve a nuestros secuestrados" pic.twitter.com/ZBo8ba0Oik
Fuentes de Hamas dijeron que los indicios sugerían que Sinwar había muerto en una operación israelí. Además de su hermano, Mohammed, alto mando de Hamas, se cree que Sinwar era el último dirigente de Hamas en una lista negra israelí de alto nivel elaborada tras el atentado del 7 de octubre.
Para Sinwar, la lucha armada seguía siendo la única forma de forzar la creación de un Estado palestino, dijeron funcionarios palestinos y fuentes árabes en las semanas previas al aniversario del 7 de octubre.
Los ataques mataron a 1200 personas, en su mayoría civiles, y Hamas capturó 250 rehenes, en el día más mortífero para los judíos desde el Holocausto. Israel respondió lanzando una ofensiva masiva, en la que ha matado a 42.400 personas y ha desplazado a 1,9 millones.
Ahora el conflicto se extendió al Líbano, donde Israel degradó fuertemente al grupo militante Hezbollah, respaldado por Irán, y mató a la mayoría de sus dirigentes.
Sinwar arrastró a Irán y a todo su “Eje de Resistencia” -que incluye a Hezbollah, los hutíes de Yemen y las milicias iraquíes- a un conflicto con Israel, dijo Hassan Hassan, autor e investigador de grupos islámicos.
“Estamos viendo ahora los efectos dominó del 7 de octubre. La apuesta de Sinwar no funcionó”, dijo Hassan, sugiriendo que el Eje de la Resistencia podría no recuperarse nunca.
“Lo que Israel hizo a Hezbollah en dos semanas equivale casi a todo un año de degradación de Hamas en Gaza. Con Hezbollah, se eliminaron tres capas de liderazgo, su mando militar fue diezmado y su líder, Hassan Nasrallah, fue asesinado”, añadió.
Sinwar fue elegido líder general del movimiento islamista después de que su predecesor Ismail Haniye murió en julio pasado por un presunto ataque israelí durante una visita a Teherán. Israel no confirmó su implicación en el ataque.
Dos fuentes israelíes afirmaron que Sinwar, que opera desde las sombras de una red de túneles laberínticos bajo Gaza, había sobrevivido durante el último año a los ataques aéreos israelíes, que habrían acabado con la vida de su segundo, Mohammed Deif, y de otros altos dirigentes. Después del 7 de octubre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo que Sinwar y otros dirigentes “vivían de prestado”.
Sinwar había estado operando en secreto, moviéndose constantemente y utilizando mensajeros de confianza para la comunicación no digital, según tres funcionarios de Hamas y uno regional. No se le veía en público desde el 7 de octubre de 2023.
Durante meses de fracasadas conversaciones de alto el fuego, dirigidas por Qatar y Egipto, que se centraron en el intercambio de prisioneros por rehenes, Sinwar era el único que tomaba las decisiones, según fuentes de Hamas. Los negociadores esperaban durante días las respuestas filtradas a través de una secreta cadena de mensajeros.
Negociador
La gran tolerancia de Sinwar al sufrimiento, tanto para sí mismo como para el pueblo palestino, en nombre de una causa, quedó patente cuando ayudó a negociar el intercambio en 2011 de 1027 prisioneros, él incluido, por un soldado israelí secuestrado.
Media docena de personas que conocen a Sinwar dijeron a Reuters que su determinación se debió a una infancia pobre en los campos de refugiados de Gaza y a los 22 brutales años que pasó bajo custodia israelí, incluido un periodo en Ashkelon, la ciudad que fue el hogar de sus padres antes de huir tras la guerra árabe-israelí de 1948.
La cuestión de los rehenes y los canjes de prisioneros era muy personal para Sinwar, dijeron todas las fuentes, que solicitaron el anonimato para hablar libremente sobre asuntos delicados. Sinwar se había comprometido a liberar a todos los prisioneros palestinos detenidos en Israel.
Sinwar se afilió a Hamas poco después de su fundación en la década de 1980, adoptando la ideología islamista radical del grupo, que pretende establecer un Estado islámico en la Palestina histórica y se opone a la existencia de Israel.
La ideología considera a Israel no solo un rival político, sino una fuerza de ocupación en tierra musulmana. Desde este punto de vista, él y sus seguidores suelen interpretar las dificultades y el sufrimiento como parte de una creencia islámica más amplia de sacrificio, afirman los expertos en movimientos islámicos.
“Lo que hay detrás de su determinación es la tenacidad de la ideología, la tenacidad del objetivo. Es ascético y se conforma con poco”, afirmó un alto cargo de Hamas que solicitó el anonimato.
Sinwar Eliminated pic.twitter.com/4LVmp6b1Xn
— Mossad Commentary (@MOSSADil) October 17, 2024
Antes de la guerra, Sinwar contaba a veces cómo eran sus primeros años en Gaza durante décadas de ocupación israelí, y una vez dijo que su madre confeccionaba ropa con sacos vacíos de ayuda de la ONU, según Wissam Ibrahim, residente en Gaza, que lo conoció.
En una novela semiautobiográfica escrita en prisión, Sinwar describió escenas de tropas arrasando casas palestinas, “como un monstruo aplastando los huesos de su presa”, antes de que Israel se retirara de Gaza en 2005.
El implacable
Sinwar, un implacable ejecutor encargado de castigar a los palestinos sospechosos de informar para Israel, se dio a conocer después como líder carcelario, saliendo como un héroe callejero de una condena israelí de 22 años por organizar el secuestro y asesinato de dos soldados israelíes y cuatro palestinos. A continuación, ascendió rápidamente a la cima de las filas de Hamas.
Su comprensión de las penurias cotidianas y de la brutal realidad de Gaza fue bien recibida por los gazatíes e hizo que la gente se sintiera a gusto, según cuatro periodistas y tres funcionarios de Hamas, a pesar de su temible reputación y su explosiva ira.
Sinwar es considerado por los funcionarios árabes y palestinos como el arquitecto de la estrategia y el poder militar de Hamas, reforzado por sus fuertes lazos con Irán, país que visitó en 2012.
Antes de orquestar las redadas del 7 de octubre, Sinwar no ocultó su deseo de golpear con dureza a su enemigo. En un discurso pronunciado el año anterior, prometió enviar una avalancha de cazas y cohetes a Israel, insinuando una guerra que o bien uniría al mundo para establecer un Estado palestino en la tierra que Israel ocupó en 1967, o bien dejaría a la nación judía aislada en la escena mundial.
En el momento del discurso, Sinwar y Deif ya habían urdido planes secretos para el asalto. Incluso estaban realizando simulacros de entrenamiento en público que simulaban tal ataque.
Sus objetivos no se cumplieron. Aunque la cuestión vuelve a ocupar un lugar destacado en la agenda mundial, la perspectiva de una nación palestina sigue tan lejana como siempre.
Sinwar fue detenido en 1988 y condenado a cuatro cadenas perpetuas, acusado de orquestar el secuestro y asesinato de dos soldados israelíes y cuatro presuntos informadores palestinos.
Intimidación y mando
Michael Koubi, exfuncionario de la agencia de seguridad israelí Shin Bet que lo interrogó durante 180 horas en prisión, afirmó que Sinwar destacaba claramente por su capacidad de intimidación y de mando. En una ocasión, Koubi le preguntó al militante, que entonces tenía 28 o 29 años, por qué no estaba casado. Le dijo: “Hamas es mi mujer, Hamas es mi hijo. Hamas para mí lo es todo”. Sinwar se casó tras salir de prisión en 2011 y tiene tres hijos.
Yuval Bitton, que fue dentista de Sinwar antes de ser reclutado por el servicio de inteligencia penitenciaria de Israel, relató que interrogó a Sinwar sobre la inutilidad de la estrategia de Hamas cuando secuestraron al soldado israelí Gilat Shalit con el objetivo de utilizarlo como palanca para la liberación de prisioneros palestinos.
Israel respondió entrando en Gaza y matando a cientos de combatientes de Hamas y a miles de civiles. “Le dije a Sinwar: ‘Dime, ¿vale la pena que mueran 10.000 inocentes para liberar a 100 presos?’” La respuesta de Sinwar fue inequívoca: ‘Incluso 100.000 vale la pena’”.
Nabih Awadah, exmilitante comunista libanés que estuvo encarcelado con Sinwar en Ashkelon entre 1991 y 1995, afirmó que el dirigente de Hamas consideraba los acuerdos de paz de Oslo de 1993 entre Israel y la Autoridad Palestina como “desastrosos” y una treta de Israel, que según él solo cedería tierras palestinas “por la fuerza, no mediante negociaciones”.
Calificándolo de “obstinado y dogmático”, Awadah dijo que Sinwar se iluminaba de alegría cada vez que oía hablar de atentados contra israelíes por parte de Hamas o del grupo libanés Hezbollah. Para él, la confrontación militar era el único camino “para liberar a Palestina” de la ocupación israelí. Awadah dijo que Sinwar era un “modelo influyente para todos los presos, incluso para los que no eran islamistas o religiosos”.
Su agudo instinto y su cautela le permitieron identificar y desenmascarar a informadores del Shin Bet infiltrados en la prisión. Sinwar también aprovechó su estancia en prisión para aprender hebreo con fluidez.
Awadah dijo que Sinwar recordaba con frecuencia que Ashkelon, donde estuvieron encarcelados juntos, era la ciudad natal ancestral de su familia.
Cuando jugaba al tenis de mesa en el patio de la cárcel de Ashkelon, en el actual Israel, Sinwar solía jugar descalzo, diciendo que quería que sus pies tocaran la tierra de Palestina. “Sinwar nos decía a menudo: ‘No estoy en la cárcel; estoy en mi tierra. Soy libre aquí, en mi país’”.
Samia Nakhoul
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