La dramática fuga en globo de dos familias
Una de ellas volvió al Este tras la caída del Muro y la otra se quedó en el Oeste; ya no se hablan
BERLIN.– Hace 30 años, dos familias de la entonces Alemania del Este huyeron al Oeste, hacia Baviera, en un globo aerostático artesanal. Fue una empresa espectacular, que es recordada en el Museo del Muro en el Checkpoint Charlie, en Berlín, y que fue reconstruida en una película de Walt Disney en 1981.
Hoy, 20 años después del fin de la República Democrática Alemana (RDA), una de las dos familias volvió a vivir a Pössneck, en el Este, el lugar desde donde despegó el globo. La otra se ha quedado en Baviera. En la Alemania unificada, ya no tienen contacto.
Una larga cola de turistas se mantiene estable en estos días fuera del Museo del Muro, una galería privada que reconstruye la historia de la Cortina de Hierro y, en particular, los intentos más rocambolescos de los alemanes del Este para abandonar esa parte de la ciudad. Desde Ivo Zdarsky, que en 1961 logró escapar con un ala delta a motor realizado con piezas de su auto, hasta Peter Faust, que en agosto de 1988 huyó en un bote inflable a través del mar Báltico.
En una sala al final de la exposición se proyecta la película Fuga de noche, interpretada por John Hurt y Beau Bridges. El largometraje está inspirado en la historia real de las familias Strelzyk y Wetzel, que dejaron Alemania en un globo aerostático. Es una historia de amistad y lealtad, aunque el desenlace actual de los eventos es un poco distinto.
La historia verídica ha sido reconstruida en estos días por varios medios alemanes. El 16 de septiembre de 1979, Doris y Peter Strelzyk se subieron a un globo aerostático artesanal junto con sus dos hijos, además de Günter y Petra Wetzel y sus dos pequeños.
Durante largas noches, ambas familias habían participado en secreto en la fabricación del globo para la huida. Buscaron información en la biblioteca pública. Compraron los materiales en varios comercios distintos de la RDA, para no llamar la atención de la policía secreta, la Stasi. Crearon en su sótano un sistema de ventilación para el vuelo y se armaron de un barómetro que, según contaron después, no funcionaba muy bien.
Tras largos meses de trabajo y un intento que fracasó, lograron despegar. Para Alemania del Este, se convirtieron en traidores y enemigos del Estado, mientras que para el Oeste fueron héroes.
Desde entonces, han cambiado algunas cosas. Después de la caída del Muro, los Strelzyk volvieron a Pössneck. Peter, en particular, se enoja con los que critican su decisión. "Nos fuimos porque la RDA era una gran prisión, pero ahora eso pertenece al pasado", explica. Pierde la paciencia cuando recuerda los líos burocráticos que dificultaron su vuelta y explica: "También echábamos de menos nuestra ciudad".
Su decisión fue insólita, porque es raro que los que se fueron vuelvan. Aunque el Muro ha caído, Alemania sigue dividida. Y es muy común en el Este el fenómeno de la Ostalgia, un término que indica la nostalgia hacia la RDA. De hecho, los Strelzyk, en estos días de conmemoración, no han sido invitados a ningún evento. Sólo una vez fueron invitados a la presentación de un libro en una escuela local. Pero de inmediato el director recibió quejas por haber dedicado espacio a unos "fugitivos".
Los Wetzel se quedaron en el Oeste, en Baviera. Ya no tienen contactos con sus antiguos amigos y compañeros de aventura. La prensa intentó graficar la situación presentando a los Strelzyk como unos fugitivos políticos que quisieron volver y a los Wetzel como unos "hedonistas", amantes del consumismo occidental, una simplificación que causó críticas cruzadas entre las dos familias.
"Son categorías equivocadas", explica Günter Wetzel. "Ambos teníamos una lista de aspectos que nos causaban infelicidad, y por eso decidimos irnos", afirma. "¿Por qué, si uno se fue por motivos políticos, debería volver ahora?", se pregunta.
De la amistad y fraternidad de la película queda poco. Detrás de las celebraciones por los 20 años de la caída del Muro, hay todavía heridas abiertas, puntos de vista irreconciliables y una generación que todavía no encuentra paz.
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