La matanza que conmovió al país
Manson y su séquito serán recordados por el horror desatado en la casa de Polanski
LOS ÁNGELES (AFP).- Es difícil pensar en asesinatos que traumatizaran más a Estados Unidos que los que tuvieron lugar el 9 de agosto de 1969 en la lujosa casa de la actriz Sharon Tate y su esposo, Roman Polanski, que estaba ausente la noche que ocurrieron los hechos.
Ese día, miembros de "la familia", cuatro seguidores del criminal Charles Manson , que anteanoche murió, a los 83 años, entraron y mataron a cinco personas.
Todos los elementos del horror más absoluto fueron encontrados por la policía de Los Ángeles cuando llegó al lugar de la masacre: sangre por todas partes, un simulacro de ahorcamiento, un modus operandi que parecía corresponder a un diabólico ritual, la ausencia de móvil evidente.
"Nunca vi algo así", dijo el sargento Stanley Klorman en 1969.
A la aparente saña de los asesinos se sumó la simbología de la belleza y la inocencia sacrificadas encarnada en Sharon Tate, de 26 años y embarazada de ocho meses y medio cuando recibió 16 puñaladas.
Alrededor del cuello de Tate, que estaba semidesnuda, había una cuerda de nylon blanco sujeta a una viga y que en el otro extremo estaba atada al cuello de Jay Sebring, un peluquero de celebridades que acompañaba a la estrella rubia.
La palabra pig (cerdo) fue escrita con sangre en la puerta. Una palabra que también se halló escrita, esta vez en plural, en una casa de otro distrito de Los Ángeles donde una pareja, Leno y Rosemary LaBianca, fue salvajemente asesinada la noche siguiente.
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