La justicia australiana revisará la condena de una mujer acusada de matar a sus cuatro bebés
Las muertes de sus hijos ocurrieron entre 1989 y 1999, cuando éstos tenían entre 19 días y 18 meses de edad. Su defensa alega que hay evidencia científica de que los menores fallecieron por causas genéticas
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Australia revisará por segunda vez el caso de Kathleen Folbigg, una mujer condenada a 30 años de prisión en 2003 por la muerte de sus cuatro hijos. La revisión ocurrirá después de que surgieran dudas sobre la causa del fallecimiento de los menores.
El fiscal general de la región de Nueva Gales del Sur, Mark Speakman, apuntó en un comunicado que si el ex juez Thomas Bathurst, a cargo de esta segunda investigación independiente, considera que hay una “duda razonable” de que los niños no murieron a manos de su propia madre, entonces derivará el caso al Tribunal Penal de Apelaciones.
Folbigg apeló sin éxito en varias oportunidades a su condena. Sus abogados defienden su inocencia y argumentan que existen evidencias científicas que podrían explicar la muerte por causas naturales y genéticas de los cuatro menores, ocurridas entre 1989 y 1999, con edades entre 19 días y 18 meses.
Desde el momento de su juicio en 2003, Folbigg fue catalogada como “la peor asesina en serie femenina de Australia”. Tras la condena, cumplió la pena y pasó 18 años en prisión luego de ser declarada culpable de su primogénito Caleb y del asesinato de sus tres hijos posteriores, Patrick, Sarah y Laura.
En marzo de 2021, unos noventa científicos, entre ellos expertos en trastornos genéticos, firmaron una petición pidiendo a la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, la liberación de la mujer de 54 años, al considerar que existen fuertes evidencias que demuestran su inocencia. Asimismo, un estudio científico publicado en la revista Eurospace en 2019 indicó que dos de las niñas de Folbigg habrían fallecido debido a una mutación genética llamada CALM2, que causa la muerte súbita cardíaca.
De esta manera, la nueva evidencia científica le dio un inesperado vuelco a este caso. Entre los firmantes hubo dos premios Nobel, dos personas nombradas “australianos del año”, un excientífico en jefe.
“Dada la evidencia científica y médica que ahora existe en este caso, firmar esta petición fue lo correcto”, explicó en su momento el presidente de la Academia Australiana de Ciencias, el profesor John Shine, otro de los postulantes de la investigación.
Sin embargo, luego de varios apelación y un estudio específico de lo sucedido, se reexaminó las condenas de Folbigg en 2019, pero los jueces australianos rechazaron la noción de duda razonable en su caso. Según su apreciación, le dieron un mayor peso a la evidencia circunstancial presentada en su juicio, y a las ambiguas anotaciones que escribió en su diario.
Speakman, quien se negó a indultar a Folbigg, recalcó que solo una investigación “transparente, pública y justa” puede dar claridad sobre los hechos. En 2018 ya se realizó una primera revisión judicial, que fue desechada por un magistrado un año más tarde, al igual que su consiguiente apelación en marzo de 2021.
Luego del largo proceso judicial, en este 2022 Australia volvió a reexaminar todas las pruebas presentadas en el juicio junto a la investigación para llegar al desenlace final del caso de Kathleen Folbigg.
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