La masacre del vuelo 655: el día en que EE.UU. disparó un misil contra un avión comercial
El 3 de julio de 1988, un barco de la Armada norteamericana abrió fuego contra un Airbus; murieron 290 personas; acusaciones cruzadas, una indemnización millonaria y un pedido de disculpas inexistente
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Los años 80 marcaron una turbulenta época para Irán e Irak, dos países que estuvieron en guerra por el territorio durante ocho violentos años y, como siempre, uno y otro bando contaron con el apoyo de diferentes naciones que, de alguna forma, brindaron soporte en las eternas batallas que se abrieron durante casi una década.
En el conflicto, Irak recibió soporte de los Estados Unidos, gobernado entonces por Ronald Reagan, sobre todo en cuestiones tácticas. Francia también se sumó a la defensa del país que estaba liderado en ese momento -aunque parezca inconcebible por lo que ocurrió luego- por Saddam Hussein.
Así es como el USS Vincennes, un barco de la Armada estadounidense, protegía por 1988 las aguas del Golfo Pérsico, donde cada tanto alguna ofensiva iraní pretendía amedrentar la presencia de los “aliados” iraquíes en el terreno que se disputaban con su enemigo.
La administración de Reagan se había comprometido a proteger durante un año a los buques mercantes que atravesaban la zona, dado que Irán había bloqueado las áreas de suministro de Irak en el Golfo a través de minas y bombardeos a los barcos.
Ese mismo crucero, el USS Vincennes, cargado de misiles, vio el 3 de julio un avión que sobrevolaba el océano. Los militares a bordo de la embarcación tomaron una decisión que marcaría la historia de cientos de familias y debilitaría las relaciones entre el gigante norteamericano e Irán.
Una tragedia en plena guerra
El vuelo 655 de Iran Air había salido esa mañana del aeropuerto de Bandar Abbas -una terminal militar-civil donde, en la versión estadounidense, Irán tenía algunos aviones de guerra F-14- y se dirigía a Dubai.
Según la Armada norteamericana, el Vincennes se encontraba combatiendo, junto al USS Montgomery, a buques iraníes que avanzaban sobre un barco petrolero de Pakistán cuando vio en el cielo lo que pensó que era una F-14 cargado de misiles Maverick, bombas con la capacidad de disparar al mar en radios de 16 kilómetros.
Apenas pasaron siete minutos de su despegue, el avión de Iran Air comenzó a ser atacado con misiles que lo atravesaban brutalmente desde el buque que lo tenía en la mira. Los impactos hicieron que el Airbus A300 se partiera por la mitad y cayera al mar.
Ninguna de las personas que estaban a bordo del vuelo sobrevivieron. El error de la Armada de EE.UU. se llevó 290 vidas que no pretendían formar parte del conflicto bélico que acechaba entonces a los países vecinos.
¿Error o intención?
La tragedia despertó de inmediato las dudas sobre el accionar del país presidido por Reagan. Si bien no era la primera vez que se daban este tipo de confusiones, dado que en 1987 un avión de guerra iraquí pensó que la fragata USS Stark era un barco iraní, le disparó y murieron 37 marinos norteamericanos, Estados Unidos había arremetido contra el enemigo y no podía parecer más sospechoso.
El Ejército, por ejemplo, calificó lo sucedido como un “accidente trágico y lamentable”. Pero el vicepresidente, George Bush (padre), se negó a pedir disculpas y dijo que era “prematuro” pensar en indemnizar a las víctimas. A su vez, lanzó: “La vida continúa”.
La actitud preponderante de EE.UU. enojaba cada vez más a Irán y acrecentaba las dudas sobre los pormenores del hecho. El opositor demócrata Jesse Jackson consideró entonces que las palabras de Bush eran “absolutamente ridículas”.
Había un detalle que resultaba crucial para establecer si el error corría por parte del Vincennes o si se podía culpar al avión de Iran Air por transitar zona de guerra.
En las horas posteriores al ataque, el congresista demócrata y presidente de la comisión sobre las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, Les Aspin, declaró que algunos miembros del Pentágono admitieron que el Airbus A300 se encontraba correctamente en el pasillo aéreo comercial mientras ascendía para establecerse finalmente en su ruta. Pero la versión oficial en ese momento era otra.
El corredor comercial tenía cinco millas de ancho, lo equivalente aproximadamente a ocho kilómetros, y, mientras despegaba, el piloto se desvió unas cuatro millas hacia el oeste, acercándose a la altura del Vincennes pero nunca saliéndose del pasillo por el que tenía indicado volar. Todo esto según los iraníes.
Estaba claro que la Armada de EE.UU. también quería despegarse de cualquier culpa, por lo que el capitán del barco, aunque asumió toda responsabilidad, alegó que el avión volaba muy bajo y en dirección al buque, lo que despertó sus alarmas.
Más tarde, investigaciones de la Marina estadounidense reafirmaron que el Airbus se encontraba en el pasillo comercial e incluso aparecía en el control de tráfico aéreo como un vuelo civil.
El mismo informe decía que resultaba extraño que el piloto no hubiera sido advertido previamente de los ataques que se daban inminentemente en la zona y estableció además que el avión de Iran Air no contestaba a las llamadas de advertencia de los barcos, lo que fue informado al Vincennes e inquietó aún más a su capitán.
Infinitas dudas permanecen hoy en día, aún 33 años después de la tragedia. Lo único cierto es que le costó la vida a 290 personas y agudizó la mala relación entre Irán y EE.UU..
De hecho, el presidente iraní, Hasan Rohani, recordó en enero de 2020 lo sucedido, cuando Donald Trump amenazó con atacar 52 puntos de su país si es que éste reaccionaba al asesinato del general Qasem Soleimani tras un bombardeo norteamericano.
“Los que se refieren al número 52 también deben recordar el número 290. #IR655 Nunca amenacen a la nación iraní”, publicó Rohani en Twitter, en alusión al vuelo del 3 de julio de 1988 y a sus víctimas.
Those who refer to the number 52 should also remember the number 290. #IR655
— Hassan Rouhani (@HassanRouhani) January 6, 2020
Never threaten the Iranian nation.
En 1996, EE.UU. les pagó a los familiares de los fallecidos alrededor de 62 millones de dólares en un acuerdo con Irán a cambio de que retiren su demanda en la Corte Internacional de Justicia. Pero nunca pidió disculpas.
Parece casi insólito pensar que la muerte de 290 personas genere tanta conmoción, mientras que en la guerra se perdieron casi un millón de vidas de un bando y de otro. Pero, además de que se trata de seres humanos que murieron inocentemente, para Irán, lo sucedido aquel 3 de julio dejó una inmensa herida que parece que nunca va a cicatrizar.
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