La Legión Rusia Libre, los soldados rusos que pelean por Ucrania
Un escuadrón de origen ruso pelea contra su país de origen ya que ven la obligación moral de defender a su patria por adopción y hacerle frente al régimen de Vladimir Putin
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REGIÓN DEL DONBASS.- El soldado se arrodilla en la nieve, apunta con el lanzamisiles y dispara en dirección a las tropas rusas posicionadas a poco más de un kilómetro. Hace el disparo desde una posición ucraniana y se parece al resto de los soldados ucranianos que combaten al sur de la ciudad de Bajmut, uno de los más brutales escenarios de esta guerra.
Pero ni él ni sus camaradas son ucranianos. Son soldados de una unidad militar integrada en su totalidad por rusos que combaten por Ucrania y matan a sus propios compatriotas.
Son rusos que tomaron las armas para luchar contra su país por diversas razones: la indignación moral ante la invasión, el deseo de defender a su patria de adopción, Ucrania, o un rechazo visceral al presidente ruso, Vladimir Putin. Y se ganaron la confianza de los comandantes ucranianos para ocupar un lugar entre las fuerzas que combaten encarnizadamente a las fuerzas militares rusas.
“Un ruso de verdad no inicia semejante guerra de agresión, ni viola niños o mata mujeres y personas mayores”, dice un combatiente ruso cuyo nombre de guerra es César, enumerando las atrocidades de los soldados rusos que lo llevaron a abandonar su ciudad natal, San Petersburgo, y a combatir para Ucrania. “Por eso no tengo remordimiento. Hago mi trabajo y maté a muchos de ellos.”
A casi un año del comienzo de la guerra, esa unidad llamada Legión Rusia Libre ha pasado mayormente desapercibida, en parte para proteger a los soldados de las represalias de Rusia, pero también por la renuencia de las fuerzas militares ucranianas a resaltar los esfuerzos de soldados cuya tierra natal le ha hecho tanto daño a Ucrania. Varios centenares de ellos están concentrados en la zona en torno a Bajmut, en el este de Ucrania. Siempre son agrupados con sus compatriotas, pero bajo la supervisión de oficiales ucranianos.
Al ser entrevistados, algunos soldados de origen ruso comentan que cuando comenzó la invasión de tropas rusas ellos ya vivían en Ucrania, y que sintieron la obligación moral de defender su país de adopción. Otros, que en algunos casos no contaban con experiencia militar, cruzaron de Rusia a Ucrania al comienzo de la guerra, movidos por la sensación de que la invasión del Kremlin era profundamente injusta.
“No vinimos a probar nada”, dice un soldado cuyo nombre de guerra es Zaza. “Vinimos a ayudar a Ucrania a lograr el retiro total de las fuerzas rusas del territorio ucraniano y la futura ‘desputinización’ de Rusia”.
Al comienzo de la guerra, la legislación ucraniana prohibía que ciudadanos rusos integraran las fuerzas armadas. Recién en agosto se aprobaron leyes que permitieron que la Legión Rusia Libre se sumara al combate legalmente, según comenta Andriy Yusov, vocero del servicio de inteligencia militar de Ucrania.
“Había muchísimos rusos que por una cuestión de principios no podían quedarse cruzados de brazos y buscaron una manera de ingresar a las filas de la defensa de Ucrania”, dice Yusov, para explicar lo que motivó la creación de esa unidad militar. “Todos los legionarios vinieron con un deseo inmenso de frenar a la horda de Putin y liberar a Rusia de la dictadura.”
El grupo opera bajo la égida de la Legión Internacional Ucraniana, una fuerza de combate que incluye unidades integradas por voluntarios estadounidenses y británicos, bielorrusos, georgianos y de otros países.
No es fácil sumarse a la Legión, señalan los soldados rusos. Tienen que presentar una solicitud y someterse a una minuciosa verificación de antecedentes que incluye pruebas de polígrafo. Recién entonces pueden iniciar el entrenamiento básico. Como tienen pasaporte ruso, es inevitable que los reciban con desconfianza, porque ya ha habido varios intentos de espías rusos para infiltrarse en la unidad.
Los soldados dicen a sus familiares en Rusia les cuesta mucho entender su decisión. En su país natal, los informes sobre las atrocidades cometidas por las tropas rusas, como la carnicería de civiles en Irpin y Bucha, en los suburbios de Kiev, son desestimados como “propaganda extranjera”.
“No saben toda la verdad”, dice un soldado de 32 años que se hace llamar Miami, y agrega que sus padres lo instaron a combatir en el bando ruso. “Les dicen que acá vive gente mala y se lo creen. No les entra en la cabeza que el segundo ejército más grande del mundo pueda matar a ciudadanos comunes y corrientes”.
En el frente oriental, el diluvio de artillería nunca se interrumpe por mucho tiempo. Las fuerzas rusas martillan sobre las posiciones ucranianas para desalojarlas de Bajmut antes de lanzar la tan anunciada ofensiva destinada a apoderarse de toda la región del Donbass.
En una posición ucraniana cuya ubicación precisa no puede ser revelada por cuestiones de seguridad, la tierra tiembla y los proyectiles de artillería de uno y otro bando se entrecruzan en el cielo despejado. Las fuerzas rusas acaban de lanzar una descarga de cohetes “Grad” BM-21 que barrió la zona e hirió a varios civiles, pero no alcanzó a los soldados.
“Nos atacan desde todas partes”, dice entre jadeos uno de los soldados rusos que lucha por ucrania, mientras busca refugio en un conjunto de pequeñas cabañas cubiertas de nieve.
Los soldados de la Legión Rusia Libre dicen que su propósito sigue firme, pero algunos ya empezaron a pensar en el futuro más allá de la batalla inmediata, incluso más allá de la guerra en Ucrania.
“Mi tarea no es solo proteger a la gente de Ucrania”, dice César, de 50 años. “Si salgo vivo de esta fase de la guerra y se libera todo el territorio ucraniano, seguiré con el arma en la mano hasta derrocar al régimen del Kremlin.”
César, que se ganó fama de sabio y excéntrico dentro de la Legión, dice que antes era un confeso nacionalista ruso. Pero ahora cree que la Rusia moderna descarriló, sobre todo tras la invasión a Ucrania.
En el pasado César integró el Movimiento Imperial Ruso, declarado como grupo extremista violento por Estados Unidos, pero dice que en parte rompió con la agrupación por su apoyo a la anexión rusa de la península de Crimea, en 2014.
Un funcionario militar ucraniano encargado de monitorear a la Legión Rusia Libre dice que César “pasó mucho tiempo buscando un camino que le resultara ideológicamente correcto”, y agregó que los funcionarios ucranianos no encontraron ningún motivo para desconfiar de él.
César, cuya esposa y cuatro hijos se mudaron a Ucrania a mediados del año pasado, no cree estar combatiendo contra compatriotas rusos, sino contra “canallas y asesinos apátridas”.
“Estoy sentado frente a usted, y soy el ejemplo de un hombre ruso, el hombre sobre el que escribieron Tolstói y Dostoyevski. Ese es el tipo de hombre que soy. No soy como ellos, que no son rusos”.
Por Michael Schwirtz
Traducción de Jaime Arrambide
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