La dictadura de Ortega y Murillo confisca la casa del escritor Sergio Ramírez en su natal Masatepe
En la vivienda funcionaba la Fundación Luisa Mercado, una institución cultural y educativa fundada en 2007 en memoria de la madre del Premio Cervantes
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SAN JOSÉ, Costa Rica.- La policía del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo rompió este viernes las puertas de la casona solariega del escritor Sergio Ramírez en Masatepe, una ciudad situada en la Meseta de los Pueblos en Nicaragua. En la vivienda funcionaba la Fundación Luisa Mercado, una institución cultural y educativa fundada en 2007 en memoria de la madre del Premio Cervantes de 2017. La ocupación policial materializó la confiscación de facto del inmueble en medio de la persecución que la pareja presidencial mantiene contra las voces críticas.
El laureado escritor —exiliado en España debido a la persecución política en su contra— reaccionó a través de un comunicado menos de 24 horas después: “Este acto de agresión contra la cultura pone fin a un emprendimiento cultural que dejó una honda huella de la que nos sentimos orgullosos, porque fuimos capaces de crear lectores en Masatepe y sus alrededores, de formar músicos, de ayudar a la formación de los jóvenes y de los niños, y de llevar la cultura a un lugar al que pertenecemos, y pertenecen nuestras vidas”.
La Fundación Luisa Mercado brindaba servicios culturales gratuitos a la ciudad de Masatepe y demás poblaciones aledañas hasta abril de 2022, cuando su personería jurídica fue cancelada por el Parlamento controlado por Ortega y Murillo, en medio del cierre masivo de más de 3000 ONG en Nicaragua. La institución cultural dejó de funcionar desde entonces y la casa solariega se mantenía cerrada, hasta este viernes que fue vulnerada por los oficiales.
Sergio Ramírez señaló que la casa solariega fue adquirida y remodelada para que pudiera dar cabida a una biblioteca de 6000 volúmenes, abierta a los estudiantes y al público en general. Además, contaba con salones para actos culturales y exposiciones de artes plásticas y fotografías; un rincón infantil; la escuela de música Lisandro Ramírez Velásquez, en homenaje al abuelo paterno de Ramírez, quien fue compositor y director de orquesta. En la organización también se realizaban ciclos de charlas, publicaciones y talleres literarios, impartidos en algunas ocasiones por el escritor antes de que se exiliara en España.
Antes de que la policía ocupara la casa solariega de la Fundación, el régimen había confiscado ya el Condominio Amazonia, donde la periodista Sofía Montenegro poseía un apartamento —al igual que Ramírez, Montenegro ha sido despojada de su nacionalidad por Ortega— y las propiedades del empresario Piero Coen Ubilla.
Ramírez, quien fue vicepresidente de Nicaragua, no ha cesado la denuncia del régimen a nivel internacional. El día que la personería jurídica de la Fundación Luisa Mercado fue clausurada, el escritor dijo que “suprimir estas organizaciones y confiscar sus bienes no significa sino la pretensión de silenciar a la sociedad civil y terminar con todas las expresiones de libertad y democracia que este tipo de organizaciones ha llevado adelante”.
La mayoría de ONG decapitadas no persiguen ningún fin político, sino que llevaban a cabo labores de asistencia humanitaria o trabajos con enfoque cultural, como es el caso de la Fundación Luisa Mercado. “Estos son los delitos por los cuales se castiga a la Fundación, como se castiga a las demás organizaciones cuyos derechos han sido conculcados el día de hoy por razones similares”, agregó el escritor nicaragüense. Durante la escalada represiva de 2021, Ramírez fue citado por la Fiscalía nicaragüense en el marco del caso de supuesto lavado de dinero contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCh). Ese caso sirvió al régimen de Ortega para bloquear la candidatura a la presidencia de Cristiana Chamorro, que presidió esa fundación entre 2015 y 2019.
“Vale la pena pagar cualquier precio por la escritura”
Ramírez aseguró este jueves, un día antes de la confiscación, que “la escritura es un oficio por el que vale la pena pagar cualquier precio”: “Aunque te quiten el país en el que naciste”. En febrero, el escritor fue despojado de su nacionalidad junto a otros 93 opositores, periodistas, defensores de derechos humanos, feministas y líderes políticos.
Ramírez y la también escritora de Nicaragua Gioconda Belli, exiliados en España, participaron en la clausura de las primeras Jornadas de Literaturas Hispánicas, organizadas por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en la ciudad española de Logroño, donde fueron homenajeados. “De todas maneras, la literatura te estará devolviendo siempre, de manera incesante, a ese país indeleble”, añadió Ramírez, acusado de “traición a la patria”, declarado prófugo de la justicia y todos sus bienes confiscados.
Ambos escritores fueron premiados con el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, del Ministerio de Cultura de la República Dominicana, por su trayectoria y excelencia literaria. El escritor se refirió a los límites difusos entre la historia y la ficción: “A la hora de vivir los hechos de la independencia, a la exageración se agregará la anormalidad, que no dejará de marcar en adelante la historia” y, por tanto, “la manera de contarla y tomar provecho de ella desde la literatura”.
Por Wilfredo Miranda
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