En la actualidad, aún hay resistencia de ciertos sectores en el uso de Hinomaru porque la consideran un legado del Japón imperial
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Cada cuatro años -si no hay una pandemia- los deportistas destacados que compiten en los Juegos Olímpicos se pasean vestidos con atuendos de diferentes colores representativos de cada país y ondean su bandera. La de Japón, país anfitrión de los juegos de Tokio 2020, por su diseño, es tal vez una de las más distintivas ya que no tiene ni barras, ni estrellas y solo cuenta con dos colores.
Uno podría suponer que al ser un pueblo con siglos de historia, Japón contaría con un símbolo representativo oficial desde hace cientos de años. Sin embargo, Japón tiene una bandera nacional oficial solo desde 1999, cuando así fue establecido por la Cámara de Representantes de la Dieta Nacional, la Asamblea legislativa.
La bandera nacional de Japón se llama el Hinomaru. Su nombre proviene de la palabra japonesa hinomaru, que literalmente significa “círculo solar”.
Debido a que Japón es una gran isla en el extremo oeste del océano Pacífico, el sol sale sobre el mar. Esa es la inspiración para el diseño de la bandera. No está claro cuándo se usó por primera vez el símbolo del círculo solar en banderas y estandartes.
En el siglo XII aparecieron los guerreros samuráis (bushi) y durante la lucha por el poder entre los clanes Minamoto y Taira, los bushi dibujaron círculos solares en abanicos plegables conocido como gunsen, señala el Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón en su sitio web.
Esta bandera con el sol o disco rojo sobre un fondo blanco es la que adoptaron luego los militares japoneses, los barcos comerciales y, más tarde, a nivel oficial. Sin embargo, no es la única que flamea como símbolo japonés.
La otra bandera
La bandera del Sol Naciente o Kyokujitsu-ki, su nombre japonés, tiene un disco rojo similar pero con 16 rayos del mismo color que salen de él. No es oficial, pero su uso está muy extendido en el país. De hecho, ambas banderas se utilizaron simultáneamente desde hace siglos en conflictos.
Durante el siglo XIX, la bandera del Sol Naciente se convirtió en el símbolo de los militares. Como tal, flameaba durante la expansión imperialista de Japón cuando ocupó Corea y parte de China. Pero en la Segunda Guerra Mundial pasó a ser la bandera de la marina y su reputación cambió luego de que las tropas japonesas ocuparon gran parte de Asia y llevaron a cabo atrocidades contra la población local.
Entre 1946 y 1948, el Tribunal Militar Internacional para el Lejano Oriente -encargado de los Juicios o Procesos de Tokio contra los criminales de guerra japoneses tras la Segunda Guerra Mundial- reveló los crímenes de guerra de Japón, incluida la Masacre de Nankín, que incluyó la violación y matanza de civiles y prisioneros en China.
“Los términos de la derrota denostaron los símbolos nacionales, incluida la bandera que la mayoría de la gente reconoce como la bandera nacional de Japón, la Hinomaru”, opinó Alexis Dudden, profesora de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, y especialista en historia japonesa.
Pese a esto, la Hinomaru se convirtió en insignia oficial hace poco más de 20 años y la bandera del Sol Naciente no dejó de utilizarse en el ejército.
“Para muchos, tanto la llamada bandera del Sol Naciente como la actual bandera nacional de Japón, Hinomaru, no son más que ofensivas, y no hace más que recordarles el colonialismo y atrocidades de Japón en tiempos de guerra”, analizó Takashi Yoshida, profesor de Historia de Western Michigan University, en Estados Unidos, en un artículo en The Conversation.
El conflicto
En la actualidad, aún hay resistencia de ciertos sectores en el uso de Hinomaru. En varias oportunidades, muchos maestros, especialmente los afiliados al Sindicato de Docentes de Japón, de tendencia de izquierda, se negaron a inclinarse ante Hinomaru porque la consideran un legado del Japón imperial.
Pero el conflicto más latente en la actualidad es con la bandera del Sol Naciente. A pesar de su uso militar, la bandera del Sol Naciente se asocia en gran medida con extremistas de derecha que afirman que “la gran guerra del este de Asia”, el nombre oficial de la Segunda Guerra Mundial antes de la derrota de Japón, era una guerra sagrada.
“Esta bandera es un símbolo político de la extrema derecha en Japón que niega la historia”, afirmó la profesora Dudden a BBC Mundo. Y es esa bandera, la del Sol Naciente, la que flamea en la actualidad junto a la Hinomaru en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
El enfrentamiento clave con Corea del Sur
En 1905, Japón ocupó Corea explotando económicamente al pueblo coreano. Cientos de miles de coreanos fueron obligados a realizar trabajos forzados para ayudar a la expansión japonesa en otras partes de Asia.
El brutal régimen también obligó a miles de niñas y mujeres a trabajar en burdeles militares antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Eran conocidas como “mujeres de consuelo”. Aparte de las víctimas coreanas, el ejército japonés también obligó a las niñas de Taiwán, China y Filipinas a ingresar a los burdeles.
Muchos surcoreanos asocian la bandera del Sol Naciente con una larga lista de crímenes de guerra y opresión.
“Causa un dolor particular entre los coreanos pero también en los chinos, filipinos, indonesios, indochinos, vietnamitas, camboyanos… Esta bandera provocó atrocidades. Pensemos en los prisioneros de guerra que fueron torturados en los cuarteles que enarbolaban esta bandera”, detalló Dudden.
“Es comparable a la bandera Confederada (de Estados Unidos, que genera debate porque es un símbolo vinculado con la esclavitud y la supremacía blanca) porque causa dolor a aquellos que aún no pudieron encontrar la reconciliación con Japón debido a esta historia y al dolor que ellos y sus predecesores soportaron”, añadió.
Pero las autoridades japonesas defienden su uso. “Como todos saben, el diseño de la bandera del Sol Naciente modela la forma del sol como la bandera nacional de Japón y se usa ampliamente en todo Japón como banderas de buena captura utilizadas por los pescadores y de celebración por nacimientos y festividades estacionales”, dice un comunicado del Ministerio de Exteriores de Japón del 18 de mayo de este año.
“Las aseveraciones de que la bandera es una expresión de afirmaciones políticas o discriminatorias son falsas”, añadió. “El gobierno de Japón explicó, y seguirá explicando en cada oportunidad a la comunidad internacional, incluida la República de Corea, su opinión de que la exhibición de la bandera del Sol Naciente no es una promoción política”, concluyó.
Guerra de banderas
Los pedidos de prohibición de la bandera del Sol Naciente en las competencias deportivas internacionales no son nuevos. Pero los organizadores de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 dijeron en varias oportunidades que no prohibirían su despliegue.
“La bandera del Sol Naciente se usa ampliamente en Japón y creemos que mostrar la bandera no es una declaración política”, dijeron en un comunicado en 2019. Curiosamente, el pasado 17 de julio se dio una situación inversa.
El equipo de Corea del Sur debió retirar banderas y pancartas con una referencia histórica a un conflicto histórico con Japón de los balcones de su villa olímpica en Tokio a pedido del Comité Olímpico Internacional (COI).
El equipo surcoreano colgó una bandera en la Villa Olímpica con la frase en coreano: “Aún contamos con los aplausos y el apoyo de nuestros 50 millones de personas” en la villa olímpica. La frase es una referencia a “Todavía tengo 12 buques de guerra”, un famoso comentario del legendario almirante coreano Yi Sun-sin de la dinastía Joseon, quien derrotó a unos 330 barcos japoneses con solo 12 naves en el Estrecho de Myeongryang en Corea del Sur en 1597.
“Las directrices dicen muy claramente que la villa olímpica es una de las áreas protegidas donde los atletas pueden convivir pacíficamente sin tener que enfrentar ningún tipo de mensaje divisivo”, dijo el presidente del COI, Thomas Bach, en una conferencia de prensa.
La profesora Alexis Dudden afirmó que la protesta contra la bandera del Sol Naciente también se produce dentro de Japón pero que está silenciada y que existe una intensión de suavizar la historia del último siglo. “Este movimiento de protesta similar existe entre los japoneses. Y, sin embargo, están silenciados tanto por dentro como por fuera. Parece ser que, una vez más, los surcoreanos están molestos con Japón y esa no es realmente la dimensión completa de la historia”, opina.
“Vemos una y otra vez en los últimos 10 o 15 años una versión saneada del pasado histórico de Japón que se presenta como la verdad, cuando de hecho, hace 30 años, hubo un debate mucho más complejo y vibrante de lo que estaba sucediendo en Japón”, analizó Dudden.
Para el profesor Yoshida, prohibir la bandera no es la solución.
“¿Prohibir estos artículos acabaría con el racismo y la intolerancia en Japón? Yo personalmente no lo creo. Lo que importa es la educación. Toda sociedad tiene etnocentristas que se niegan a aceptar los derechos humanos fundamentales independientemente de su origen étnico, género, nacionalidad o religión”, opinó.
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