La historia del emprendedor checo que desafió a gigantes y creó WindGuru, una de las plataformas meteorológicas más populares del mundo
En diálogo con LA NACION, Vaclav Hornik cuenta la historia de cómo creó una de las plataformas meteorológicas más populares del mundo
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La República Checa no tiene mares ni grandes lagos. Allí el viento sopla con poca frecuencia y cuando lo hace, lo hace de a rachas. Contra todo pronóstico, sin embargo, en este pequeño país de Europa Central nació la plataforma de previsión meteorológica más popular del planeta entre los entusiastas de los deportes acuáticos. En la actualidad, pescadores y marineros también la consultan y hasta los agricultores la visitan regularmente en busca de predicciones detalladas para sus campos de cultivo.
Se trata de WindGuru.cz, la “startup independiente de más de 20 años”, que cautivó al mundo de la náutica por su enorme precisión.
La historia de este icónico sitio web se remonta a algún momento de la década de los 80, cuando el pequeño Vaclav Hornik recibió su primera tabla de windsurf. Curiosamente, su padre y un amigo se dedicaban a fabricar los equipos para este deporte acuático poco común en la antigua Checoslovaquia, con la ayuda de su madre, que cosía las velas.
En ese entonces nació la pasión de Hornik por los deportes náuticos, pero sobre todo por el viento. “Ya en la década de los 80 estaba obsesionado con los reportes meteorológicos”, cuenta a LA NACION este exitoso emprendedor de bajo perfil, que pasaba su tiempo haciendo zapping entre las distintas emisoras de radio para conocer el clima que se avecinaba.
En la década de los 90, inició sus estudios de grado en la Universidad de Economía y Negocios de Praga. “Me apunté en Economía, Finanzas y Contabilidad porque no tenía planes claros para mi futuro y pensé que eso era algo que me serviría para conseguir un trabajo y vivir”, relata.
Sin embargo, un hecho fortuito desvió su rumbo… el auge de internet.
“Cuando estaba en la universidad, tuve la suerte de que Internet acababa de empezar, estaba creciendo rápidamente y era una plataforma que de repente ofrecía un alcance global de facilísimo acceso, algo que no estaba disponible anteriormente”, explica Hornik, quien inmediatamente comenzó a investigar en línea todo lo que encontraba sobre reportes de surf y meteorología.
De a poco se fue sumergiendo en el incipiente mundo de la programación. “Al terminar mis estudios me di cuenta de que las finanzas no me harían feliz, así que cuando llegó el momento de encontrar mi primer trabajo, elegí una empresa de TI (Tecnología e Información) y comencé a trabajar como desarrollador en lugar de utilizar mi educación financiera para iniciar una carrera corporativa como la mayoría de mis compañeros”, dice.
Un día, navegando por la web, se topó con un concepto que le llamó la atención: los modelos predictivos, que, a grandes rasgos, son un grupo de técnicas que mediante los campos del aprendizaje automático, la recolección de datos históricos, el Big Data y el reconocimiento de patrones, pretenden dar una predicción de resultados futuros. El entusiasta del windsurf comenzó a estudiar compulsivamente el concepto hasta que se le ocurrió una idea.
“Necesitaba un modelo que predijera las condiciones meteorológicas en los cuatro puntos más populares para este tipo de deportes en la República Checa para prever cuándo podría salir a navegar… Así nació el proyecto, lo llamé WindGuru y se alojaba en algún servidor”, revela Hornik.
Al principio fue complicado, confiesa. Había pocos datos disponibles. “Las previsiones de viento no son muy interesantes para la gente normal. Y los pocos fanáticos sabían si podían salir a navegar por el movimiento de las hojas de los árboles”, se ríe. No obstante, gracias a sus capacidades programáticas, logró crear una página que extraía datos públicos de fuentes fiables y los reformateaba en una vistosa tabla de hoja de cálculo.
Con paciencia, comenzó a agregar más lugares hasta abarcar todo el país. En 2000, con 25 años, lanzó WindGuru.cz, el mismo dominio que mantiene hasta el día de hoy (No quiso cambiarlo a .com porque le parece demasiado comercial y poco interesante, acota).
Al ver que su sitio web era visitado cada vez por más personas, comenzó a replicar su modelo en nuevas ubicaciones en el extranjero. El primer destino fuera de Europa fue Maui, la meca hawaiana del kitesurf. La experiencia fue un gran éxito y atrajo a más usuarios de otros países al mismo tiempo que sedujo a un nuevo nicho: los surfistas.
En 2004, lanzó la versión paga del sitio, con predicciones de datos más detalladas, precisas, fiables y actualizadas. “Cuando las primeras personas pagaron por el servicio, fue un momento revelador: me di cuenta de que mi creación estaba funcionando y que, probablemente, podría ganarme la vida dirigiendo WindGuru y dedicarme a ello a tiempo completo”.
A pesar del enorme crecimiento de WindGuru, el diseño de la página casi no se modificó con el tiempo. “Cuando te acostumbras es súper efectivo, echas un vistazo y los colores te dan una idea aproximada en un segundo. Los efectos especiales o las animaciones son agradables pero bastante inútiles”, explica Hornik.
“Además, cuando algo funciona bien, ¿por qué modificarlo?”, agrega el emprendedor, quien prefiere “abarcar menos” para mantener la calidad de su producto. “Sigo prefiriendo centrarme en mi objetivo original: en el viento y las olas. Temo que si intentara abarcar más perdería el foco y causaría más daño que ganancia”.
Al haber sido un pionero en este pequeño mercado, WindGuru no sufrió la competencia de las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, como ocurre ahora. “Como mi público objetivo era bastante estrecho eso lo hizo un segmento menos atractivo para que entren las grandes empresas, por lo que me dio más tiempo para crecer lenta y naturalmente sin necesidad de grandes inversiones. No hubo ninguna estrategia detrás de esto, simplemente sucedió”, relata su fundador, quien arrancó su emprendimiento casi al mismo tiempo que Larry Page y Serguéi Brin lanzaran Google.
Lo asombroso es que lo hizo desde un país que hacía poco tiempo acababa de sobrevivir la desintegración del antiguo Estado de Checoslovaquia, que durante la Guerra Fría estuvo bajo la influencia soviética. Hornik señala que este evento histórico despertó muchas oportunidades en el antiguo bloque del Este para personas como él. “Sin la libertad que ganamos en 1989 WindGuru jamás existiría”.
En marzo de este año, WindGuru suspendió sus servicios en Rusia en represalia por la guerra que Vladimir Putin libró en Ucrania. “Debido al horror que está ocurriendo, he prohibido el acceso al sitio web Windguru desde Rusia en señal de protesta. Reconozco que no estoy seguro de que las ‘sanciones’ de este tipo tengan algún efecto positivo en general, es algo controvertido... quieres dejar claro que se han traspasado todos los límites tolerables y al mismo tiempo te das cuenta de que desgraciadamente estás castigando a gente que no se lo merece. Me sigue pareciendo mejor que nada o que un simple mensaje antibélico en el que se pincha como ‘acepto las cookies’ y se sigue adelante”, publicó en un posteo de Facebook.
En la actualidad, el empresario checo está casado y tiene hijos. Pero sigue planificando sus vacaciones en función de las condiciones de viento de una determinada región.
En el futuro, planea ampliar la red de estaciones meteorológicas locales que comparten datos en tiempo real con usuarios de todo el mundo. Estos aparatos portátiles pueden instalarse en escuelas de surf, departamentos con balcón frente a la playa o incluso cerca de masas de agua interiores. Sin embargo, al cerebro detrás de WindGuru le gusta tomarse las cosas con calma. “Valoro demasiado mi libertad”.
Sorprendentemente, WindGuru no tiene un espacio de oficinas. “Hay muy pocas personas involucradas, básicamente soy yo quien hace toda la programación del sitio web, luego un empleado que se encarga de los anunciantes y ayuda con el soporte al cliente y el resto es subcontratado. Colaboro estrechamente con un grupo de científicos que se encargan de ejecutar algunos de los modelos de previsión en su propio grupo informático; tenemos un acuerdo sobre cómo financiar esto y funciona así desde hace más de 15 años, sin contratos complicados, sólo un simple acuerdo”, revela.
“Algunos datos que se necesitan están disponibles de forma gratuita, otros hay que pagarlos, hay un rack de servidores que alimentan el sitio web y el procesamiento de datos, el 99% del trabajo lo hacen las máquinas”, añade Hornik y confiesa que nunca hizo kitesurf ni windsurf en la Argentina pero que le gustaría hacerlo en el futuro.
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