Se trata de una de las colecciones más emblemáticas de la orfebrería prehispánica; por qué se convirtió en objeto de una disputa reciente
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El tesoro Quimbaya es una de las colecciones más emblemáticas de la orfebrería prehispánica. Es una ventana al pasado remoto de Colombia, y también el objeto de una disputa reciente. El de mayo, el Gobierno de Colombia le pidió al Gobierno de España la devolución al país de esta colección de piezas precolombinas conocida como el tesoro Quimbaya.
Una carta firmada por el ministro de Cultura colombiano, Juan David Correa, y el canciller, Luis Gilberto Murillo, argumenta que el retorno de las piezas a Colombia reivindicaría la soberanía cultural del país e iría en línea con la política de “descolonización de los museos” que anunció el Gobierno español en enero de este año. BBC Mundo se puso en contacto con el Gobierno de España para solicitar sus comentarios sobre la petición colombiana, pero no recibió respuesta.
El tesoro que actualmente reposa en el Museo de América en Madrid lo componen 122 piezas de orfebrería (oro y aleaciones de oro y cobre) que datan de entre los siglos IV y VII. La colección fue regalada en 1893 a la entonces reina regente de España, María Cristina de Habsburgo-Lorena, por el presidente colombiano de aquel momento, Carlos Holguín Mallarino.
El mismo Holguín, en la carta en la que le ofreció la donación a la corona, describió la colección como “la más completa y valiosa, toda de oro finísimo, de la industria de los aborígenes de Colombia”.
La razón de la donación fue “como muestra de nuestro agradecimiento por el servicio que nos prestó, sirviéndonos de árbitro en nuestro pleito con Venezuela sobre delimitación de fronteras”, según un documento de 1891.
Pero, 132 años después, Colombia reclama el tesoro Quimbaya, luego de que la Corte Constitucional concluyera que el regalo se realizó de forma ilegal. “La devolución significaría algo simbólicamente muy importante, un acto de reparación histórica con los pueblos originarios de este país”, afirmó para BBC Mundo el ministro de Cultura colombiano.
El “majestuoso” descubrimiento
El tesoro Quimbaya fue encontrado por guaqueros locales en 1890 en dos tumbas precolombinas en el municipio de Filandia, departamento del Quindío. Según los arqueólogos, la guaquería —es decir, la búsqueda de tesoros prehispánicos con fines económicos—, era para entonces un negocio al que se dedicaban numerosas familias en Colombia.
Estaba incluso protegido por la ley, que establecía que todo el oro, la plata y las piedras preciosas que se hallaran pertenecían a quien los descubriera.
Las 122 piezas que hoy se conservan en Madrid son menos de un tercio de todas las que se encontraron en las tumbas de Filandia, que incluían no solo orfebrería, sino también cerámica, piedras y tejidos.
Las piezas corresponden, según los arqueólogos, al periodo quimbaya clásico o temprano, es decir que provienen de culturas anteriores a las que encontraron los españoles en la región en el siglo XVI. Otras 74 piezas de la colección se encuentran en un museo de Chicago, EE.UU. Y de varios cientos más de piezas del tesoro no se conoce con certeza su paradero.
El hallazgo del tesoro Quimbaya fue calificado en su momento como “majestuoso” y “colmó las páginas de la prensa colombiana”, según documentos del archivo del Banco de la República.
Los titulares de la época lo describieron como un descubrimiento de “valor inapreciable y fabuloso” y resaltaron desde entonces no solo su valor económico, sino también histórico y artístico.
La arqueóloga Ana Verde, coautora del libro “El tesoro Quimbaya”, coincide en que “este hallazgo debió ser bastante inusual y extraordinario y sin duda desbordó las expectativas de los huaqueros, comerciantes y coleccionistas del momento”. Tras su descubrimiento, las piezas despertaron un gran interés en negociantes y coleccionistas, y se dispersaron entre muchos dueños.
Un generoso regalo
Pero, en agosto de 1891, el Gobierno colombiano compró la colección completa, entonces conformada por 433 objetos, con intención de llevarla a una gran exposición que se preparaba en Madrid a propósito del cuarto centenario de la llegada de los españoles a América.
Ya desde entonces, el Gobierno conservador de Carlos Holguín Mallarino ofreció la colección a la corona española como “obsequio”. Varios documentos históricos dejan claro que fue una decisión envuelta en secretismo. En palabras del actual ministro de Cultura: “Este regalo entre comillas se dio en condiciones absolutamente anómalas, secretas, de espaldas al país, a la constitución de 1886, de una manera obtusa, bastante poco clara e ilegítima”.
El 30 de junio de 1893, cuando el tesoro ya llevaba 8 meses expuesto en Madrid, se entregó oficialmente la colección a la reina María Cristina de Austria. El tesoro estuvo expuesto en el Museo Arqueológico Nacional español desde entonces y en 1941 se volvió parte de la colección del Museo de América, que es hasta hoy una institución dependiente del Ministerio de Cultura.
Un largo reclamo
Reclamar el tesoro Quimbaya es una tarea que tenía pendiente el Gobierno de Colombia desde 2017, por una decisión de la Corte Constitucional. Esa Corte falló dándole la razón al ciudadano colombiano Felipe Rincón, que argumentó en una demanda de 2006 que el regalo del presidente Holguín a la corona española se hizo de manera ilegal, porque no fue aprobado por el Congreso como lo exigía la constitución del momento.
Los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque no avanzaron, sin embargo, en la reclamación. El ministro Correa explica que la devolución de la colección por parte de España sería un acto de reparación. “Por más tiempo que haya pasado, no podemos olvidar los sucesivos exterminios que realizó España en América, no para producir actos de venganza ni de violencia, pero sí para producir actos de reparación”, le dijo a BBC Mundo. El Estado español no dio respuesta a la solicitud.
En enero de este año, sin embargo, el Gobierno de España había afirmado que “no hay dudas sobre la titularidad o la legalidad de la obtención” del tesoro Quimbaya y que el mismo “forma parte de las colecciones del Estado español”. Al tiempo, el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, quien además es uno de los destinatarios de la carta de Colombia, anunció una política de “descolonización de los museos”.
En una entrevista con el diario El País publicada en abril, el director del Museo de América expresó al respecto: “yo estoy abierto a revisar todos los casos, pero no todas las piezas que soliciten han de devolverse”. Y agregó que deben tenerse en cuenta criterios como si la obtención de las piezas resultó de un expolio o un abuso, que en su opinión no es el caso del tesoro Quimbaya.
Correa contradice esto. “Uno no debe aceptar regalos ilegítimos. Y si los aceptó, es bueno que se piense en regresarlos a quien les pertenecen, que no es, en todo caso, al presidente Holguín sino a la cultura que se le expolió sin consultársele nada sobre este regalo”, afirmó.
El ministro colombiano agregó que, de conseguirse el retorno de la colección, se evalúa que forme parte de un museo arqueológico en Pereira, a unos 30 kilómetros del municipio de Filandia, donde se encontraron las tumbas.
*Por Santiago Vanegas
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