La Iglesia venezolana pidió nuevas elecciones y fustigó las políticas del chavismo
CARACAS.– Los obispos católicos reclamaron al gobierno un giro urgente, incluidas una transición democrática y elecciones libres, ante la "gravísima situación" del país. "Sufrimos las nefastas consecuencias de un modelo económico, impuesto por un régimen y una ideología de corte comunista que nos ha empobrecido a todos, especialmente a los más débiles. Vemos un grupo minoritario que se va enriqueciendo en detrimento de la mayoría", advirtió hoy la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
La Iglesia Católica, la institución más respetada en el país según las encuestas, denunció en su exhorto pastoral de principio de año que "la instalación de una Asamblea Nacional que carece de fundamento democrático en medio de un revanchismo, de una descalificación hacia líderes de la oposición, de amedrentamientos y de amenazas de persecución no ayuda a resolver los problemas del pueblo ni crea confianza para la recuperación del país". Una votación que se realizó en diciembre con "serias irregularidades, poco concurrida, desconocida por un vasto sector internacional, que no expresan el querer del pueblo ni reflejan el pluralismo social".
También destaca la consulta popular promovida por el gobierno interino y el Parlamento legítimo, que sí contó con una "muy significativa participación", aunque no se avizora "en un futuro inmediato la concreción de los resultados". Para la CEV es imprescindible la puesta en marcha de una transición democrática "que nos lleve a unas elecciones presidenciales y parlamentarias en condición de libertad e igualdad". Para ello es necesario el "esfuerzo de todos", como recordó luego el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Caracas, en un claro mensaje dirigido a la oposición, fracturada en su interior.
"Es notorio cómo se han deteriorado la calidad de vida, educación, salud y servicios básicos. Padecemos una inflación indetenible y una devaluación que ha empobrecido a toda la población", recuerdan los obispos ante el empeño gubernamental y de sus socios internacionales de culpar a las sanciones norteamericanas y al desafío del Parlamento y de Juan Guaidó por el colapso nacional que sufre Venezuela.
El país con mayores reservas de petróleo del planeta y de las principales en oro, diamantes, gas y coltán inicia su octavo año en recesión económica y cumple 38 meses en hiperinflación, cuando la presidencia encargada se proclamó hace solo dos años. Los obispos no dudan en señalar al "Plan de la Patria" de la revolución como causante de buena parte de los males nacionales.
Los obispos tampoco se olvidan de los derechos humanos y de quienes los defienden, "víctimas de persecución y descalificación violenta y opresora, del acoso y la extorsión", sin olvidar las torturas y asesinatos "presuntamente cometidos por funcionarios del actual gobierno". La CEV reclama que las ONG puedan trabajar sin el habitual hostigamiento revolucionario.
"Todo esto ha llevado al aumento de la migración forzada, que en vez de ser protegida es objeto de vejación por los agentes policiales y militares a lo largo del camino. Esta migración es la prueba del gran fracaso de las políticas públicas (económicas y sociales) ejecutadas por el gobierno", añaden.
Los obispos apoyan en su pastoral el derecho a no emigrar como un nuevo derecho humano, tal y como ha propuesto el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, tanto para los miles de caminantes que ya están en la carretera buscando un mejor futuro como para los balseros de la costa de Güiria.
La Organización de los Estados Americanos (OEA) teme que durante 2021 la diáspora venezolana rompa el techo de los siete millones de emigrantes y se convierta en la mayor del siglo.
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