La mano suave de Donald Trump con Xi Jinping inquieta a sus asesores
El presidente estadounidense, Donald Trump, se ha deshecho en elogios hacia su par chino, Xi Jinping, por el modo en que viene manejando el brote de coronavirus, una postura que algunos de sus asesores de gobierno ven con creciente malestar, ya que les preocupa la falta de transparencia de China en la lucha contra la epidemia.
La preocupación por las turbulencias en los mercados financieros y sus efectos en la economía, así como la delicada negociación por el acuerdo comercial con China -clave para su reelección-, han influido fuertemente para que Trump adopte esa postura amigable con China respecto del mortal coronavirus Covid-19, según varios altos funcionarios de la Casa Blanca. Trump celebró el liderazgo y la "disciplina" de Xi en su respuesta ante el brote.
"Dos noches atrás, mantuve una larga conversación con el presidente Xi, y está muy seguro de lo que está haciendo. Dice que durante el mes de abril el calor, en líneas generales, siempre mata a esta clase de virus", les reveló Trump esta semana a los gobernadores de varios estados norteamericanos.
Sin embargo, hace semanas que los expertos en salud, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, manifiestan preocupación por la falta de transparencia de China sobre la verdadera magnitud del brote y recuerdan que Pekín acalló a los médicos que dieron la voz de alarma en diciembre. Además, los funcionarios dicen no haber recibido la información que solicitaron repetidamente a las autoridades chinas y algunos creen que esa renuencia se debe a que si se conocieran los verdaderos datos Estados Unidos se vería obligado a adoptar una posición mucho más dura frente a Pekín.
Según un miembro de su gabinete, Trump repite insistentemente que endurecerse con China puede resultar contraproducente, ya que Xi controla "totalmente" el gobierno y no colaborará si Washington critica a su país.
Hasta el momento, Estados Unidos tiene solo 15 casos confirmados, aunque los funcionarios dicen estar seguros de que esa cifra se incrementará. El domingo, Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infectocontagiosas de Estados Unidos, informó que a bordo del crucero Diamond Princess varado en Japón había 44 estadounidenses infectados.
En sus manifestaciones públicas sobre la epidemia, Trump se mostró inusualmente cauto. Sus elogios hacia Xi irritan a algunos de sus asesores, que los consideran inmerecidos si se piensa que Estados Unidos sigue luchando para que Pekín permita que un grupo de expertos norteamericanos acceda a sus datos y a los lugares donde se produjo el brote para estudiar el virus.
Estados Unidos trabaja contra reloj con la Organización Mundial de la Salud y otros organismos diplomáticos para que los expertos ingresen a China, mientras algunos de ellos ya están en Pekín a la espera de que los autoricen a acceder a los datos y a los lugares claves del brote. Pero según la Casa Blanca los funcionarios de los centros de control y prevención de enfermedades siguen sin recibir la información que pidieron repetidas veces a Pekín.
Si bien por ahora Estados Unidos logró contener eficazmente el virus, algunos funcionarios hablan de tensiones dentro del gabinete acerca del tipo de información que el presidente debería recibir, sobre su postura hacia China y el mensaje que se le debería transmitir al pueblo norteamericano. Y varios dicen que se ha puesto demasiado énfasis en la evacuación de los estadounidenses que estaban en el extranjero en desmedro de planear lo que habrá que hacer si la epidemia hace pie en territorio norteamericano como consecuencia de la propagación del virus.
El mes pasado, Trump nombró una fuerza de tareas contra el coronavirus a cargo del secretario de Salud y Servicios Sociales, Alex Aznar, e integrada por autoridades de distintos organismos públicos.
De hecho, algunos funcionarios se quejan de que los comentarios de Trump sobre el virus responden a la información que le llega vía Aznar, a quien ven acaparando el control de la respuesta y quien les pidió a otros expertos que no le dieran demasiados detalles del virus a Trump.
Según cuatro funcionarios distintos, Aznar no es nada querido dentro de la Casa Blanca. Otros, por el contrario, dicen que siempre fue acompañado por otros profesionales médicos y ha insistido en que participen de las reuniones en la Oficina Oval.
"Cuando estamos reunidos y el presidente pide ser actualizado sobre el tema, Aznar siempre quiere que seamos nosotros los que transmitamos la información científica directa", contó Fauci, que también integra el grupo.
Dos funcionarios revelaron que el gobierno de Trump también enfrenta problemas logísticos, incluida la planificación de último minuto para recibir los vuelos que repatriaban pacientes o potenciales pacientes. "Estamos haciendo lo mejor que podemos", expresó un funcionario responsable del área a cargo del procedimiento.
Algunos funcionarios relatan que en las últimas semanas la respuesta a la crisis ha sido más fluida y mejor coordinada, con llamados diarios a la fuerza de tareas creada especialmente para frenar el ingreso del virus a Estados Unidos.
Traducción de Jaime Arrambide
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