La estrategia de Rusia y China para llevar su “guerra híbrida” al espacio submarino
En los últimos meses hubo incidentes que afectaron la infraestructura marítima energética y de comunicaciones de Occidente; los desafíos de este tipo de enfrentamientos
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PARÍS.– La incertidumbre y la duda son las dos armas que Rusia maneja con destreza para desestabilizar a sus adversarios europeos. El día de Navidad, otro cable submarino del mar Báltico dejó de funcionar. Sospechando una operación de sabotaje, Finlandia anunció la inspección del petrolero Eagle S., que podría pertenecer a la “flota fantasma” rusa. Este fue el último de una serie de misteriosos incidentes similares en la región desde que Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022.
Esas acciones, cuyos blancos son las infraestructuras energéticas y de comunicación, se inscriben en el contexto de una “guerra híbrida” entre Moscú y los países occidentales, en ese vasto espacio marítimo bordeado por varios miembros de la OTAN, y donde Moscú también dispone de puntos de ingreso.
Otros dos cables de telecomunicaciones fueron cortados el 17 y el 18 de noviembre en aguas territoriales suecas. Un carguero con pabellón chino, el Yin Peng 3, que se hallaba en la zona en el mismo momento de la avería, quedó en la mira de Estocolmo.
Los dos cables de fibra óptica unen respectivamente Suecia con Lituania, y Finlandia con Alemania. Una investigación de The Wall Street Journal afirma que los investigadores sospechan que el barco chino dejó deliberadamente arrastrar el ancla en los fondos marinos durante 160 kilómetros a fin de seccionar esos cables.
Rápidamente, el episodio asumió visos de pulseada diplomática. El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, evocó un posible sabotaje. “Nadie cree que esos cables hayan sido cortados en forma accidental”, declaró, poco antes de una reunión con sus pares europeos.
Suecia y Finlandia abrieron una investigación. El primero solicitó que el navío chino regrese a aguas territoriales suecas. Pero también que China colabore plenamente con las autoridades suecas para dilucidar la cuestión.
Episodio suplementario, el 9 de noviembre, la Royal Navy vigilaba en el mar de Irlanda los movimientos de la fragata rusa Amiral Golovko -que teóricamente transporta misiles hipersónicos Zircon- y del petrolero-suministrador Vyazma. La flotilla, partida de Severomosk una semana antes, efectuaba un banal ejercicio “antiterrorista”. Excepto por el hecho de que al grupo naval se le sumó en alta mar el Yantar, un navío espía regularmente detectado cerca de los cables submarinos de telecomunicaciones desde hace algunos años.
Navío oceanográfico -según su definición oficial- con un desplazamiento de 6000 toneladas, el Yantar es explotado por la Dirección Principal de la Investigación en Aguas Profundas (GUGI) del ministerio ruso de la Defensa y está equipado con dos minisubmarinos: un AS-37 Rus y un AS-39 KOnsul. Su comportamiento, en particular cerca de las infraestructuras submarinas críticas, ha sido regularmente calificado de “sospechoso”.
¿El corte de cables de telecomunicaciones es un nuevo avatar de la guerra híbrida que se libran las potencias como China y Rusia contra Occidente?
“La amenaza existe. Nuestros adversarios saben cuál es la importancia de los flujos de data que transitan por los cables submarinos para nuestras sociedades occidentales: 98% del tráfico de internet [internacional] pasa por debajo del agua”, explica el almirante Nicolas Vaujour, jefe de estado mayor de la Marina francesa.
El mar Báltico, que concentra 40 infraestructuras de ese tipo y conecta ocho países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como a Rusia, es considerado una zona de alto riesgo desde la invasión de Ucrania.
“Nuestra seguridad europea no está solo amenazada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, sino también por la guerra híbrida operada por actores malintencionados”, afirmaron, por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores finlandesa, Elina Valtonen, y su par alemana, Annalena Baerbock.
Por esa razón, la OTAN fortalece sus operaciones en la zona. El 18 de noviembre, un ejercicio que reagrupó 30 navíos y no menos de 4000 militares fue la ocasión para que la organización pusiera a prueba sus estrategias de defensa y de protección de infraestructuras submarinas.
En reacción a los incidentes del 17 y 18 de noviembre, el primer ministro polaco, Donald Tusk, propuso crear “una misión policial en el mar Báltico”.
La Unión Europea (UE) había hecho saber poco antes que reforzaría las medidas para “proteger los cables submarinos, sobre todo mejorando el intercambio de informaciones, poniendo en marcha nuevas tecnologías de detección, así como capacidades de reparación submarinas, y cooperando a nivel internacional”.
Precisión para los neófitos: “guerra híbrida” es una estrategia militar que alía operaciones de guerra convencional, de ciberguerra y otros útiles no convencionales como el sabotaje, los paquetes-bomba, la injerencia electoral o la desinformación.
Por su parte, la llamada “flota fantasma rusa” hace referencia a una flota de tankers (buques cisterna) que transportan crudo y productos petroleros rusos objeto de un embargo.
“Segundo productor mundial de petróleo, Moscú recurre a ese sistema comprando viejos buques a los cuales ofrece sus propios servicios de seguro. Para escapar a los controles occidentales, esos barcos operan con pabellón extranjero”, afirma la empresa especializada Rystad Energy.
“Hubo 179 petroleros cargados de la ‘flota fantasma’ rusa que dejaron los puertos rusos en noviembre de 2023″, según el Instituto Económico Ucraniano KSE.
Incidente frecuente
El sector de telecomunicaciones intenta, por su lado, llevar tranquilidad sobre el impacto de esas averías. Según un responsable de un grupo europeo, los operadores cuentan hasta 150 cortes por año en los 400 cables desplegados en los mares del mundo. Nueve veces de cada diez, esos problemas están ligados a fenómenos marinos, como deslizamientos de terreno o actividades sísmicas. En las zonas poco profundas, no es raro que el ancla de un barco golpee o corte esos cables.
“Una vez de cada mil se sospecha de una maniobra deliberada”, intenta minimizar un responsable del área.
La industria también asegura haber dimensionado la red para responder a esas posibilidades de avería. “Por cada cable cortado, tenemos hasta cuatro cables submarinos paralelos, distanciados varias decenas de kilómetros”, estima la misma fuente.
“Aun cuando cortaran todos los cables de fibra óptica transatlánticos, es decir una quincena de cables distanciados unos de otros por varias decenas de kilómetros, los operadores llegarían a redirigir el tráfico vía Asia o el Pacífico”, dice otro responsable.
Para resumir, cuando un cable se corta, los operadores despachan barcos de emergencia para reparar los conductos de fibra óptica. Solo la empresa francesa Orange Marine cuenta con siete buques, seis capaces de reparar cables. Uno de ellos está siempre de guardia para partir en menos de 24 horas hacia la zona del problema.
“Los plazos de reparación varían de algunos días a un poco más de un mes, como en Costa de Marfil, cuando cuatro cables de diferentes consorcios resultaron cortados en 2024″, señaló uno de los miembros del grupo.
En espera de los resultados de las investigaciones en curso, el gobierno estonio envió patrullas marítimas para proteger su conexión eléctrica con Finlandia. El gobierno también advirtió que las fuerzas estonias estaban listas para prevenir los ataques lanzados “incluso con medios no militares”. Según el presidente finlandés, Alexander Stubb, la situación “está bajo control” en este momento.
Rusia, por su parte, ha mantenido un absoluto silencio. Oficialmente, ni Finlandia ni Estonia contactaron al presidente ruso, Vladimir Putin, a propósito del Eagle S., que se encuentra retenido en la rada del puerto de Kilpilahti, a 40 kilómetros al este de Helsinki. Esta es la primera vez que un navío sospechoso de pertenecer a la “flota fantasma” es detenido por una nación extranjera en el marco de un acto de sabotaje.
Hasta el momento, sin embargo, y a pesar de incidentes previos del mismo tipo en la zona, las sospechas que pesan sobre Rusia y China no han podido ser demostradas claramente. Recurriendo a una estrategia diplomática diferente a la de Moscú, Pekín se declaró dispuesto a colaborar con la policía de Estocolmo en el caso del buque chino Yi Peng 3… aun cuando el fiscal sueco nunca fue autorizado a realizar su investigación a bordo del carguero, inmovilizado en las aguas del mar Báltico.
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