La guerra de Rusia en Ucrania podría encaminarse a un punto muerto
Expertos aseguran que los rusos están cerca de alcanzar lo que los estrategas militares llaman el “punto culminante” de su ofensiva, lo que significa que habrán llegado al límite de sus capacidades para seguir con la invasión
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Mientras las improvisadas fuerzas rusas sufren grandes bajas y la pérdida de equipo bélico sin haber logrado ninguno de sus objetivos iniciales, los funcionarios y expertos militares occidentales dicen que el intento de Rusia de conquistar Ucrania está llegando a un punto muerto.
Las líneas del frente de batalla apenas se han movido en más de una semana, y hasta mil soldados rusos son abatidos o heridos diariamente, según estimaciones de la inteligencia occidental.
Las cuentas de las redes sociales ucranianas transmiten en continuado los videos de tanques quemados y convoyes abandonados, imágenes de soldados rusos muertos o rindiéndose, soldados rusos hambrientos que roban pollos a los granjeros locales, y también y cada vez más los cuerpos destrozados de civiles ucranianos que mueren en ataques con misiles o de artillería.
Y cuanto más se demora el avance ruso, más se intensifica la ferocidad de su asalto, porque Rusia reemplaza con bombardeos de poblaciones civiles sus magros progresos en el campo de batalla. Los ucranianos comunes que viven en ciudades rodeadas o parcialmente rodeadas por tropas rusas están pagando el precio de un esfuerzo bélico que arrancó torcido desde el primer día.
Pero a falta de avances sustantivos sobre el terreno y dada la magnitud de las pérdidas infligidas a sus filas, la campaña militar rusa pronto podría volverse insostenible, con tropas incapaces de avanzar porque carecen de suficientes efectivos, pertrechos y municiones, según los analistas.
Las próximas dos semanas podrían ser críticas para determinar el resultado de toda la guerra. A menos que Rusia pueda mejorar rápidamente la eficiencia de sus líneas de suministro, traer refuerzos y levantar la alicaída moral de las tropas que están en el terreno, sus objetivos pueden volverse inalcanzables.
“No creo que las fuerzas ucranianas puedan expulsar a las fuerzas rusas de su país, pero tampoco creo que las fuerzas rusas puedan tomar mucho más territorio de Ucrania”, dice Rob Lee, un exinfante de marina estadounidense y actual miembro de la Instituto de Investigaciones de Política Exterior.
La evaluación realizada el sábado por el Instituto para el Estudio de la Guerra va más allá. “Las fuerzas ucranianas han derrotado la campaña inicial de esta guerra”, dice el informe, y agrega que el conflicto “ya ha llegado a un punto muerto”.
En el campo de batalla los acontecimientos todavía pueden darse vuelta. Si los rusos, por ejemplo, logran capturar la ciudad de Mariúpol, actualmente sitiada y en situación desesperante, esas fuerzas de asedio quedarían liberadas para reforzar su ofensiva en otros lugares.
Pero en un artículo que circuló ampliamente esta semana, un general retirado de Estados Unidos y un académico militar europeo señalan que la fuerza rusa está cerca de alcanzar lo que los estrategas militares llaman el “punto culminante” de su ofensiva, lo que significa que habrán llegado al límite de sus capacidades para seguir con la guerra que se propusieron librar.
“La guerra de conquista en Ucrania está entrando en una fase crítica: la carrera hacia el punto culminante de la capacidad ofensiva de Rusia y de la capacidad defensiva de Ucrania”, escribieron el teniente general retirado Ben Hodges, y Julian Lindley-French, que preside el grupo de expertos Alphen Group, en los Países Bajos. Ambos autores abogan para que Estados Unidos y sus aliados sostengan su compromiso de proporcionar suministros militares a las fuerzas ucranianas, con la esperanza de que el gobierno de Kiev pueda aprovechar esta “ventana de oportunidad” para obtener concesiones en la mesa de negociaciones.
“Creo que Rusia no tiene ni el tiempo, ni el personal, ni las municiones para sostener su campaña tal como la están llevado adelante actualmente”, dice Hodges, que ahora trabaja en el Centro para el Análisis de Políticas Europeas, con sede en Washington, y agrega que la evaluación que hicieron con Lindley-French, da por sentado que Occidente seguirá incrementando su apoyo militar a Ucrania, para permitir que las fuerzas ucranianas mantengan su nivel de resistencia.
En términos numéricos y de equipamiento, la superioridad del ejército ruso sigue siendo abrumadora frente al pequeño y mal pertrechado ejército ucraniano. Y Lindley-French advierte que Rusia todavía puede dar vuelta la situación, se es capaz de reabastecerse y reponer personal.
“Sería un gran error pensar que Rusia no puede sostener esta guerra”, dijo. “Ahora no pueden, pero podrían arreglarlo ajustando sus tácticas y trayendo refuerzos.”
Sin embargo, agrega Lindley-French, “a menos que los rusos mejoren realmente su juego y empiecen a rotar las formaciones de tropas de la línea del frente, esas fuerzas en particular van a enfrentar un verdadero problema”.
La Casa Blanca y el Pentágono se niegan a hacer predicciones públicas sobre el curso de la guerra, pero dicen que hay claros indicios de que a los rusos les está costando mantener sus fuerzas en el lugar y que tiene problemas para encontrar refuerzos y resolver sus dificultades logísticas.
Los pedidos de asistencia militar a China, el intento hasta ahora infructuoso de reclutar sirios para la guerra, y la idea de traer refuerzos desde otras partes de Rusia y el territorio separatista de Osetia del Sur todavía no han redundado en la llegada de tropas frescas, dicen los funcionarios norteamericanos.
“El solo hecho de que estén hablando de reabastecimiento y de recursos implica que les preocupa su permanencia en el lugar”, dice un alto funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que habló bajo condición de anonimato para discutir temas delicados.
“Es bastante increíble que después de tres semanas sigan con los mismos problemas logísticos y de sustentabilidad, y que ya tengan que considerar fuentes alternativas de suministros fuera de Ucrania”, agregó el funcionario.
El mapa actual del campo de batalla revela la envergadura de esas dificultades, dice Rob Lee, el exinfante de marina norteamericano.
Por la forma en que se movieron en las primeras horas de la guerra, quedaba claro que los principales objetivos de las fuerzas rusas eran tomar Kharkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania, unir la región ocupada de Donbass con la ciudad portuaria de Odessa a lo largo de la costa del sur de Ucrania, y lo que es más importante aún, capturar Kiev, la capital, con una embestida relámpago desde el norte.
Más de tres semanas después, las tropas rusas no han logrado ninguno de esos objetivos.
Para empezar, no lograron rodear por completo la ciudad nororiental de Kharkiv, a pesar de que se encuentra a pocos kilómetros de la frontera rusa. La avanzada para tomar el puerto de Odessa se vio frenado por la feroz resistencia ucraniana a las puertas de Mykolaiv. Y el intento por unir por tierra con la península de Crimea quedó enredado en el asedio cada vez más sangriento en Mariúpol.
Los rusos han logrado avances en el este, en las provincias de Lugansk y Donetsk, cuya independencia Rusia reconoció en vísperas de la guerra y que están parcialmente ocupadas por fuerzas respaldadas por Rusia desde 2014. Pero esos avances están muy lejos de satisfacer el ambicioso objetivo inicial de la invasión.
Y las esperanzas de los rusos de rodear Kiev, por no hablar de capturarla, comienzan a esfumarse, agrega Lee. Las fuerzas rusas siguen atascadas a unos 25 kilómetros de la ciudad, y aunque los funcionarios estadounidenses dicen que Rusia está movilizando las tropas de retaguardia hacia el frente para una nueva embestida sobre la capital, la línea del frente no se ha movido ni un metro.
Mientras tanto, señala Lee, las bajas de soldados rusos se acumulan a un ritmo cada vez más insostenible. Aunque Rusia todavía tiene vastas reservas de efectivos, ya ha comprometido a la mayor parte de las fuerzas que tenía listas para el combate.
No hay cifras de bajas confirmadas, y Rusia no ha actualizado el número de 498 muertos que informó al finalizar la primera semana de guerra. Pero de los 168 grupos tácticos de batallón que tiene el ejército ruso, 120 ya están luchando en el terreno, o sea unos 100.000 soldados del total de 190.000 tropas enviadas a Ucrania. Eso significa que Rusia ya ha comprometido el 75% de su fuerza lista para el combate, según los funcionarios estadounidenses.
Las fuerzas ucranianas también han tenido bajas, aunque tampoco hay cifras públicas oficiales. Cuanto más se prolongue la guerra, más peligrosa será la situación de las fuerzas ucranianas y más chances tendrá Rusia de corregir sus errores iniciales, dice Jack Watling, del Royal United Services Institute, con sede en Londres.
Pero Watling señala que las fuerzas ucranianas siguen muy motivadas, mientras que hay señales claras de que entre las tropas rusas la moral sigue en picada. Los soldados rusos se rinden, abandonan sus vehículos y muestran pocas señales de iniciativa en las áreas que controlan, “señales de que no es una fuerza muy desmotivada”, dice Watling.
Por Liz Sly y Dan Lamothe
Traducción de Jaime Arrambide
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