La incursión terrestre israelí en Gaza, ante una resistencia de Hamas con más capacidad de daño
Las fuerzas israelíes que conducen la ofensiva se enfrentan a una milicia renovada, mejor equipada que antes para el desafío militar
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JERUSALÉN.– A comienzos de la invasión de las fuerzas militares israelíes a la Franja de Gaza, un misil antitanques disparado por combatientes palestinos impactó contra un transporte blindado de personal y mató –por incineración, politraumatismos o herida de metralla– a por lo menos nueve soldados israelíes. También fueron alcanzados otros blindados del convoy.
Ese ataque del 31 de octubre en la arenosa periferia norte de Gaza representó la mayor pérdida grupal de efectivos israelíes en la guerra terrestre. Pero el ataque también reveló la expansión del poder de Hamas.
Hasta hace unos años, los que recibían las fuerzas israelíes eran piedrazos y cócteles molotov arrojados por palestinos: ahora tienen que lidiar con armas sofisticadas, como misiles guiados por láser y municiones antitanques.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ya están dentro de Ciudad de Gaza, combatiendo a Hamas en la superficie y bajo tierra, entre civiles, cerca de hospitales, escuelas y mezquitas, y en zonas plagadas de túneles.
Esta sigue siendo una guerra asimétrica. Israel es una de las fuerzas mejor armadas y tecnológicamente más sofisticadas del mundo. Por avanzadas que sean las actuales armas de las brigadas de Hamas, las de Israel las superan ampliamente.
Sin embargo, en el combate cuerpo a cuerpo en Gaza, los efectivos de Hamas desplegaron un arsenal mejorado, con gran cantidad de misiles antitanques y lanzagranadas propulsadas por cohete (RPG). Muchas de esas armas fueron contrabandeadas a la Franja de Gaza durante la década pasada como excedentes de las guerras en Irak, Libia, Siria y Sudán, por vía marítima o a través de túneles y cruces terrestres, o fueron fabricadas por Irán o Corea del Norte. Dentro de Gaza, también se ensamblaron variaciones de esas armas en fábricas subterráneas cada vez más sofisticadas.
Los analistas dicen que Israel lleva un registro minucioso de las armas que posee Hamas: modernos fusiles de francotirador, parapentes, RPG, “bombas magnéticas”, drones de ataque suicidas, minisubmarinos, minas terrestres, misiles antitanques y cohetes de largo alcance capaces de llegar –aunque sin mucha precisión– hasta Haifa en dirección norte, cerca de la frontera con el Líbano, y hasta Eilat en el sur, cerca de la costa del Mar Rojo.
“Ejércitos nacionales”
Hamas y sus combatientes –una fuerza estimada en 30.000 efectivos o más– están tan bien armados y entrenados que sus brigadas, consideradas como organizaciones terroristas por Estados Unidos, se parecen a “ejércitos nacionales”, dice Michael Milshtein, exdirector del Departamento de Palestina de las FDI. Tras observar el desarrollo de estas primeras dos semanas de invasión terrestre, Milshtein considera que no hay nada nuevo ni sorprendente en las armas en sí mismas. “Lo que más sorprende es la cantidad”.
Milshtein dice que Israel se enfrenta a un Hamas “mucho más poderoso”. Aunque en los últimos días ha habido algunas “pausas humanitarias” en el combate –además de los reclamos de un alto el fuego total de parte de otras potencias de la región–, Israel no da muestras de detener su ofensiva.
Avi Melamed, exfuncionario de inteligencia de Israel y fundador de Inside the Middle East, una organización dedicada a la educación, dice que en Gaza las fuerzas de Israel enfrentarán condiciones “muy complicadas” con Hamas y sus aliados armados. “Es un enemigo tremendamente armado, no es una bandita de nenes corriendo con pistolas”.
El despliegue de grandes cantidades de unidades antitanques de Hamas es particularmente preocupante para las fuerzas israelíes, a punto que las FDI parecen estar orientando sus operaciones de inteligencia a detectar objetivos para que las fuerzas de aire y tierra puedan eliminarlos.
Desde el comienzo de la invasión terrestre, en Gaza han muerto 41 soldados de las FDI, según las fuerzas militares israelíes. Las FDI dicen que las bajas habrían sido mucho más numerosas si no hubieran dedicado la última década a mejorar sus defensas blindadas.
En la guerra de mayo de 2021, mayormente entre Israel y Hamas, los misiles antitanques de la agrupación terrorista mataron a personal militar y civiles israelíes, y resultaron más eficaces que los ataques de drones, dice Behnam Ben Taleblu, miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias, un laboratorio de ideas de Washington.
“Los drones y los cohetes de Hamas fueron interceptados. Sus minisubmarinos no tripulados fueron detenidos. Se detectaron operaciones de construcción de túneles transfronterizos. Pero sus fuerzas antitanques avanzaron y causaron bajas”, apunta Taleblu.
“En un escenario de combate urbano, el cóctel de armas extranjeras de Hamas puede complicar incluso al ejército tecnológicamente más avanzado. Mientras las FDI sigan avanzando en Gaza, habrá que esperar un mayor –no un menor– despliegue de armas antitanques y de combates antitanque de parte de Hamas”, dice Taleblu.
Algunas de las armas antitanques de Hamas son producidas dentro de la Franja, como la ojiva explosiva Tandem 85. Estos proyectiles utilizan dos cargas para perforar los vehículos blindados modernos. Son las armas distintivas de Irán, provistas a milicias aliadas como Hamas, y fueron utilizadas en Irak con efectos devastadores para las tropas norteamericanas.
Israel desarrolló una defensa contra estas armas, el sistema de protección activa Trophy. Funciona por medio de un radar que rastrea el ingreso de municiones y luego las intercepta con sus propios proyectiles de defensa. El sistema resultó exitoso. Pero al igual que con los diluvios de misiles contra el sistema de defensa aérea israelí Cúpula de Hierro, el sistema Trophy puede ser derrotado si se satura con gran cantidad de proyectiles o con proyectiles lanzados a corta distancia, dice Ryan Brobst, de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
Yehoshua Kalisky, experto en armas e investigador del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, dice que en la Guerra de los Seis Días de 1967 entre Israel y una coalición árabe, los militares israelíes necesitaron tres divisiones para derrotar en seis días al Ejército egipcio en el Sinaí. Ahora, las FDI están empleando esa misma fuerza desde hace un mes en Gaza, pero con resultados muy diferentes.
“Esto es diferente. Esta es una guerra muy, muy difícil”, dice Kalisky. “Ellos están equipados”.ß
William Booth, Judith Sudilovsky, Ellen Nakashima y Alex Horton
Traducción de Jaime Arrambide
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