La fisura en la temible policía secreta, un signo de debilidad para Maduro
La destitución fulminante anteayer del jefe de la policía política constituyó el signo más evidente de que las aguas no bajan tan tranquilas en el seno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) como quisiera Nicolás Maduro . Desde el inicio del desafío del Parlamento democrático en enero, la lealtad militar le quitó el sueño, como ha llegado a confesar a interlocutores europeos.
El "hijo de Chávez" reapareció en la noche del martes escoltado por la cúpula militar tras 16 horas de silencio y muchos rumores, que se hubieran disipado en parte con una de sus habituales comparecencias televisivas. Muy cerca de él, un viejo conocido, la gran sorpresa de la noche: el criticado general Gustavo González López, director del Servicio Bolivariano de Inteligencia hasta octubre del año pasado, cuando cayó en desgracia tras la muerte por presunto "suicidio" en su sede del concejal opositor Fernando Albán y, sobre todo, por un confuso incidente entre varios de sus hombres y los escoltas de Maduro. El temido general está de vuelta.
Ni un solo comentario acerca de quien fuera la apuesta personal del jefe revolucionario para sustituir a González López, uno de los colaboradores más estrechos de Diosdado Cabello, número dos del chavismo. El comandante Cristopher Figuera no mereció ni siquiera una palabra de despedida. Sobre el militar, con formación en Cuba, no solo pesa que varios de sus agentes liberasen a Leopoldo López de su encierro domiciliario. También el deslinde de las posiciones maduristas, según una carta que han publicado medios locales, cuya veracidad hasta ahora no se ha verificado.
En la misiva, Figuera subraya el "estado de deterioro en todos los órdenes en el que está sometida la patria y sería irresponsable de mi parte culpar de ello solo al imperio norteamericano". Una patria que, según el destituido, es saqueada por una "parranda de pillos y bribones".
El militar, incluso, advierte a "mi comandante en jefe" que está rodeado de personas de su confianza que estarían negociando a sus espaldas. El Sebin es un órgano policial, no militar, pero un grupo de uniformados han tomado a la fuerza el poder dentro de la institución, convirtiéndola en uno de los grandes sostenes de Maduro.
La "traición" de Figuera, casi personal para Maduro, marcó la agenda del jefe bolivariano durante todo el 30 de abril. Uno a uno, todos los jefes militares de las regiones fueron contactados por el mandatario, quien buscó su lealtad sin contemplaciones para desmentir anuncios de otras traiciones que llegaban desde distintos puntos, sobre todo desde Estados Unidos.
"Hay un planteamiento político que aún no ha sido decidido por el mundo militar. Maduro no es capaz de establecer nuevos incentivos de lealtad y su influencia y control del mundo militar los está ejerciendo por métodos que no son agradables para la institución. Sin embargo queda aún por parte de importantes sectores en la Fuerza Armada Nacional conocer qué les depara el futuro con Guaidó. Ese plan aún no ha sido explicado", describió a LA NACION Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano y la principal experta del país en desentrañar lo que ocurre dentro de las bases militares.
"Deben saber que ayer no se llegó a más por no haber considerado la participación de infiltrados del régimen y haber subestimado el apoyo táctico de rusos y cubanos. La Operación Libertad apenas comienza", reveló desde España Hugo "el Pollo" Carvajal, jefe de la inteligencia chavista durante 12 años. El militar está detenido y en proceso de extradición a Estados Unidos.
Ambas afirmaciones profundizan las dudas de los militares, aunque matizan las aseveraciones llegadas desde Washington, "sobredimensionadas", añade San Miguel.
El supuesto acuerdo de la administración Trump con el general Vladimir Padrino, ministro de Defensa; Maikel Moreno, presidente del Tribunal Supremo de Justicia, e Iván Hernández Dala, director de la contrainteligencia militar, parecería un "juego para sembrar incertidumbre en el régimen", sostuvo desde Washington el internacionalista Mariano de Alba.
Traidores
El senador Marco Rubio intentó sembrar más sospechas asegurando que entre los miembros de la cúpula militar que acompañan a Maduro en su intervención televisiva, grabada previamente, también estaban sentados cuatro traidores.
Más allá de conjeturas, fuentes del entorno de Leopoldo López y Guaidó mantienen que el movimiento militar de anteayer tenía mayor calado, pero que finalmente no se concretó. "Había una negociación en marcha y a última hora hubo un cambio de planes que hizo que Maduro se quedara. Esto indica que tiene un pie fuera de Venezuela y que falta un empujón para que ponga el otro", aseguró ayer Gustavo Tarré, representante de Venezuela ante la OEA.
Más allá de las turbulencias militares, las organizaciones de derechos humanos han reaccionado negativamente ante el regreso del general González López, a quien se acusa de dirigir torturas y persecución contra opositores. "Es de alto riesgo para los derechos humanos en Venezuela. Tiene un amplio prontuario de violaciones y responsabilidad en la muerte de Albán", denunció la ONG Provea.
Con más vidas políticas que un gato, el jefe de la policía política fue sancionado en 2015 por Estados Unidos, lo que le valió el ascenso desde el Sebin, que dirigía desde 2014, hasta el Ministerio de Interior.
Después llegaron las sanciones europeas y más denuncias por su desempeño, hasta su destitución, el año pasado. Tras varias semanas "desaparecido", Maduro lo nombró consejero de Seguridad e Inteligencia de la Presidencia, un cargo inexistente hasta ese momento.
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