La maldición de los Kennedy: todas las tragedias de la dinastía acechada por la la muerte
El 22 de noviembre de 1963, el presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, viajaba en un auto descapotable junto a su esposa en una caravana en Dallas, cuando fue alcanzado por dos balas de fusil -una impactó en su cuello, la otra en su cabeza- que terminaron con su vida.
El magnicidio que conmovió al mundo y produjo un antes y un después en la historia política norteamericana fue tan solo un eslabón más en la saga trágica de la familia Kennedy, una dinastía sobre la que cayeron, a lo largo de los años, diversas desgracias que van de lo escandaloso a lo trágico.
Los sucesos de índole funesta en la familia cuyo miembro más famoso fue JFK tuvo su capítulo más reciente a comienzos de abril cuando murieron Maeve Kennedy McKeande, de 40 años, sobrina nieta del expresidente, y su hijo Gideon, de ocho años, mientras navegaban en canoa por la bahía de Chesapeake, cerca de Washington DC.
La serie de eventos traumáticos relacionados a uno de los clanes más populares de los Estados Unidos ha sido bautizada por la cultura popular como la maldición de los Kennedy. He aquí alguno de los casos más recordados de esta trágica saga.
Un millonario, una duquesa y nueve hijos
Joseph P. Kennedy era un empresario con muchos millones de raíces irlandesas que provenía de una familia poderosa de Nueva Inglaterra. Las relaciones con el poder y la apetencia por los temas políticas lo llevaron a ser embajador en Gran Bretaña durante la presidencia de Franklin D. Roosevelt.
En 1914, el empresario se casó con Rose Elizabeth Fitzgerald, miembro de una familia católica y acomodada de Boston. Su padre había sido alcalde de esa ciudad, y ella misma fue nombrada duquesa por el Papa Pio XII en el año 1051.
El matrimonio tuvo nueve hijos. Muchos de ellos, y algunos de sus descendientes fueron alcanzados por la sombra de la tragedia, lo que permitió alimentar la idea de que la dinastía Kennedy estaba maldita.
La lobotomía de Rosemary
Rosemary Kennedy, la tercera de los nueve hijos de Joseph y Rose, nacida en 1918, sufría algunas dificultades mentales relacionadas a problemas durante su nacimiento. Para tratar de mejorar su estado, la hermana mayor de JFK fue sometida a una lobotomía en el año 1943.
La operación consistía en la extracción de parte de los lóbulos frontales del cerebro, con la supuesta idea de que eso podía ayudar a la joven a mejorar su condición mental. La apuesta a la lobotomía salió pésimamente mal y Rosemary vivió los siguientes 64 años, hasta su muerte, recluida en diferentes asilos mentales y con atención personal permanente.
Joe Kennedy Jr., el primero en morir en un avión
La Segunda Guerra Mundial fue el escenario de una segunda tragedia. Joe Jr., el hermano mayor de JFK, murió piloteando un avión en una operación secreta contra los nazis que se llevó a cabo en el puerto Francés de Calais.
Antes de llegar a destino, el avión de Joe, que venía cargado de explosivos, estalló en el aire, y de esta manera se llevó la vida del único hijo varón de Joseph y Rose que nunca incursionó en la política. Sus restos nunca fueron hallados.
Los historiadores aseguran que el hombre cuya vida truncó la Segunda Guerra Mundial a los 29 años era al que verdaderamente su padre quería posicionar para ser presidente de los Estados Unidos. El destino tenía otros planes.
Kick Kennedy, otra vez en un avión
En 1948, Kathleen Kennedy, otra de las hermanas de JFK, también perdería la vida a bordo de un avión. Al igual que su hermano, falleció volando en dirección a Francia, pero en un vuelo comercial, no en el marco de la guerra.
En el accidente también murió su pareja, el conde William Wentworth-Fitzwilliam, un militar y aristócrata británico.
Antes de su muerte, la tragedia ya había golpeado la vida de Kathleen, o "Kick", como le decían con cariño. Ella había enviudado cuatro meses más tarde de haberse casado con William JohnRobert Cavendish, heredero del Ducado de Devonshire que, como Joe, murió luchando contra los nazis en Bélgica.
Patrick Bouvier Kennedy: el menor de JFK y Jacqueline
El 9 de agosto de 1963, después de casi dos días de luchar por su vida, Patrick Bouvier Kennedy, el menor de los hijos de JFK y Jacqueline Bouvier, moría en una clínica de Boston.
El hermano menor de John John y Caroline Kennedy había nacido cinco semanas y media prematuro, con un peso de un poco más de dos kilos, el 7 de agosto de ese mismo, y padeció el Síndrome de Dificultad Respiratoria Neonatal, en aquel entonces conocida como enfermedad de la membrana hialina.
Un artículo de The New York Times relata que el entonces presidente JFK se preocupó en ese momento porque su hijo no desarrollara problemas mentales, por el antecedente de su hermana Rosemary. "¿Será retardado?", preguntó John Firztgerald según el testimonio de uno de los médicos que atendían a su pequeño.
La muerte del bebé fue un eslabón más en la cadena de desgracias de la dinastía, que quedó opacada tres meses después con el asesinato del presidente Kennedy.
El magnicidio de JFK
La muerte de JFK fue quizás el episodio trágico y sangriento más conocido del clan Kennedy. En su tercer año como presidente, el carismático y popular mandatario viajaba en una caravana festiva saludando al público en Dallas,Texas, junto a su elegante esposa Jacqueline Bouvier.
De pronto, se escucharon disparos, y el presidente cayó. Jackie se dirigió a la parte trasera del vehículo de manera instintiva y luego regresó con su marido y acomodó su cabeza en su regazo.
En el hospital principal de Dallas, los médicos trataron por más de media hora que el primer mandatario volviera a la vida. Pero fue inútil.
Las autoridades detuvieron y culparon por el crimen a Lee Harvey Oswald, un exmarine estadounidense que había ido vivido dos años en la Unión Soviética.
Oswald fue asesinado dos días después de la muerte de JFK, mientras era trasladado por los estacionamientos subterráneos del cuartel de la policía de Dallas, lo que abrió las puertas a un sinnúmero de conjeturas sobre una posible conspiración detrás del magnicidio.
El asesinato de Bob Kennedy
Cinco años después del crimen de JFK, en junio de 1968, uno de los hermanos menores del expresidente, Robert F. Kennedy, conocido como Bob, fue asesinado a balazos en el hotel Ambassador de Los Ángeles, mientras participaba de un acto del Partido Demócrata, como parte de su campaña como precandidato a la presidencia.
Bob, que en ese momento era senador por Nueva York y un referente en la defensa de los derechos civiles, fue ultimado por un Sirhan Sirhan, un inmigrante palestino que dijo haber cometido el crimen por el apoyo del Robert al estado de Israel.
Al igual que lo que pasó con el presidente Kennedy, el asesinato de Robert siempre estuvo envuelto en un halo de misterio y conspiraciones que nunca pudieron ser probadas.
Como para ratificar el sino trágico que persigue a la familia, Bob era el abuelo de Maeve, la mujer que despareció junto a su hijo en una canoa cerca de Washington. La nieta de Robert y su bisnieto se encontraban radicados en ese lugar para aislarse del coronavirus, y encontraron la muerte cuando se adentraron en el agua para buscar una pelota de fútbol.
Además, uno de los 11 hijos de Robert y Ethel Skakel, David Kennedy, murió por sobredosis en Palm Beach, en 1984. Tenia 28 años. Y otro de sus vástagos, Michael, murió en un accidente de esquí, en Aspen, Colorado, en el año '97. Era abogado y defensor de los derechos civiles, y tenía 39 años.
Y en julio del año pasado, otra de las nietas de Robert, Saoirse Kennedy Hill, falleció a los 22 años, víctima de una sobredosis, en la residencia familiar de Cape Cod, en Massachusetts.
John John y otro accidente aéreo
En 1999, el carismático y apuesto primer hijo varón de JFK y Jacqueline Bouvier, John Kennedy, conocido en las revistas del corazón como John John, murió en un accidente con la avioneta que él piloteaba cuando se estrelló a 12 kilómetros de las costas de Martha's Vineyard, en el estado de Massachusetts.
El accidente acabó con su vida, a los 38 años, y también con la de su esposa Carolyn Bessete, de 33 años y la de su cuñada, Laureen Bessette, de 34.
El accidente fatal fue un golpe brutal para la opinión pública norteamericana, que había seguido la vida del joven heredero desde sunacimiento, ocurrido apenas unos meses antes de que su padre asumiera la presidencia de Estados unidos.
El hermano que no murió de manera violenta
De los cuatro hijos varones que tuvieron Joseph Kennedy y Rose Fitzgerald, el único que no murió de manera trágica fue Edward, apodado Ted. Pero tampoco escapó a un suceso desgraciado, aunque no fue él la víctima del mismo.
En 1969, el hermano menor de JFK, tuvo un accidente automovilístico en la isla de Chappaquiddick, en Nueva Inglaterra, que terminó con la muerte de Mary Jo Kopechne, una joven voluntaria de la campaña presidencial de Bob Kennedy, que iba con él en el vehículo.
El auto que manejaba Ted a la vuelta de una fiesta desbarrancó en un puente y cayó a un río. La mujer, de 29 años, murió, y el entonces senador por Massachusetts escapó del lugar y solo dio aviso a la policía ocho horas más tarde, la mañana siguiente del accidente.
Kennedy se declaró responsable del incidente y fue sentenciado a dos meses de prisión en suspenso. A su vez, negó que tuviera alguna relación con Mary Jo. El episodio persiguió como una sombra a Ted hasta su muerte, en 2009.
Otras dos tragedias en el clan
Kara Anne Kennedy Allen, hija mayor de Ted Kennedy y sobrina de JFK, sobrevivió a su padre apenas dos años. Esta mujer, que era directora y productora televisiva, y se dedicaba a tareas de caridad, falleció de un ataque cardíaco, a los 51 años, en Washington D.C. luego de realizar un entrenamiento físico que era parte de su rutina. Fue el 16 de septiembre de 2011.
Otro caso que podría sumarse al eslabón de la cadena de desgracias familiares del clan Kennedy, es el de Mary Richardson Kennedy, segunda esposa de Robert Kennedy Jr., el hijo de Bob, con quien tuvo cuatro hijos.
Esta arquitecta y diseñadora de interiores, separada de su marido en 2010 y con un par de escándalos por consumo de alcohol y drogas en su haber, fue encontrada muerta en su casa de Bedford, Nueva York, en el mes de mayo de 2012. A los 52 años, se había suicidado.
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