La democracia retrocede en América Latina: por qué Chile bajó de categoría y el único país que “ascendió”
Según el Índice de Democracia que publica la Unidad de Inteligencia de The Economist, la región sufrió por octavo año consecutivo una caída en la calidad democrática, especialmente por los “proyectos políticos autoritarios” impulsados por las crisis de seguridad
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El mundo está atormentado por una era de guerras y conflictos internos que socavan aún más la estabilidad de las democracias, y América Latina no logra escaparle a esta tendencia. Por octavo año consecutivo, la calidad democrática de la región experimentó un retroceso, en parte debido a los desafíos relacionados con la seguridad que impulsan la emergencia de “proyectos políticos autoritarios”.
Así lo advierte el nuevo reporte anual “Índice de Democracia” de la Unidad de Inteligencia de The Economist, que juzga la calidad democrática en 165 países -que abarcan la mayoría de la población mundial- en función de cinco indicadores: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política democrática y libertades.
Según el informe publicado este jueves, 2023 fue un año marcado por la violencia, con las guerras en Ucrania tras la invasión rusa y en Gaza tras el ataque en Israel, el aumento de las tensiones entre Venezuela y Guyana por el Esequibo, los golpes de Estado África Occidental y el crimen organizado en América Latina, entre otros focos de preocupación. Tras el impacto en la estabilidad mundial por la pandemia de coronavirus y ante este escenario turbulento, las democracias del mundo intentan ponerse en pie, pero “parecen impotentes para evitar que estallen guerras (...) y menos hábiles para gestionar conflicto en casa”, puntualiza el informe.
En consonancia con una tendencia general de regresión y estancamiento, la calidad democrática global obtuvo la puntuación más baja hasta ahora, con un promedio de 5,23 sobre 10. Noruega se consagra una vez más a la cabeza del ranking como la mejor democracia plena, mientras Afganistán continúa en el otro extremo, con el peor puntaje de los regímenes autoritarios. Todas las regiones experimentaron caídas en su promedio, pero América Latina y el Caribe -junto con Medio Oriente y el norte de África-, marcó el mayor descenso, con un promedio que pasó de 5,79 en 2022 a 5,68 en 2023, el puntaje más bajo desde que comenzó a publicarse el ranking en 2006 y la mayor caída interanual desde 2016. Sin embargo, sigue siendo la tercera región “más democrática” detrás de América del Norte y Europa Occidental.
Cada vez menos latinoamericanos viven en lo que se considera una democracia plena. Mientras en 2022 este grupo integraba el 4% de la población regional, ahora es apenas poco más del 1%, debido a que Chile salió de esa categoría. La gran mayoría (54%) habita en un modelo de “democracia imperfecta”, el 35% en régimen híbrido y el 9% bajo regímenes autoritarios.
Ahora solo dos países de América Latina integran el predilecto grupo de las 24 democracias plenas que hay en el mundo. La lista regional la encabeza Uruguay, a pesar de que registró un peor desempeño a nivel global al descender del puesto 11 al 14, debido a que flaqueó su cultura política, según el informe. Costa Rica, sin mayores cambios en su promedio, sigue firme en el puesto 17.
Chile volvió a ser considerado una democracia imperfecta. El país, que se caracteriza por tener instituciones sólidas, bajos niveles de corrupción dentro del aparato del Estado y altos niveles de libertades civiles, tuvo en leve descenso en cuanto a sus niveles de participación y cultura política.
“Según las últimas encuestas, más de la mitad de los chilenos dicen que prefieren que los expertos tengan más poder, lo que, según nuestro índice, demuestra una desconfianza en la democracia. Otra variable que explica el resultado es que el apoyo a la democracia en Chile es bajo y ha disminuido”, explicó a LA NACION Nicolás Saldías, coautor del reporte y especialista en América Latina para la Unidad de Inteligencia de The Economist.
Estudios de opinión recientes mostraron que el 36% de los chilenos opinan que los militares que llevaron adelante el golpe del socialista Salvador Allende “tenían razón”, una cifra que hace 10 años atrás era del 18%. Además, aumenta progresivamente la cantidad de personas que defienden que el régimen de Augusto Pinochet fue “en parte bueno y en parte malo”.
Algo similar ocurrió en Uruguay, donde “una alta valoración de los expertos en política y una disminución en el apoyo a la democracia, que cae por debajo del umbral exigente del 75%”, explican el leve descenso en el puntaje, dice Saldías.
El caso argentino
La democracia en América Latina se encuentra en constante amenaza por el recrudecimiento de la violencia relacionada a los principales desafíos de seguridad, como el crimen organizado y el narcotráfico. Esto incidió en el último año en los procesos electorales, con Ecuador (régimen híbrido) como el caso más evidente con el brutal asesinato a balazos del presidenciable Fernando Villavicencio, un caso hasta el día de hoy irresuelto. El presidente Daniel Noboa recurrió a la declaración de un estado de emergencia este año después de que la fuga de prisión de uno de los mayores narcos, alias “Fito”, diera lugar a niveles incontrolables de violencia, al punto que las bandas narco tomaron un canal de televisión en vivo. Según el informe, medidas como la declaración de conflicto interno “plantean riesgos importantes para la ya débil democracia en 2024″.
Asimismo, otros dos factores han influido en el puntaje regional. El informe menciona, por un lado, “intentos de golpe de Estado”, en relación a la inestabilidad política que experimentó Guatemala (régimen híbrido) tras el triunfo del actual presidente Bernardo Arévalo, cuyo traspaso al poder estuvo desafiado por fallos del poder judicial que buscaron impedir su asunción.
El segundo factor es la polarización, el factor que afectó al desempeño democrático en la Argentina, donde alcanzó “nuevos niveles en las elecciones presidenciales de 2023″ que consagraron presidente al libertario Javier Milei. El país, categorizado una vez más como “democracia imperfecta”, descendió cuatro casilleros en el ranking respecto del año anterior, llegando al puesto 54 a nivel global y manteniendo el noveno lugar en la región. Con un peor desempeño en cuanto a la participación política y a la cultura política, el promedio de la Argentina fue de 6,62 sobre 10, una cifra que llama la atención al compararse con las de 2019 y 2015, dos años electorales en los que el país registró su mejor puntaje hasta ahora (7,02).
“Las elecciones presidenciales de Argentina en 2023 fueron las más polarizadas en la historia reciente del país, enfrentando dos populismos extremos: uno de derecha y otro de izquierda. Esto elevó los niveles de confrontación a niveles inéditos, con ambos bandos utilizando un lenguaje existencial sobre el futuro de la democracia argentina”, señaló Saldías.
“En comparación con elecciones anteriores en la Argentina, donde hubo fuertes enfrentamientos entre el oficialismo y la oposición, las diferencias se centraban más en debates sobre políticas y no en cuestiones existenciales como las que se vivieron en 2023. Además, la injerencia de actores extranjeros en las elecciones argentinas, con mandatarios de otros países respaldando abiertamente a ciertos candidatos, también demuestra el nivel de polarización que pone en peligro la cohesión social, lo cual explica el descenso en el puntaje de Argentina”, agregó el experto.
Nuevamente, el talón de Aquiles de la región es Centroamérica, que a pesar de albergar a una democracia plena -Costa Rica-, tuvo el mayor retroceso subregional gracias a Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador. El reporte alerta sobre el viraje autoritario del presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien se aseguró cinco años más en el poder con una reelección prohibida por la Constitución. Reelecto el pasado 4 de febrero con el 82,6% de los votos, Bukele logró reducir al mínimo la violencia pandillera en el país, a costa de un estado de emergencia que perdura desde hace casi dos años, restringe las libertades civiles y acumula denuncias de violaciones a los derechos humanos.
“Se aprobaron reformas políticas en junio para reducir el número de escaños en la Asamblea Legislativa y el número de municipios, que limitará aún más las posibilidades de que los partidos de oposición ganen poder”, detalla el reporte, que además menciones que “la libertad de prensa está bajo ataque”.
Finalmente, Paraguay es el único país de la región que ascendió de categoría -ahora es considerado “democracia imperfecta”- gracias a una mayor participación de las mujeres en el Congreso tras los comicios de 2023. Venezuela, Nicaragua y Cuba se mantienen en el fondo del ranking regional.
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