La firmeza del régimen no desanima a Hong Kong, lista para una larga lucha
Se abastecieron de suministros para resistir el cerco policial y evalúan tomar edificios públicos; el presidente chino juró "salvaguardar" a la ex colonia
HONG KONG.- Ni los manifestantes van a dejar las calles ni el gobierno sueña con abrir el juego político, en un clima de revuelta que tiene en vilo a esta ciudad, con decenas de miles de estudiantes y trabajadores dispuestos a intensificar la campaña por la democracia. Y mientras los organizadores almacenaban suministros y evaluaban la toma de edificios públicos, el presidente Xi Jinping juró ayer "salvaguardar con firmeza" el destino de la isla.
La magnitud del movimiento ciudadano llevó por lo pronto a que se decidiera cancelar las celebraciones en Hong Kong del Día Nacional de China, previstas para hoy, que debían realizarse en todo el país.
El primer ministro de Hong Kong, Leung Chun-ying, exigió a Occupy Central, la principal organización pro democracia de la isla, cesar de "inmediato" el movimiento que tiene bloqueadas las calles del centro administrativo y financiero desde hace cinco días y permitir que la ciudad recobre un funcionamiento normal. "Los fundadores de Occupy Central dijeron en varias ocasiones que si el movimiento se volvía incontrolable pedirían su cese. Les pido ahora que respeten su compromiso y pongan fin inmediatamente a su campaña", declaró.
En juego está la exigencia de los manifestantes de que el primer ministro presente su renuncia y que en las próximas elecciones se pueda elegir libremente al nuevo jefe de gobierno, y no sólo entre aquellos candidatos que propone el Partido Comunista Chino, como sucede hasta ahora. Se trata de una promesa que Pekín tenía pendiente desde que Hong Kong pasó a manos chinas, en 1997, pero que dos meses atrás canceló sin más trámite.
Las palabras del jefe regional para que los manifestantes se dispersen no iban a lograr lo que los gases lacrimógenos de la policía intentaron en vano durante el fin de semana: sofocar la protesta y silenciar el grito por la plena democratización de la isla. Si bien las cosas volvieron a la calma, la protesta continúa y constituye la mayor movilización popular en China desde los episodios de la plaza Tiananmen de 1989, reprimidos a sangre y fuego ante el estupor internacional.
"Si Leung Chun-ying anuncia su dimisión, esta ocupación cesará, al menos provisoriamente", rebatió el cofundador del movimiento Occupy Central, Chan Kin-man.
Los manifestantes juran que ocuparán el corazón de la ciudad hasta que las autoridades de Pekín concedan las reformas políticas prometidas. Ayer evaluaban extender la protesta, y no sólo en el tiempo, sino también en escala, con el eventual llamado a una huelga y la posible toma de edificios públicos.
El gobierno chino transmitió su apoyo "total" al Ejecutivo de Hong Kong, comenzando por el presidente Xi Jinping, que prometió "salvaguardar con firmeza" la prosperidad y estabilidad de la isla y auguró que esta ciudad, que goza de un estatus de semiautonomía, tendrá "un futuro aún mejor en la gran familia de la patria".
"Apoyamos completamente al gobierno de la región autónoma especial de Hong Kong para tratar este problema. Nos oponemos a todas las acciones ilegales en Hong Kong", declaró por su parte el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hua Chun-ying.
Los líderes del Partido Comunista están preocupados de que las protestas se extiendan a la China continental y censuran agresivamente las noticias y comentarios en los medios y redes sociales sobre las manifestaciones.
Las protestas se concentran en cuatro de las zonas más concurridas de Hong Kong, entre ellas el distrito del almirantazgo, donde tiene su sede el gobierno; el distrito de negocios; el distrito comercial de Causeway Bay, y el distrito Mong Kok, densamente poblado.
Y si bien le dicen "la revolución de los paraguas", las decenas de miles de manifestantes se aprestaban ayer a resistir cualquier asalto policial con un variado kit de suministros, desde máscaras, alimentos y bebidas hasta remedios contra el calor como toallas húmedas o parches de frío.
Todo gracias a una lista de pedidos que se va subiendo a Internet a través de Google o Facebook, las cuales, a diferencia del resto de China, en Hong Kong no están censuradas.
Mediante sus celulares de última generación, además, consiguieron atraer a unos 2000 voluntarios estudiantes de medicina o enfermería para levantar puestos de primeros auxilios. Muchos de estos voluntarios ni siquiera se posicionan sobre temas políticos y se limitan a explicar que vienen a "ayudar".
Algunos manifestantes colocaron vallas de metal en posiciones al borde de la multitud, presumiblemente para detener un avance policial. En al menos una ubicación, varias furgonetas y un camión estaban bloqueando un camino.
"No tenemos miedo a la policía, no tenemos miedo a los gases lacrimógenos. No nos iremos hasta que renuncie Leung Ching-ting", dijo el dirigente estudiantil Lester Shum a una multitud cerca de los muelles de esta isla en ebullición.
Del editor: por qué es importante.
Agencias AFP, AP, EFE, DPA y Reuters
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