La izquierda regional cierra filas en defensa del régimen cubano
Gobiernos y partidos evitaron condenar la represión de las protestas y en cambio pusieron foco en el embargo comercial norteamericano
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CARACAS.– La brutal represión puesta en marcha por el gobierno cubano tras el estallido nacional del domingo pasado y la violación sistemática de derechos humanos en un país donde la impunidad es política de Estado no han provocado el rechazo de la izquierda regional. Todo lo contrario: el cierre de filas es tan perceptible como la represión, que persistía este viernes con nuevas detenciones, como la del poeta Javier Mora, y con el anuncio de juicios rápidos y de condenas de hasta 20 años contra los manifestantes detenidos.
“El Grupo de Puebla expresa su apoyo al gobierno de presidente [Miguel] Díaz-Canel con la completa certidumbre de que él sabrá manejar con prudencia y diligencia la reciente coyuntura social”, dice un comunicado del grupo de dirigentes de la izquierda populista y regional difundido esta semana.
A la cabeza del conglomerado de dirigentes izquierdistas están el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, que reiteró su respaldo al gobierno y exigió el fin del bloqueo, y el presidente Alberto Fernández, que eludió criticar al castrismo. El gobierno boliviano, conducido por Luis Arce, también dejó en claro que Cuba sigue siendo un referente político.
El presidente virtual de Perú, Pedro Castillo, fue aleccionado por su jefe del partido Perú Libre, el comunista Vladimir Cerrón, para emitir un comunicado que culpa al embargo estadounidense de la situación, según el diseño estratégico desplegado en La Habana para sus aliados.
El expresidente brasileño Lula da Silva incluso sumó una frase de su propia cosecha: “Si Cuba no tuviera un bloqueo, podría ser Holanda”. El ranking de los disparates, sin embargo, lo encabeza una vez más Venezuela, donde Diosdado Cabello, número dos del chavismo, aseguró que la protesta no era tal, sino las celebraciones manipuladas de la Copa América y de la Eurocopa.
Precisamente este viernes aterrizó en el aeropuerto habanero uno de los aviones de la flotilla presidencial de Nicolás Maduro, en vuelo desde Caracas. Se trata de un Airbus A319, sancionado por Estados Unidos.
“Ciertamente la mayoría de la izquierda en la región promueve la impunidad del régimen o prefiere mantener silencio. Mantienen el apoyo porque han fraguado una alianza con La Habana, no solo ideológica, sino de solidaridad en foros internacionales. También los une la aversión a la política exterior estadounidense. En vez de la represión, prefieren poner el énfasis en las restricciones comerciales y económicas que pesan sobre la isla por la conducta antidemocrática del régimen”, destaca el internacionalista Mariano de Alba.
Distintas izquierdas
Las excepciones, hasta ahora, son contadas, como la del Partido Socialista de Chile o la del Frente Amplio de Uruguay, que reiteró su apoyo al derecho de manifestación.
“Dentro del espectro de las distintas izquierdas que hay en la región ha habido escisiones, pero no las suficientes para crear las condiciones de una transición en Cuba y de una renovación de ciertos legados y pesos del pasado. Sorprende a estas alturas, pero también era esperable considerando los intereses afectivos, culturales, simbólicos y geopolíticos que hay detrás del significante Cuba”, explica para LA NACION el intelectual Juan Cristóbal Castro.
El tiempo pasa, pero la alianza con el castrismo se exhibe sin pudor. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, encabezó el jueves un encuentro virtual con varios de los dirigentes más comprometidos con la dictadura cubana, con el expresidente boliviano Evo Morales y la exmandataria brasileña Dilma Rousseff a la cabeza, con el objetivo de “dialogar sobre la operación mediática contra Cuba”.
Todos estos dirigentes latinoamericanos convirtieron La Habana en la meca de la izquierda durante los últimos años de vida de Fidel Castro, a quien acudían a visitar para presentarle sus respetos y escuchar de primera mano sus vaticinios sobre el fin del mundo. Entre ellos también estuvo la expresidenta socialista chilena Michelle Bachelet, que este viernes finalmente decidió reclamar la inmediata liberación de manifestantes desde su oficina de alta representante para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Los primeros detenidos se produjeron en la mañana del domingo y desde entonces no han cesado.
“El apoyo a la revolución cubana también se mantiene por un asunto de marketing. Mucha de esa izquierda hace vida académica y necesita mantener vínculos con el ‘proyecto cubano’ como objeto de estudio, y ejemplo. Eso les produce beneficios, financiamiento y prestigio a muchos, pero también contribuye a sostener muchas organizaciones satélites”, dice la politóloga María Puerta Riera.
En el Grupo Hermandad, como lo definió el gobierno cubano, también mostraron su apoyo el expresidente paraguayo Fernando Lugo y el colombiano Ernesto Samper, además de antiguos cancilleres como Diego Pary y Celso Amorín.
Para todos ellos, la revolución cubana soporta una “tradición heroica que conecta con ciertas tradiciones utópicas y soberanistas latinoamericanas muy fuertes. También suma los legados de las heridas de la Guerra Fría, que siguen perpetuándose de forma afectiva y simbólica, y el espacio geopolítico para contraponerse a lo que todavía muchos ven como la hegemonía imperial de Estados Unidos y las tendencias regionales de la derecha, que con el trumpismo generó nuevos miedos”, sentencia Castro.
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