La diplomacia de Elon: Musk corteja a los líderes de la derecha global para después hacer jugosos negocios
El magnate norteamericano, dueño de X, Tesla y SpaceX, fomenta relaciones con una constelación de mandatarios de derecha con una clara finalidad: beneficiarse a sí mismo y a sus empresas
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NUEVA YORK.- En noviembre, minutos después de que se confirmara que Javier Milei había sido elegido presidente de la segunda nación más grande de América del Sur, Elon Musk posteó en X: “A la Argentina la espera la prosperidad”.
Desde entonces, Musk siguió usando X, la red social de su propiedad, para impulsar la figura de Milei. El megamillonario compartió con sus 182 millones de seguidores los videos del presidente argentino denostando “la justicia social”, y uno de los posteos con más visualizaciones de todo su historial muestra una imagen trucada que sugiere implícitamente que escuchar un discurso de Milei es mejor que tener sexo.
Musk ha contribuido a convertir al pendenciero libertario en una de las nuevas caras de la derecha moderna. Pero fuera de las redes, Musk ha utilizado esa relación para obtener beneficios para sus otros negocios: la automotriz eléctrica Tesla y la compañía espacial SpaceX.
“Me llamó Elon Musk”, dijo Milei en una entrevista, a semanas de haber asumido. “Está sumamente interesado en el litio”.
Musk ha declarado que el litio, principal componente de las baterías de los automóviles Tesla, es “el nuevo petróleo”. Hace tiempo que Tesla le compra litio a la Argentina, que tiene las segundas reservas más grandes del mundo. Y ahora Milei está presionando en su país para concederles importantes beneficios a las mineras de litio extranjeras, lo que probablemente le garantizaría a Tesla un flujo más estable –y potencialmente más barato– de uno de sus recursos más cruciales.
El caso de Milei es parte de un patrón de comportamiento de Musk, que fomenta relaciones con una constelación de mandatarios de derecha con una clara finalidad: beneficiarse a sí mismo y a sus empresas.
A los 52 años, Musk ha usado repetidamente X –exTwitter y una de las piezas claves de su emporio empresarial– para vociferar su apoyo a políticos como Milei, el brasileño Jair Bolsonaro y el indio Narendra Modi. Desde esa plataforma, Musk ha apoyado sus posturas sobre género, ha festejado sus ataques al socialismo y ha enfrentado agresivamente a quienes se les oponen.
En contrapartida, según un análisis de The New York Times, Musk ha presionado y obtenido ventajas corporativas para sus negocios más rentables, Tesla y SpaceX. En la India consiguió que bajaran los aranceles de importación para los vehículos Tesla, en Brasil abrió un importante nuevo mercado para Starlink, el servicio de internet satelital de SpaceX, y en la Argentina consolidó su acceso al insumo más decisivo para la fabricación las baterías de Tesla.
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— Elon Musk (@elonmusk) May 7, 2024
A todos esos mandatarios nacionalistas o de derecha, el apoyo de Musk les ha dado mayor plafón internacional, que ellos han publicitado gustosamente como una validación de sus políticas y de su popularidad.
Ningún otro empresario megamillonario norteamericano ha alimentado tan abiertamente una relación ideológica con líderes mundiales para impulsar sus intereses políticos personales y sus negocios.
Y no se ha privado de nada: a medida que el populismo se fue extendiendo, Musk cortejó al chino Xi Jinping, y dio su apoyo al israelí Benjamin Netanyahu, al turco Recep Tayyip Erdogan y a la italiana Giorgia Meloni. Arrancó criticando “el virus del pensamiento woke” y lo que considera el fracaso de la izquierda, que en su opinión han generado problemas como la inmigración ilegal y el descenso de la natalidad.
La India, un largo juego
En septiembre de 2015, Musk le dio la bienvenida a Modi en la fábrica de Tesla en Fremont, California. El primer ministro indio había sido elegido el año anterior con su partido, Bharatiya Janata, y estaba de visita en Estados Unidos para reunirse con grandes empresarios.
Musk y Modi posaron para la foto junto a un Tesla Modelo S rojo brillante, y discutieron la forma de alimentar con “paneles solares y paquetes de baterías” las zonas rurales de la India donde no llega el tendido eléctrico, según señaló Musk en ese momento. “Entendí su visión”, diría Modi más tarde.
Fue una de las primeras veces que Musk se reunió públicamente con un líder nacionalista, y fue el comienzo de un largo juego entre él y el premier de la India, una relación que tardó años en desarrollarse y que para Musk recién empezó a rendir frutos después de la compra de Twitter.
India es un mercado potencialmente enorme para Tesla, que para crecer necesita expandirse a nuevas regiones. Pero el país prácticamente ha prohibido los vehículos eléctricos de fabricación extranjera: en los últimos años, el arancel que rige para la importación de vehículos eléctricos se incrementó hasta llegar al 100%.
Al principio, Musk aplicó la diplomacia personal tradicional: se reunió con Modi y ordenó un acercamiento del personal de Tesla con los funcionarios indios. Pero cuando compró Twitter, en 2022, accedió a una palanca adicional: el uso de la plataforma está ampliamente extendido en la India –Modi tiene casi 98 millones de seguidores– y es un importante foro de debate político.
Musk volvió a reunirse personalmente con Modi en junio pasado cuando el primer ministro visitó Nueva York. Dijo ser “fan de Modi” y agregó que el primer ministro los estaba presionando “para que hagamos grandes inversiones en la India, algo que nos proponemos hacer”.
Para entonces, los empleados de Tesla ya estaban nuevamente en contacto con los asesores de Modi para discutir una reducción de los aranceles y nuevas inversiones en la India.
En enero, Musk publicó en X que la India debería tener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Es absurdo que el país más poblado de la Tierra no tenga un asiento permanente en el Consejo de Seguridad”, posteó Musk.
La secuencialidad de los hechos sugiere que Modi acusó recibo. Dos meses después, India anunció la reducción de algunos aranceles de importación para los fabricantes de automóviles eléctricos que se comprometieran a invertir al menos 500 millones de dólares para producir vehículos en el país. La medida redujo los aranceles del 100% al 15% específicamente para los vehículos eléctricos con un precio de venta superior a los 35.000 dólares.
Una ecuación que es como anillo al dedo para Tesla, cuyo Modelo 3 se vende a 38.990 dólares.
Brasil y una “leyenda de la libertad”
En 2021, Musk cortejó de manera similar al entonces presidente populista de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, para llevar su servicio de Internet satelital Starlink a ese país. En ese momento, Starlink estaba en pañales, con menos de 150.000 usuarios desparramados por 25 países.
En octubre de 2021, Fábio Faria, ministro de Comunicaciones de Brasil y organizador de la campaña de reelección de Bolsonaro, le envió una carta a Musk para decirle que “Starlink y Brasil pueden convertirse en grandes socios”, según correspondencia obtenida a través del sistema de información de acceso público del país.
Semanas después, Faria visitó a Musk en Texas, y a su regreso presionó a los entes reguladores para que aprobaran Starlink, según testificó más tarde en el Congreso. En diciembre de 2021, apenas siete meses después de que el servicio se usara por primera vez, los reguladores brasileros aprobaron la operación de Starlink: fue la aprobación más rápida de las cinco que otorgaron a los proveedores de internet satelital.
A continuación, Musk le echó una mano desde Twitter a Bolsonaro, quien enfrentaba una batalla cuesta arriba en su campaña por la reelección de 2022.
El 20 de mayo de ese año, Musk viajó de sorpresa a Brasil para hacer un importante anuncio junto al presidente Bolsonaro: Starlink llegaría al país y brindaría conectividad a internet a 19.000 escuelas rurales, así como monitoreo ambiental de la Amazonia. Bolsonaro lo condecoró y lo llamó “verdadera leyenda de la libertad” por su intento de comprar Twitter, ese mismo año.
Pero es historia tiene trampa: el plan para conectar a las escuelas rurales nunca se materializó, señala Carlos Baigorri, director del ente regulador de telecomunicaciones de Brasil, quien ayudó a aprobar la entrada de Starlink al país. “No creo que ese plan realmente existiera”.
El favor de Musk no impidió que en octubre de 2022 Bolsonaro perdiera la reelección ante el expresidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva.
La Argentina
En 2022, uno de los proveedores de litio de Tesla anunció una inversión de 1100 millones de dólares para expandirse en la Argentina. A partir de ese momento, Musk empezó a mostrar un gran interés por la política argentina, y particularmente por Milei, con quien ha entablado uno de los “romances” más profundos de sus amistades políticas. Milei “sería un gran cambio”, escribió Musk en X.
Milei, economista libertario y panelista experto de televisión, hizo campaña prometiendo sacar la pata del Estado de la economía argentina y alinear más estrechamente a su país con Estados Unidos. Al igual que Musk, el argentino se manifiesta profundamente preocupado por “la amenaza de la cultura woke”.
En diciembre, el flamante presidente y el megamillonario norteamericano hablaron por primera vez, y Musk le preguntó directamente por el litio de Argentina. Desde entonces, Milei viene impulsando la aprobación de una ley que haría mucho más atractiva la extracción del litio para los inversores extranjeros.
El megaproyecto de ley le otorgaría a Milei amplios poderes de emergencia sobre la economía y la energía de Argentina durante el próximo año, incluye un importante beneficio para Tesla: enormes incentivos para los extranjeros que inviertan en grandes proyectos, particularmente en el sector minero.
Esas empresas gozarían de importantes reducciones impositivas, exenciones aduaneras y beneficios cambiarios, así como seguridad fiscal y regulatoria durante los próximos 30 años. Es muy probable que el proveedor de litio de Tesla califique, y de ser así, el plan de Milei le daría a Tesla una estabilidad y previsibilidad extraordinaria de su acceso al litio argentino hasta al menos 2054.
El 30 de abril, el proyecto de ley fue aprobado por la Cámara de Diputados y está a la espera de su tratamiento en el Senado.
Musk ya ha obtenido otros dividendos de Milei. En uno de sus primeros actos como presidente, Milei firmó un decreto de necesidad y urgencia con 366 medidas, y al resumir en un discurso los aspectos más destacados de su decreto, el mandatario solo mencionó por su nombre a una marca corporativa: Starlink.
SpaceX venía presionando para la aprobación de Starlink en la Argentina desde 2022, pero enfrentó trabas burocráticas. Milei rápidamente eliminó las regulaciones sobre internet satelital y desde marzo Starlink empezó a operar en el país.
Pero Milei también sacó provecho: Musk se ha convertido en su más influyente promotor en las redes. En enero, el megamillonario compartió videos del discurso de Milei en el Foro Económico Mundial, donde el líder afirmó que el comunismo y la justicia social eran las mayores amenazas para Occidente.
Los reposteos de Musk desencadenaron una catarata de elogios hacia el argentino desde los rincones de derecha de internet, incluidos los de Donald J. Trump, que en febrero se encontró con Milei durante un evento conservador que se celebró en las afueras de Washington. Ambos se estrecharon en un abrazo y Trump le dijo a Milei que lo apoyaba.
El mes pasado, Milei viajó a Austin, Texas, para visitar a Musk en la fábrica de Tesla. Ambos acordaron “abrir los mercados y defender las ideas de libertad”. El comunicado no hace referencia al litio.
Más tarde, Gerardo Werthein, embajador de la Argentina en Estados Unidos, le confirmó a LA NACION que Milei y Musk efectivamente habían hablado de las reservas minerales.
El lunes pasado, Musk y Milei se reunieron nuevamente, esta vez en una conferencia en Los Ángeles. Allí Milei calificó de “mi amigo” al empresario y elogió sus esfuerzos por llegar a Marte. Unas horas más tarde, Musk publicó una foto de ambos con los pulgares hacia arriba. “Recomiendo invertir en Argentina”, escribió el megamillonario.
Por Ryan Mac, Jack Nicas y Alex Travelli
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