La economía se convierte en la gran esperanza de Jair Bolsonaro para una remontada electoral
Los índices se recuperan más rápido que lo esperado, empujados por el gasto de los consumidores, el repunte de los servicios y el aumento de la ayuda social
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BRASILIA.- Una batería de buenas noticias económicas ayudó al equipo de campaña de Jair Bolsonaro a superar el mal trago del primer debate presidencial y mantener abierta una expectativa de remontada para las elecciones del 2 de octubre próximo.
La economía de Brasil se recupera más rápido que lo esperado, empujada por el gasto de los consumidores y el repunte de los servicios, y se expandió 1,2% en el segundo trimestre del año, marcando el cuarto período consecutivo de expansión, según el Instituto Brasileño de Estadística.
Para apalancar sus posibilidades de reelección, Bolsonaro se ha enfocado en generar un efecto de alivio en los bolsillos de los brasileños, de la mano del recorte en los impuestos de los combustibles y el aumento de programas de transferencia de renta, principalmente el Auxilio Brasil, que subió 50% en valor a 110 dólares para las más de 20 millones de familias que lo reciben.
“La economía va a seguir siendo la principal carta para ganar en segunda vuelta”, dijo a LA NACION un colaborador del presidente, que sigue de cerca la estrategia de campaña.
La petrolera Petrobras anunció un recorte de 7% en el precio de la nafta que empezó a regir el viernes, generando la expectativa de un tercer mes consecutivo de deflación en septiembre. Y la previsión de la inflación de agosto mostró que posiblemente el acumulado de 12 meses quedará debajo de 10% (9,6%) por primera vez en un año, resultado de la baja de impuestos en los combustibles que derrumbaron el precio de la nafta y el diésel.
Los indicadores de aliento económico estuvieron acompañados de una caída en el desempleo a 9,1%, el nivel más bajo en casi siete años.
El debate del domingo pasado quedó marcado por ataques del presidente a la periodista Vera Magalhaes, que la oposición explotó como agresiones “misóginas”, y terminó malogrando uno de los objetivos clave de la campaña cuando falta un mes para las elecciones: reducir el rechazo en el electorado femenino.
“Bolsonaro estaba ganando, ganó en todos los enfrentamientos directos con Lula al colgarle el cartel de corrupto... pero ese episodio lo hizo perder. Las interacciones posteriores en redes fueron muy negativas”, lamentó el asesor presidencial.
Asesores del presidente le han aconsejado adoptar un tono “soft”, evitando polémicas, ataques a las urnas electrónicas y choques con los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF). El cambio de postura será puesto a prueba el 7 de septiembre, en los actos por la independencia de Brasil, a un año de manifestaciones en las que Bolsonaro amenazó con desobedecer fallos del STF y llamó “canalla” al actual presidente de la corte electoral.
La lectura de su equipo es que un presidente más rabioso puede hacerle perder votos alejando a electores de centro.
Una encuesta de la consultora Datafolha publicada el jueves mostró una reducción de dos puntos porcentuales en la distancia de Lula sobre Bolsonaro, a 13 puntos, en el primer sondeo de la consultora tras el debate presidencial del domingo pasado.
“El impacto económico favorable del impulso de la demanda todavía no está 100% en la economía, inclusive porque el gobierno está ampliando el número de beneficiarios del Auxilio Brasil”, dijo a LA NACION Adriano Laureno, analista de la consultora Prospectiva.
“El cuadro económico más positivo y la inflación más controlada todavía van a traer mejoras para Bolsonaro. La cuestión es que hasta ahora no ha sido en el ritmo suficiente para vencer las elecciones”, agregó Laureno.
Lula bajó de 47% para 45% respecto al sondeo anterior, publicado a mitad de agosto, mostrando que la elección se encamina a un ballottage entre ambos el 30 de octubre.
Tras el revés en el primer debate, Bolsonaro anunció que no participará del próximo encuentro, pero su equipo de campaña deja abierta una puerta para el último, el del 29 de septiembre, en Globo.
“Es el de mayor audiencia y será el final de la campaña. Puede ser la última chance para arriesgar”, explican a LA NACION.
Cambios en las encuestas
El sondeo de Datafolha mostró pocos cambios tras el primer choque de candidatos, con el centroizquierdista Ciro Gomes y la senadora del Movimiento Democrático Brasileiro Simone Tebet, tercero y cuarta en el sondeo, como principales “ganadores”. Gomes escaló de 7% a 9% y Tebet pasó de 2% a 5%, ambos muy lejos de Lula y Bolsonaro.
Aunque descreen de la distancia mostrada por Datafolha y dicen que la distancia está entre 5 y 7 puntos, la buena noticia para el comando de campaña del presidente brasileño, no obstante, quedó empañada por los propios números del presidente, que no se movieron, mostrando un estancamiento en 32%.
Cerca del expresidente Lula minimizan el escenario de alivio económico, asegurando que se trata de una mejora sobre “tierra arrasada”. Admiten que Bolsonaro llegará mejor al 2 de octubre que la foto actual, aunque calculan que no será suficiente para cambiar la tendencia de las encuestas.
En la simulación de segunda vuelta de Datafolha, Lula perdió muy poco, de 54% a 53% y Bolsonaro repuntó un punto porcentual, hasta 38%.
Desde 1989 a la fecha, todos los presidenciables que aparecían primeros en el sondeo Datafolha a un mes de la elección resultaron vencedores. La economía es el argumento del oficialismo para una remontada difícil.
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