La increíble moneda de platino de un billón de dólares que puede salvar a Estados Unidos
Una ley de 20 años que permite acuñar monedas de cualquier denominación siempre y cuando sean de ese metal precioso empezó a generar interés de cara al problema de la deuda que afecta al país del norte
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Algunos políticos de Estados Unidos han ideado una improbable solución al molesto problema de la deuda norteamericana: acuñar una moneda de un billón de dólares, hecha de platino, para inundar con dinero en efectivo al tesoro nacional.
Sin embargo, los defensores de esta medida admiten que podría tratarse solamente de un truco porque aseguran que es una forma extraña de resolver el problema de la recesión de la economía, situación que podría tener severas consecuencias para los bolsillos de los ciudadanos estadounidenses si no se resuelve en los próximos días.
Por muy improbable que parezca para muchos, lo cierto es que el gobierno norteamericano tiene la autoridad de acuñar una moneda de un billón de dólares sin necesitar la aprobación del Congreso. Pero, ¿cómo es posible si el secretario del Tesoro no tiene la autoridad de imprimir billetes para cancelar las deudas públicas? Es porque una inusual ley de hace más de 20 años permite a la administración estadounidense acuñar monedas de cualquier denominación, siempre y cuando sean de platino.
La intención de esa ley era ayudar a la producción de monedas conmemorativas para coleccionistas, pero no ofrecer una estrafalaria solución a una crisis fiscal.
En concreto, la inusual ley estipula que el secretario del Tesoro tiene la autoridad para “acuñar y emitir monedas de platino de acuerdo con las especificaciones, los diseños, las variedades, las cantidades, las denominaciones y las inscripciones aprobadas a su discreción”.
Y en la opinión de los defensores de la moneda, el momento ha llegado. Sin embargo, tanto la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, como la Casa Blanca y políticos demócratas descartan la idea, al igual que lo han hecho gobiernos anteriores en crisis similares.
“Lo único más descabellado que acuñar una moneda, sería caer en un impago de la deuda por motivos políticos”, aseguró Mark Warner, senador demócrata por Virginia, al sitio de noticias ABC.
Por su parte, Yellen ofreció su opinión. “Lo que hace falta es que el Congreso demuestre que el mundo puede confiar en la capacidad de Estados Unidos de pagar sus deudas”, dijo en una entrevista con el canal CNBC. Y agregó: “Una moneda de platino no sería más que un truco”.
Pero otras personas que discrepan de los veredictos anteriores, ofrecieron su visión sobre la problemática. “El hecho de que esa moneda no sea más que una maniobra de contabilidad es su fortaleza, no su debilidad”, expresó Rohan Grey, profesor de leyes fiscales de la Universidad Willamette.
“La idea de resolver un problema contable con una solución contable es totalmente coherente. El propio tope de la deuda podría verse simplemente como un truco de contabilidad mal diseñado”, escribió Grey en un estudio publicado en la revista especializada Kentucky Law Journal.
El 18 de octubre, a menos que el Congreso actúe a tiempo para suspenderlo, vence el plazo para que Estados Unidos apruebe una extensión del tope de deuda. Los republicanos y demócratas se encuentran en un punto muerto en el Senado. Por su parte, los republicanos se niegan a sumarse a los votos demócratas en lo que solía ser un ejercicio de rutina, mientras que los demócratas se resisten a utilizar los votos propios para solucionar el problema.
Por esa razón, algunos proponen esa solución inédita y audaz: crear una moneda de un 1 seguido por 12 ceros.
Pero incluso dicha solución representa muchos peligros para ambos partidos: ¿Hubiesen querido los demócratas que un presidente como Donald Trump usara ese truco para resolver sus propios problemas de liquidez? ¿Desean realmente sentar ese precedente para que lo usen futuros gobernantes?
También se han barajado otras posibilidades extraordinarias, como invocar la garantía de la 14° Enmienda de la Constitución, según la cual “la validez de la deuda pública de los Estados Unidos, autorizada por la ley, no será cuestionada”. Lo que significaría, según algunos estudiosos, que podría utilizarse para anular el límite de la deuda.
La secretaria de prensa Jen Psaki indicó que la Casa Blanca ha examinado todas las opciones y “ninguna de ellas es viable”. Y agregó: “Es por ello que creemos que la única manera de resolver esto es mediante la acción del Congreso”.
El tope de la deuda se instituyó durante la Primera Guerra Mundial para facilitar a Estados Unidos la emisión de bonos de guerra sin tener que pedirle autorización al Congreso cada vez. Los legisladores solo tenían que atenerse al monto aprobado.
Elevar o suspender el techo de la deuda ha sido hasta ahora una gestión de rutina, porque la deuda procede en su mayor parte de gastos ya aprobados por el Congreso o cubre pagos obligatorios por ley. Hoy en día, el procedimiento se ha convertido en una herramienta de presión política.
El Departamento del Tesoro no puede introducir nuevas monedas en circulación, solo la Reserva Federal puede hacerlo. En teoría, la moneda sería acuñada y depositada en el banco central, y su valor pasaría a la cuenta general del Tesoro y se utilizaría para pagar una larga lista de facturas.
En la práctica, nadie sabe con precisión cómo funcionaría y qué problemas causaría, como por ejemplo la inflación que se produciría. Los demócratas no parecen dispuestos a poner fin a un proceso que se ha mantenido durante generaciones y que sirvió de ejemplo para el mundo entero sobre cómo manejar el crédito.
La idea de una moneda de un billón de dólares surgió inicialmente, en 2013, cuando el entonces presidente Barack Obama no lograba que los republicanos accedieran al levantar el tope. Donald Marron, experto en políticas fiscales que fue director de la Oficina Presupuestaria del Congreso durante la presidencia de George W. Bush, opinó en aquel momento que no era una gran idea, pero que tampoco era terrible.
“Los analistas han considerado una amplia gama de opciones para evitar el impago, entre ellas la de priorizar ciertos pagos, declarar inconstitucional el límite de deuda y vender temporalmente el oro depositado en Fort Knox. Todas estas opciones plantean graves problemas prácticos, legales y de imagen. En medio de este peligroso conjunto de ideas, la moneda de platino parece relativamente brillante“, declaró Marron.
Sin embargo, aclaró que se trata de una idea comparable a una mala secuela de una serie de televisión. “Carece de dignidad”, concluyó.
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