La historia del caníbal japonés que se comió a una holandesa y se convirtió en estrella
El tema parece sacado de tiempos antiguos o de la ficción. Sin embargo, no. Es real. El canibalismo existe entre nosotros. El japonés Issei Sagawa es la prueba: este hombre que ahora tiene 69 años en 1981 se juntó con una compañera de facultad (estudiaban literatura comparada en la Sorbona de París) en su casa, la mató y luego se la devoró.
Sagawa le pidió a la holandesa Renée Hartevelt que fuera a su departamento bajo la premisa de que necesitaba ayuda para aprender alemán. Ella aceptó y con ese acto se condenó. Cuando la chica estuvo en su casa, el joven nacido en Japón sacó una pistola y disparó. Entonces comenzó a comérsela y lo hizo hasta donde pudo. Cuando los restos de la mujer comenzaron a pudrirse, el caníbal puso su cadáver descuartizado en dos valijas y los llevó a un gran parque en las afueras de París.
Pero no fue cuidadoso. Sacó los restos de su víctima antes del atardecer, momento en que había mucha gente en el parque, y no se percató de que goteaban sangre. Testigos del hecho llamaron a las autoridades y Sagawa fue atrapado.
Sin embargo su condena no fue ejemplar: la Justicia le dio dos años de cárcel. Después de su arresto, fue internado en un hospital psiquiátrico y permaneció allí hasta 1983, cuando los franceses lo enviaron de regreso a Japón.
Y en su tierra natal, Sagawa no fue juzgado (se cree que no había pruebas suficientes) sino que se convirtió en estrella.
Su historia inspiró libros, papeles en películas, cómics, canciones y él apareció en innumerables programas de entrevistas. Ahora, su crimen fue llevado a la pantalla en un documental titulado "Caniba" y es sensación. "La mató, la violó y comenzó a comérsela. Pero él tenía problemas con la carne [cruda] y la cocinaba", contó Verena Paravel, codirectora del documental, de acuerdo con lo publicado por NYPost.
"Le encantaba la atención de los medios. Se paseaba por los programas para discutir lo que había hecho. No reconocía haber actuado mal. No vimos expresiones de remordimiento", dijo por su parte Lucien Castaing-Taylor, codirector del documental.
Alejado de la mayor parte de su familia, Sagawa ahora vive fuera de Tokio. Está postrado en una silla de ruedas, depende de la asistencia pública y es atendido por su hermano Jun. Para hacer la película, los directores pasaron varios meses con ellos. A veces sólo los miraban comportarse, ni siquiera les hablaban.
"Caniba", según sus creadores, es un intento por transmitir algo anticuado. "Creo que es una historia de amor fraternal, pero llena de odio y de profunda competencia", dijo Castaing-Taylor y agregó: "En un momento Jun le pregunta: ‘ ¿Me comerías a mí, tu hermano?'. La única respuesta que encuentra es un silencio prolongado".
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