La dictadura de Ortega se radicaliza: expropia bienes y les quita la nacionalidad a 94 exiliados
El líder sandinista lanzó una ofensiva contra la oposición en el exterior, incluidos los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, además del arzobispo de Managua
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BOGOTÁ.- Nueva embestida de la dictadura sandinista, en esta ocasión contra exiliados que no cayeron directamente en sus garras. En un procedimiento sumarísimo, el juez Ernesto Rodríguez, presidente del Tribunal de Apelaciones de Nicaragua, anunció el despojo de la nacionalidad y de los bienes de 94 exiliados, a los que declaró “prófugos”.
Entre los nuevos acusados de “traidores a la patria”, al igual que a los 222 desterrados a Estados Unidos, se encuentran figuras de relieve de la política y la sociedad nicaragüense, como el escritor Sergio Ramírez, quien fuera vicepresidente en la primera etapa de gobierno de Daniel Ortega, y el arzobispo de Managua, monseñor Silvio José Báez, exiliado en Miami tras la intervención del papa Francisco.
La poetisa Gioconda Belli; la defensora de derechos humanos Vilma Núñez, presidenta del emblemático Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh); el periodista Carlos Fernando Chamorro (hermano de los precandidatos Cristiana y Pedro Joaquín, excarcelados la semana pasada); la socióloga Sofía Montenegro y Arturo McFields, exembajador en la Organización de Estados Americanos, aparecen en la nueva “lista negra” presidencial, que incluye la retirada de sus derechos ciudadanos “de forma perpetua” y la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
“Jamás dejaremos de ser nicaragüenses”, reaccionó al instante McFields.
“Todo para garantizar la paz social, independencia, soberanía y la paz de los nicaragüenses”, remachó el juez en transmisión televisiva a la nación, con la misma parafernalia que la semana pasada. El magistrado comunicó al resto de poderes revolucionarios que los condenados “ya no son nicaragüenses”.
En la nueva pantomima judicial participaron los jueces de los juzgados quinto, sexto, noveno y décimo distrito penales junto a Rodríguez, en un intento de dotarle de envergadura jurídica.
Periodistas como Lucía Pineda (100% Noticias) y Alvaro Navarro (Artículo 66), dirigentes campesinos como Chica Ramírez, sacerdotes como Uriel Vallejos, activistas como Mónica Baltodano, políticas como la liberal Kitty Monterrey y Alexa Zamora, de la Unidad Nacional Azul y Blanco, y hasta Berta Valle, la mujer del exprecandidato presidencial Félix Maradiaga, aparecen en esta última lista del sandinismo.
“Daniel Ortega y Rosario Murillo quedan en ridículo, una y mil veces. Yo soy nicaragüense, por gracia de Dios. Yo llevo mi Nicaragua y mis Cinco Pinos en la Sangre. Si creen que con esto me van a arrodillar, otra vez se enredan. ¡Viva Nicaragua!”, calmó Navarro a través de sus redes sociales.
El tiro por la culata. Así ha resultado el operativo para excarcelar y desterrar a Estados Unidos a 222 presos políticos, con el que Ortega buscaba obtener ganancias políticas. La resistencia y fortaleza de los liberados así como la actitud del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien se negó a subir al avión, se han convertido en un boomerang contra el dictador revolucionario.
Medios nicaragüenses han publicado en las últimas horas que el obispo rebelde permanece en una celda de castigo de la prisión Modelo de Managua, a la que entre los presos políticos se conoce como “Infiernillo”. Tras ser condenado a 26 años de prisión también por traición a la patria, Álvarez ha concitado la solidaridad nacional e internacional.
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