El campo eleva la presión sobre la UE con una fuerte protesta en Bruselas y se estanca el pacto con el Mercosur
Cientos de manifestantes protestaron ante la sede del Parlamento Europeo, en el marco de una cumbre de líderes; el pacto Mercosur-UE, eje de las protestas y del debate de los líderes
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PARÍS.- Un caos desatado por el mundo agrícola europeo acompañó hoy la cumbre excepcional de jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) en Bruselas, destinada a tratar, sobre todo, el futuro de la ayuda a Ucrania y a dar respuesta a las reivindicaciones de los agricultores del bloque. La jornada, en todo caso, parece haber firmado el certificado de defunción del Tratado comercial entre la UE y el Mercosur, al menos en su forma actual.
Estiércol en llamas, multitud de tractores y varios miles de agricultores llegados de toda Europa inundaron las calles del barrio europeo de Bruselas, a dos pasos de donde se realizó la cumbre. Y, en los pasillos del edificio, Emmanuel Macron presionando para obtener de la Comisión Europea (CE) respuestas a las exigencias del sector agrícola francés (“y europeo”, diría en su conferencia de prensa).
Angry farmers set tyres, cardboard boxes and hay ablaze at a protest in front of the European Parliament in Brussels, on the day of a summit attended by EU leaders https://t.co/mu6QhZmC5c pic.twitter.com/YACeKbVeN6
— Reuters (@Reuters) February 1, 2024
Después que la cumbre logró su objetivo primero –doblegar la resistencia del primer ministro húngaro, Viktor Orban, activando así una ayuda de 50.000 millones de euros en cuatro años a Ucrania– el presidente francés se reunió con la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al margen de la cumbre para ocuparse de obtener respuesta a las reivindicaciones del mundo agrícola. Y, en ese terreno, lo menos que podría decirse es que la CE tendrá mucho para hacer en las próximas semanas.
Para el presidente francés, es necesario avanzar antes de que “el diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura” –grupo de trabajo lanzado la semana pasada por la CE– haga conocer sus conclusiones, después de las elecciones europeas de junio. El tiempo apremia y la extrema derecha avanza. Macron también quiere que la UE ponga freno a las poderosas centrales de compra instaladas en Europa que no respetan la ley EGalim de 2018, que permite al agricultor proponer sus precios al comprador tomando en cuenta sus costos de producción y dándole así mayor peso en la negociación.
No sin cierto coraje, el presidente también fue contra ciertos tabúes, sin temor a ofender a algunos de sus homólogos. Sobre todo afirmando que no todas las producciones europeas respetan las normas impuestas por la UE. Para poner fin, Macron propuso la creación de una “fuerza europea de control sanitario y agrícola”, que permitiría tener los mismos controles en todo el bloque.
En ese marco e invocando el principio de igualdad, el mandatario insistió en una de las mayores reivindicaciones del mundo agrícola, las llamadas “cláusulas espejo”, que consisten en aplicar a los productos que entran al mercado europeo las mismas normas que las que son impuestas en la UE.
“En nuestros productos franceses, nadie encontrará glifosato, porque la norma es de 0,01 ml/g. Es cien veces superior para las lentejas que vienen de Canadá”, precisa Véronique Le Floc’h, presidenta del sindicato Coordinación Rural.
Macron tomó como ejemplo los pollos criados con antibióticos. Una práctica prohibida en Francia y en la UE. El ejemplo le permitió volver sobre su oposición al acuerdo con el Mercosur, en negociación desde hace más de 20 años y en vías de conclusión.
Resistencia francesa
“El (acuerdo con el) Mercosur, tal cual es en la actualidad, no es explicable”, declaró esta noche Macron al final de la cumbre. A su juicio, debe ser modificado para ser más inteligible. “No estoy a favor de una Europa que se aísla, de una Europa que deja de comerciar. Pero tampoco soy favorable a intercambios que se realizan a expensas de nuestros productores”.
En plena crisis del mundo agrícola, esta semana el gobierno francés volvió a repetir que no era favorable a ese acuerdo. Ese tratado “no es bueno para nuestros agricultores y no puede, no debe ser firmado”, declaró por ejemplo el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
Haciéndose eco de esos bloqueos, el vocero de la CE declaró el martes que “según el análisis de la Comisión, actualmente no están dadas, no están reunidas las condiciones para concluir las negociaciones con el Mercosur”. Bruselas aseguró, sin embargo, que “las conversaciones continúan entre ambos bloques con el objetivo último de alcanzar un acuerdo que respete los objetivos de la UE en materia de sostenibilidad y que respete nuestras sensibilidades, sobre todo en el terreno agrícola”.
No obstante, según varias fuentes diplomáticas europeas, la CE habría “ordenado a sus negociadores poner fin a las sesiones” de negociación en curso en Brasil, y anulado la visita del vicepresidente de la CE, Valdis Dombrovskis, que deseaba concluirlas en pocas semanas más.
Después de obtener la flexibilización de las reglas sobre la puesta en barbecho de las tierras impuesta por la Política Agrícola Común (PAC) y la instauración de un marco más protector para responder a la importación de los productos ucranianos que entran en la UE, el ejecutivo francés obtuvo otras concesiones: sobre todo una simplificación de la cantidad infinita de formalidades administrativas impuestas a los agricultores.
En ese sentido, Bruselas intentará poner un poco de orden. Las propuestas serán presentadas en la próxima reunión de ministros de Agricultura, el 26 de febrero próximo.
Es evidente que la CE es plenamente consciente de las consecuencias que podría tener la protesta agrícola en el resultado de las elecciones europeas de junio. Von der Leyen pudo constatarlo personalmente hoy, cuando vio sus oficinas del barrio europeo rodeadas por 1000 tractores llegados de varios países de la UE en apoyo a la protesta francesa.
EU Parliament under siege. Tensions in Brussels between European farmers and police. EU politicians are now afraid. pic.twitter.com/no5fcI5Ga9
— RadioGenoa (@RadioGenoa) February 1, 2024
Seguridad obliga, todos se agruparon en torno al Parlamento Europeo, donde los ánimos se recalentaron durante la mañana, provocando numerosos daños.
En las pancartas y banderas, aparecían siempre las mismas quejas: “No es la Europa que queremos”, “Stop UE-Mercosur. Saquemos a la alimentación del libre-cambio”, “Menos normas”, etc. Franceses, belgas, italianos… Si bien el movimiento pareció calmarse en Francia después de los anuncios hechos por el primer ministro, Gabriel Attal, no sucede lo mismo con otros países europeos: por la mañana, Portugal fue atrapado a su vez por la rebelión.
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