La misteriosa inscripción en el casco de un guerrero de hace 2400 años que intriga a los historiadores
El yelmo fue forjado en bronce en una región italiana dominada por los etruscos en el siglo IV a.C. y probablemente haya pertenecido a un soldado mercenario
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Un yelmo de bronce de dos mil años de antigüedad descubierto en 1930 podría ahora revelar datos históricos nunca antes conocidos de acuerdo con el redescubrimiento de una inscripción de siete letras talladas en su interior.
Los investigadores del Museo Nacional Etrusco de Italia no salen de su asombro: la pieza, forjada en bronce en la región de Perugia a mediados del siglo IV a. C. y que habría pertenecido a un soldado mercenario, permaneció en el anonimato desde su descubrimiento, y hace poco, tras 90 años de exhibición en una vitrina, los especialistas se dieron cuenta de que las palabras “Harn Ste” que figuran en el interior de este equipamiento bélico podrían tener un significado hasta ahora desconocido.
“La historia ha quedado oculta a la mirada de todos”, expresó el etruscólogo Valentino Nizzo, director del Museo Nacional Etrusco de Villa Giulia. La paradoja de este hallazgo, sostuvo el investigador a la agencia ANSA, es que tuvo lugar dentro del museo, donde el casco descansa desde 1935.
Los etruscos fueron herederos de la cultura helénica que dominó parte de la península italiana hasta la llegada del Imperio Romano. Florecida durante la Edad de Hierro en el centro de Italia, esta civilización intrigó a los estudiosos durante milenios.
Con sus notables habilidades metalúrgicas y su lengua ya desaparecida se distinguían de sus vecinos contemporáneos, lo que provocó un intenso debate sobre sus orígenes geográficos por parte de historiadores como el griego Heródoto.
En el caso del yelmo etrusco descubierto en el interior de la tumba de un guerrero, nadie se había dado cuenta de las letras grabadas en su interior hasta el año 2019, cuando un equipo de investigadores de Nueva Zelanda elevó una solicitud al museo para la digitalización en 3D de armas antiguas.
En aquella oportunidad, cuando los visitantes alertaron sobre el significado de las letras “Harn Ste” al empleado del museo, este fue a los archivos para comprobar si la inscripción había sido estudiada antes, pero para su sorpresa no existía registro alguno.
“El interior del cuello del casco nunca se había estudiado. La razón sigue siendo un misterio también porque las excavaciones, iniciadas en 1928 por Ugo Ferraguti y Raniero Mengarelli, se habían llevado a cabo con extremo cuidado y con un método científico después de años de saqueos indiscriminados”, aclaró Nizzo. “Quién sabe, tal vez no se pudo ver la inscripción”, agregó.
Una vez finalizado el estudio para el que había sido trasladado de su vitrina, el yelmo fue sometido a una nueva limpieza realizada por la restauradora del museo, Miriam Lamonaca, y los expertos se pusieron manos a la obra para interpretar el enigmático significado de las letras talladas en su interior.
La hipótesis trazada por el director del museo sugiere que se trata de una palabra derivada de un topónimo, que es un nombre que indica la ciudad de origen de la persona, y que el lugar en cuestión era el antiguo Aharnam, con toda probabilidad la actual Civitella d’Arna, a pocos kilómetros de Perugia. El pueblo fue mencionado por Tito Livio como la sede del campamento del pretor Appio, poco antes de la batalla de Sentino (295 a.C.) durante la tercera guerra samnita, según afirmó el investigador a la agencia oficial de noticias italiana.
Si bien el casco pertenece a un período anterior, de norte a sur el conflicto en la península era muy alto. Al final de la época de los pequeños ejércitos armados por familias individuales, comenzó la era de los mercenarios, soldados profesionales dispuestos a matar o morir por una retribución económica.
Por eso el nombre grabado bajo el acolchado del casco, explicó Nizzo, para certificar su titularidad y, quién sabe, quizás también como una tarjeta de visita apresurada para presentarse a alguien con quien no compartía del todo el idioma.
Su dueño podría haber sido un soldado mercenario que se había trasladado de Civitella d’Arna a Vulci por necesidades relacionadas con su profesión de guerrero.
Pero también es posible, manifestó el etruscólogo, que los dueños de este yelmo fueran en realidad dos guerreros distintos, y que haya cambiado de manos tras la derrota en batalla del primer soldado, para tomar posesión de un segundo soldado, un ciudadano de Vulci que no había considerado necesario borrar el encabezado interno o simplemente no lo había visto, porque está cubierto con tela acolchada.
“Aunque no sea posible establecer si ‘Harn ste’ era su familia o la de un rival muerto en batalla, el público que a partir de ahora llegará a admirarlo al museo tendrá algunos elementos para imaginar su historia”, finalizó Nizzo.
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