La gran duda: Obama se debate entre ingresar o no en otra guerra
Había dicho que un ataque químico en Siria sería la "línea roja" que forzaría al mundo a actuar, pero teme que EE.UU. se involucre de nuevo en una larga contienda; ayer discutió opciones con Cameron
NUEVA YORK.- Las filas de niños muertos, sin sangre a la vista, fueron la imagen de la semana más atroz en Siria desde que se desató la guerra civil, hace más de dos años. Consciente de que se cruzó una "línea roja", el mundo, dividido, mide ahora su respuesta. En especial, lo hace un Barack Obama que se debate entre cumplir con su palabra y entrar en guerra o no hacerlo y proteger a Estados Unidos de una nueva contienda en el mundo árabe.
Hasta hoy, la intransigencia de Moscú, aliada del régimen de Bashar al-Assad, impide un consenso en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hacer frente de forma común al conflicto en el país árabe, donde ya murieron más de 100.000 personas.
Esa respuesta, entonces, queda ahora en manos de Europa y Estados Unidos, donde las discusiones sugieren que las dudas y las precauciones prevalecen sobre las certezas.
Francia, que esta semana tuvo la reacción más tajante, pidió una "reacción de fuerza", pero sólo si se confirma el uso de armas químicas en la masacre de Ghouta, algo que ayer pareció hacerse realidad con la declaración de Médicos Sin Fronteras.
Y Obama, que, en agosto de 2012, dijo que Siria cruzaría una "línea roja" si apelase a armas químicas, se muestra renuente a una intervención militar, a pesar de las crecientes presiones de demócratas y republicanos en Washington y de sus dos principales aliados en Medio Oriente, Turquía e Israel.
"Es claro que Obama siente la necesidad de hacer algo, pero no quiere otra guerra", indicó a LA NACION el ex diplomático Richard Murphy, del Instituto para Medio Oriente.
Murphy puso sobre relieve el principal dilema que Siria le impone a Occidente: existen razones legales y humanitarias para intervenir, pero hacerlo significa respaldar una oposición fragmentada, que encierra milicias y grupos islámicos extremistas, incluidas facciones de Al-Qaeda, y además carece de organización y madurez política. "Va a ser muy difícil conseguir un Estado organizado, funcional", completó Murphy.
Por esto, la máxima autoridad militar de Estados Unidos, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Richard Dempsey, se muestra escéptico sobre el éxito de una campaña militar, al sugerir, incluso, que podría llevar a un caos mayor, a un "Estado fallido".
De todos modos, Dempsey se reunió ayer con Obama para presentarle opciones militares y mañana se encontrará en Jordania con sus pares de Francia, Arabia Saudita, Turquía, Rusia, Italia, Canadá y Qatar para analizar la crisis Siria.
La respuesta a la guerra civil de Siria sería más sencilla si no existiera tanta tensión entre Washington y Moscú, algo que facilitaría las negociaciones en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU y elevaría la presión sobre Damasco para lograr una solución diplomática.
Pero las diferencias entre Obama, y el presidente ruso, Vladimir Putin, ampliadas por la puja por Edward Snowden, desterraron cualquier posibilidad de un acercamiento.
"Creo que no vamos a ver una interrupción dramática del statu quo. El mal ambiente hace que el progreso sea poco probable", afirmó Matthew Rojansky, del Wilson Center.
Sin posibilidades de construir una coalición internacional en la ONU para forzar una solución pacífica o diseñar un mandato como el que cambió a Libia, la Casa Blanca, donde también reinan las divisiones, analiza estrategias alternativas. Algo está definido: no habrá envío de tropas.
Una de las opciones más plausibles, según reveló The New York Times, es replicar la ofensiva aérea que Bill Clinton desplegó en Kosovo, en 1999, sin un mandato de la ONU, pero con el apoyo de la OTAN.
Ayer, el presidente, que ya anteayer había ordenado el movimiento de barcos en el Mediterráneo, dedicó su día a evaluar las opciones de ataque sobre Siria con sus asesores. Incluso habló, por la noche, con el premier británico, David Cameron, cuyo gobierno fue uno de los primeros en definir la ofensiva sobre Damasco como un ataque químico.
Pero aun con los fundamentos legales y el apoyo internacional para intervenir, los temores respecto de las consecuencias de un ataque en una región ya de por sí inflamada por los conflictos en el Líbano y Egipto pueden echar por tierra cualquier esfuerzo por intervenir en Siria.
El costo que acarrea una campaña militar en Medio Oriente, donde cualquier predicción puede cambiar en horas y destrozar la "estrategia de salida", es otro de los factores que juegan en contra de la intervención. El fantasma de Irak y Afganistán es una fuerza poderosa en Washington.
"La reticencia de Obama para considerar las opciones militares se deriva de su reconocimiento de que el fracaso del Estado sirio es probable, su convicción de que Estados Unidos no invierta en otro conflicto extranjero costoso y su determinación de que la historia no lo culpará de la implosión de Siria", resumió Joseph Holliday en la revista Foreign Policy.
La alternativa es más de lo mismo: más ayuda humanitaria, más armas para los rebeldes, más discusiones diplomáticas, más tiempo consumido, y, desde ya, más muertes en Siria. Así, ante un conflicto prolongado por las divisiones y la ausencia de buenas opciones, Occidente busca una respuesta para intentar frenar la violencia.
Un asesino silencioso
Las armas químicas son sustancias tóxicas letales
- Los más peligrosos
Los agentes nerviosos, como el gas sarín (que se habría usado en Siria), son los más letales de las armas químicas. Éstos bloquean una enzima necesaria para el funcionamiento del sistema nervioso y hacen que la víctima llore, salive y orine involuntariamente. La muerte se produce por asfixia, al contraerse los músculos que controlan la respiración de forma permanente
- Tratamiento
Hay tratamientos para quienes están en contacto con los gases, pero el antídoto (atropina u oxima) debe ser aplicado inmediatamente. Si pasa más de una hora y la víctima no recibe tratamiento, puede tener secuelas de por vida. El mayor riesgo es que la dificultad para respirar produzca daños cerebrales
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