La detención del líder mapuche: Gabriel Boric enfrenta su peor crisis política en el momento más inoportuno
La renuncia de una de sus ministras tras contactar a Héctor Llaitul, quien había llamado a la “resistencia armada”, precipitó cuestionamientos por su relación con grupos radicales
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SANTIAGO, Chile.- Cuando faltan nueve días de una votación clave que definirá si Chile adopta o no una nueva Constitución, el gobierno de Gabriel Boric recibió un golpe inesperado. Junto a la escalada de violencia que provocó la detención del activista mapuche Héctor Llaitul en la zona sur del país, se abrió un nuevo flanco vinculado con los supuestos contactos que estableció La Moneda con el líder radical y que provocaron la inmediata renuncia de una ministra de su gabinete.
“Los hechos que hemos conocido hacen que corresponda hacer valer la responsabilidad política de la ministra”, dijo Boric al oficializar la salida de Jeannette Vega de la cartera de Desarrollo Social -la primera baja de su gabinete- y en medio de duras críticas de la oposición que apuntaron a los nexos con Llaitul, acusado por delitos contra Ley de Seguridad del Estado y en prisión preventiva por 30 días en la cárcel de la ciudad de Concepción.
De hecho, el gobierno salió al paso de recriminaciones y aseguró que desconocían la comunicación de la exministra de Desarrollo Social con el líder de la de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), quien en mayo pasado llamó a la “resistencia armada” y, según la fiscalía de La Araucanía, “incitó” más de cincuenta atentados en la zona del conflicto.
“Puedo asegurar con certeza que no le he encargado a ningún ministro, ministra ni a ningún funcionario de gobierno el contactarse con Héctor Llaitul en ninguna circunstancia. Desde el comienzo dimos un mandato general a nuestros colaboradores: conversar con todos los que estuvieran por el camino de la paz, el señor Llaitul decidió tomar otro camino”, aclaró el mandatario chileno.
“[La ministra] lo hizo por un principio de buena fe, tratando de generar un vínculo de diálogo, pero evidentemente no corresponde si es que no es instruido ni informado debidamente. El gobierno no se puede enterar por otros conductos de este tipo de intentos de gestión que no sean los formales”, aseguró la vocera de gobierno, Camila Vallejo.
Críticas de la oposición
Desde la oposición, justamente, se incrementaron los cuestionamientos al manejo de La Moneda. “Sería bueno que el gobierno de una vez por todas aclare cuáles son sus vínculos con estas organizaciones y quien más se ha contactado con grupos terroristas”, criticó la senadora del partido de derecha Renovación Nacional (RN) María José Gatica, mientras que el presidente de la UDI, Javier Macaya, advirtió que la renuncia de la ministra no era suficiente para aclarar lo sucedido.
“Si hay contacto del gobierno de Boric con un delincuente peligroso, terrorista, con una persona que ha amenazado al Estado de Chile, estamos en presencia de una situación que merece seguir siendo investigada”, dijo Macaya.
El secretario general de Renovación Nacional, Diego Schalper, en tanto, no descartó presentar una acusación constitucional contra la ahora exsecretaria de Estado. “Cuesta creer que una ministra, el mismo día en que un señor llama a una resistencia armada, tome contacto con él con colores propios, sin conocimiento de nadie más”, aseguró.
En su edición electrónica vespertina, el diario La Tercera ahondó en audios presentes en la causa y provenientes de un informe de la Policía de Investigaciones (PDI), del propio Héctor Llaitul hablando sobre Boric tras ser elegido presidente de Chile. Ahí el comunero lo califica como “un convertido”, que “se jura Che Guevara”, y advierte que el mandatario “va a andar con los grupos económicos”.
Recta final hacia el plebiscito
En medio de la crisis política y de nuevos atentados incendiarios durante la madrugada del viernes, el gobierno intentó continuar con su agenda y encarrilar el foco en el plebiscito constitucional que se realizará el próximo domingo 4 de septiembre y donde la opción del Rechazo asoma como favorita por escaso margen en varios sondeos.
De hecho, durante una actividad en la ciudad norteña de Vallenar, el presidente Boric apuntó contra las falsas noticias o fake news que han surgido respecto al proyecto de nueva Constitución.
“Cuando hay personajes de la opinión pública que dicen, por ejemplo, que el proyecto de nueva Constitución niega la vivienda propia, eso es mentira. Falso. Cada uno puede votar como quiera el 4 de septiembre, las opciones Apruebo y Rechazo son legítimas, pero hagámoslo revisando, estudiando, formando convicción, pero no mintiendo”, sostuvo.
Sin embargo, y pese a los esfuerzos de La Moneda, el episodio de Llaitul concentró toda la atención durante la jornada en Chile y generó un cambio en la dinámica de los días anteriores y del exclusivo interés que existía hacia el plebiscito, lo que también podría repercutir en la recta final de la campaña.
“En las encuestas, las preferencias por la opción Apruebo se mueven en sincronía con la aprobación del presidente Boric”, dijo a LA NACION Ricardo González, director del laboratorio de Encuestas y Análisis Social de la Universidad Adolfo Ibáñez en Chile.
“En un principio, la captura de Llaitul podría haber afectado positivamente la aprobación del gobierno. Sin embargo, todo lo que falta por salir a la luz pública en cuanto a la posible comunicación y contenido de la eventual conversación, podría afectar negativamente la evaluación del gobierno y las opciones del Apruebo”, planteó González.
“Más aún, esto vuelve a reflotar el asunto indígena y su tratamiento en el texto constitucional que tampoco favorece las opciones del Apruebo. De hecho, el Rechazo comienza a subir con fuerza en las encuestas cuando se incorpora la plurinacionalidad y los sistemas de justicia en el borrador constitucional”, puntualizó el analista.
Para Gonzalo Arenas, académico la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián, la proximidad del plebiscito limita alguna influencia del episodio Llaitul en el resultado, pero después del 4 de septiembre el gobierno deberá definir “cuál es el alma que lo domina” a partir de este caso.
“El gran problema político que le espera al gobierno es su ambigüedad. Hay un alma más institucional y moderada, hay otra que legitima la violencia como parte de una estrategia política, y esa pugna es lo que se verá muy tensionada después del plebiscito”, expresó Arenas.
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