La ultraderecha quedó a las puertas del poder en Francia y Emmanuel Macron llama a bloquearla en la segunda vuelta
Reunión Nacional buscará una mayoría en el Parlamento que le asegure el cargo de primer ministro a Jordan Bardella, el delfín de Le Pen; el oficialismo pidió el voto para los candidatos “demócratas”
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PARÍS.- Subida al impulso de su victoria en los comicios europeos del 9 de este mes, la extrema derecha del partido Reunión Nacional (RN), de Marine Le Pen, obtuvo hoy una victoria histórica en la primera vuelta de la elección legislativa al obtener 33,5% de los votos, delante la coalición Nuevo Frente Popular (NFP) liderado por Jean-Luc Melenchon, que obtuvo 28,5%, y de la coalición presidencial Juntos por la República de Emmanuel Macron, que totalizó 22,1%. Ese escenario dejó a la fuerza fundada por Jean-Marie Le Pen en los umbrales del poder. Para llegar a esa cúspide necesita dar un paso difícil: obtener la mayoría parlamentaria absoluta. La votación, que movilizó al 65,5% de los 49,3 millones de inscriptos –récord desde 1978–, se definirá en unos 230-250 duelos triangulares que se desarrollarán en el balotaje del domingo próximo.
Los resultados de la primera fase de la elección le dan a RN la esperanza de totalizar entre 240 y 280 diputados, cifra que no le permitiría reunir los 289 escaños necesarios para alcanzar la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional. El NFP de izquierda confía en proclamar entre 125 y 165 electos, también insuficiente para conseguir la mayoría del Parlamento.
La mayoría que respalda al presidente Macron, por su parte, aspira a elegir entre 70 y 100 parlamentarios. Esos resultados reflejan una pérdida catastrófica de más de los 250 representantes que poseían con respecto a la Asamblea Nacional elegida hace apenas dos años. En ese sentido, el balance de esta consulta constituye una derrota política concluyente para el jefe del Estado.
Candidato a ocupar el cargo de primer ministro si el RN gana el 7 de julio, Jordan Bardella, de 28 años, se colocó hoy en posición de convertirse en el próximo jefe de gobierno y prometió que, en caso de cohabitación con Macron en la cúpula del Estado, será “respetuoso de todas las oposiciones” y siempre “atento a la unidad del país”.
Con esa victoria sin precedentes en los 66 años de la Quinta República, fundada por el general Charles de Gaulle en 1958, es la primera vez que un partido de extrema derecha gana una consulta mayor en Francia y llega a las puertas del poder.
El caudal de votos cosechado es 15% superior a los resultados de la legislativa de hace dos años y 17% más que en primera batalla parlamentaria de 2017 al comienzo de la era Macron.
Resistencias
La batalla decisiva, que se definirá en las 230 a 250 elecciones triangulares del próximo domingo, aparece extremadamente incierta porque los partidos de derecha, conservadores y centristas aparecen reacios a desistirse en favor del frente de izquierda NFP para bloquear el triunfo de la extrema derecha.
La principal razón de esa resistencia es el temor que inspira el líder de esa coalición, Jean-Luc Melenchon, acusado de haber impulsado una política agresiva, expresado posiciones limítrofes del antisemitismo y formulado declaraciones belicosas.
Dos horas después del cierre de las urnas, sin embargo, el primer ministro Gabriel Attal, pronunció un discurso convocando a todos los candidatos de su partido y al resto del espectro político a desistirse en favor de los candidatos que se oponen a la extrema derecha.
Attal explicó que, dado que el Nuevo Frente Popular no tenía ninguna posibilidad de lograr la mayoría en la próxima asamblea, “todas las fuerzas democráticas” debían “concentrar sus fuerzas para bloquear” el acceso de RN al poder, abriendo así la posibilidad de votar por la izquierda.
“Nuestros candidatos se retirarán en todas las circunscripciones en las cuales su salida puede contribuir a bloquear la elección de un candidato de extrema derecha”, precisó.
Para adoptar esas dramáticas decisiones, los candidatos y partidos tienen plazo hasta mañana lunes a las 18 (hora francesa), plazo límite para oficializar las candidaturas que se presentarán el domingo al balotaje.
La formación de un frente republicano destinado a contener el RN presenta algunos huecos. François-Xavier Bellamy, dirigente de Los Republicanos (LR) –que sufrió una grave escisión provocada por un sector de tránsfugas que emigró al RN–, reiteró su decisión de “no dar ninguna consigna de voto” a sus electores, pero declaró que el verdadero peligro que acecha hoy a nuestro país es la extrema izquierda”.
Su partido, que reunió el 9,7% de los votos, puede tener una incidencia significativa en la segunda vuelta.
No obstante, si la estrategia del frente republicano fuera respetada por una buena parte de los electores anti-RN, podría efectivamente impedir que el partido de Marine Le Pen y Jordan Bardella totalice la mayoría absoluta.
Ese logro sería importante porque durante toda la campaña proselitista, Bardella insistió en que el RN se negaría a gobernar si no obtenía la mayoría parlamentaria.
Escenario “a la italiana”
En segundo lugar, la ausencia de una fuerza dominante le permitiría a Emmanuel Macron intentar la creación de una forma inédita de cohabitación con un jefe de Estado como árbitro entre tres fuerzas políticas: dos grandes bloques relativamente equivalentes y una tercera más pequeña.
Esa configuración tripartita crearía un “escenario a la italiana” que obligaría a recurrir, eventualmente, a un primer ministro “técnico”, como fueron en su momento Carlo Azeglio Ciampi, Lamberto Dini, Mario Monti y Mario Draghi.
Esa figura de consenso sería la encargada de definir un programa de gobierno acordado, que se vería permanentemente obligada a recurrir a difíciles negociaciones para obtener mayorías puntuales en cada votación importante en el Parlamento.
“Serían dos años de infierno”, estimó el analista político Alain Duhamel.
Devolverle ese papel preponderante al Parlamento “equivaldría a retornar al sistema partidista de la Cuarta República”, que prevaleció en Francia entre 1946 y 1958, hasta que cayó por la fuerza de su inercia para dejar paso libre al régimen de fuerzas más estables inspirado por el general Charles de Gaulle con su Quinta República, estimó por su parte el especialista Patrick Cohen.
El inquietante panorama que se abre para el futuro de Francia sanciona –si hacía falta– el desastroso desenlace que tuvo la estrategia de desafíos permanentes aplicada por el presidente Macron en los últimos meses.
El peor resultado fue haber perdido todo control sobre la evolución de los acontecimientos y haber quedado como mero espectador del momento institucional más crítico que le ha tocado vivir a Francia en el siglo XXI.
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