La efectividad de la cuarentena impuesta por Pekín ya es objeto de polémica
WUHAN, China.- Un alto funcionario de salud chino advirtió que la propagación del nuevo y peligroso coronavirus, que ya era extraordinariamente rápida, se está acelerando aún más, profundizando así el miedo global a un patógeno que ya enfermó a más de 2700 personas en todo el mundo y se cobró más de 80 vidas en China.
El sombrío diagnóstico llegó cuando China está siendo cuestionada por su capacidad para contener la propagación de la enfermedad, a pesar de un bloqueo sin precedente que afecta la libertad de movimientos de 56 millones de personas. Muchos creen que las medidas tomadas por Pekín llegan tarde o que incluso podrían empeorar la situación, entre otras cosas, porque podría exacerbar la escasez de suministros médicos.
A la creciente alarma mundial se suma la novedad de que los portadores del virus pueden contagiar a otros incluso antes de manifestar síntomas de la enfermedad. Esa transmisión asintomática puede dificultar aún más la contención de la enfermedad, ya que hay personas aparentemente sanas que viajan e interactúan con otras.
Los intentos de China de frenar la propagación de la enfermedad -básicamente, el acordonamiento de todas las grandes ciudades de la provincia de Hubei, incluida su capital, Wuhan, de 11 millones de personas- son "un experimento de salud pública, a una escala nunca antes vista", dice el doctor William Schaffner, experto en enfermedades infectocontagiosas de la Universidad Vanderbilt. "Desde el punto de vista logístico, es asombroso por su escala y por la rapidez con que fue implementado".
Pero los epidemiólogos y expertos en salud púbica siguen debatiendo la efectividad de esos bloqueos y cuarentenas para frenar la propagación de los virus. Algunos dicen que funcionan, al menos en teoría.
"Todo aquello que disminuya los contactos interpersonales puede ayudar a desacelerar la propagación del virus -dice Thomas R. Frieden, exdirector de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos-. Si se hace bien, no es imposible que tenga un impacto positivo".
Pero nunca antes tuvo que hacerse bien a una escala como esta.
"Cercar ciudades de este tamaño y con esta población no tiene precedente", dice Howard Markel, profesor de Historia de la Medicina de la Universidad de Michigan y autor del libro Cuarentena.
Mantener el bloqueo de esas ciudades plantea descomunales desafíos logísticos, empezando por el abastecimiento de alimentos, combustible y medicamentos para millones de personas.
"Es sumamente difícil hacerlo de manera efectiva, y también es muy difícil evaluar su efectividad", dice Schaffner.
Otros expertos descreen de la efectividad de las restricciones a los viajes, ya que en este caso se habrían implementado demasiado tarde y las barreras serían demasiado permeables. Cinco millones de personas habían abandonado Wuhan antes de que se restringiera la salida de la ciudad, según informó su alcalde, Zhou Xianwang. Fue una revelación alarmante que potenció los cuestionamientos a la tardía respuesta del gobierno.
"Es imposible aislar un germen. Las infecciones nuevas se esparcen, siempre lo hacen", dice Lawrence O. Gostin, profesor de leyes de la Universidad Georgetown y director del Centro de Legislación de Salud Nacional y Global de la Organización Mundial de Salud.
Como señal de la gravedad de la crisis y de sus probables efectos negativos sobre el crecimiento económico a corto plazo de China, el gobierno anunció ayer que extendería la tradicional semana de vacaciones de Año Nuevo lunar.
Incluso antes de ese anuncio, Suzhou, un enorme polo manufacturero del este de China, informó que sus fábricas no volverían a operar hasta el 8 de febrero.
En Hong Kong -gravemente afectada por el coronavirus del SARS en 2003, con casi 300 muertos-, el temor por la llegada de la enfermedad es profundo y justificado. El domingo, el gobierno de Hong Kong comunicó que, hasta nuevo aviso, quedaba prohibido el ingreso a la ciudad de residentes de la provincia de Wuhei o personas que hubiesen visitado esa provincia en las últimas dos semanas.
Algunos expertos en salud global dicen que China no debería estar enfocando sus recursos en el cierre o bloqueo de las ciudades.
Michael T. Osterholm, director del Centro de Investigaciones y Políticas Públicas para Enfermedades Infectocontagiosas de la Universidad de Minnesota, piensa que el abordaje de la crisis que hizo China puede tener un "efecto rebote", y lo compara con los así llamados "cordones sanitarios" implementados para sellar algunas partes de África Occidental durante la epidemia de Ébola de 2014-2016, que produjo hambruna y violentos estallidos sociales. Además, muchos habitantes de la región encontraron fácilmente la forma de escabullirse.
"Fue un desastre", dice Osterholm.
Tom Inglesby, especialista en infectocontagiosas y director del Centro de Seguridad Sanitaria del Centro John Hopkins, también manifiesta su preocupación.
"Si siguen poniendo en cuarentena más y más lugares de China, se empiezan a romper las interacciones sociales normales, como la circulación de bienes, alimentos y medicamentos -dice Inglesby-. A nivel macro, me parece más perjudicial que provechoso para controlar una epidemia".
Inglesby, Osterholm y otros expertos proponen, por el contrario, que China se concentre en aplicar medidas de salud pública que tradicionalmente han servido para frenar epidemias, como identificar y monitorear el contacto entre personas y asegurarse de que haya atención médica disponible.
Traducción de Jaime Arrambide
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