La cúpula del Kremlin empieza a impacientarse por los errores y las consecuencias de la invasión a Ucrania
Bloomberg entrevistó a 10 funcionarios de alto rango que dijeron que la ofensiva lanzada por Vladimir Putin es un error catastrófico que hará retroceder a Rusia durante años
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Casi dos meses después del comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, la cúpula del Kremlin comienza a impacientarse por los pocos avances militares y los efectos económicos de la guerra e incluso a dudar de la decisión inicial de lanzar un ataque masivo en el país vecino, según revelaron varios funcionarios de alto rango a Bloomberg.
De acuerdo con el artículo, este poderoso grupo, cada vez mayor, cree que la invasión fue un error catastrófico que hará retroceder al país durante años. Las 10 personas que hablaron con el medio estadounidense lo hicieron bajo condición de anonimato, temerosos por las represalias de cuestionar públicamente al presidente Vladimir Putin.
Hasta ahora, estas personas no ven ninguna posibilidad de que el mandatario ruso cambie de rumbo ni ninguna perspectiva de que se le desafíe internamente. Cada vez más dependiente de un círculo reducido de asesores de línea dura, Putin ha desestimado los intentos de otros funcionarios de advertirle sobre el paralizante coste económico y político de la guerra, dijeron.
Algunos incluso aseguraron a Bloomberg que comparten el temor expresado por los funcionarios de inteligencia de Estados Unidos de que Putin podría recurrir a un uso limitado de las armas nucleares si se enfrenta al fracaso en una campaña que considera su misión histórica.
Sin duda, el apoyo a la guerra sigue siendo profundo en gran parte de la élite rusa. Muchos empresarios y funcionarios de alto nivel siguen abrazando la narrativa del Kremlin de que el conflicto con Occidente es inevitable y que la economía se adaptará a las amplias sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. El apoyo de la opinión pública sigue siendo fuerte, ya que “la conmoción y el trastorno iniciales de las sanciones han dado paso a una especie de estabilidad surrealista en Rusia”, reza el artículo.
Cada vez más escépticos
Sin embargo, cada vez son más los expertos que creen que el compromiso de Putin de continuar con la invasión condenará a Rusia a años de aislamiento y a un aumento de la tensión que dejará su economía paralizada, su seguridad comprometida y su influencia global destruida. Incluso algunos magnates han hecho declaraciones cuestionando la estrategia del Kremlin, pero muchos actores poderosos están demasiado temerosos de la creciente represión de la disidencia como para expresar sus preocupaciones en público.
A los escépticos les sorprendió la rapidez y amplitud de la respuesta de Estados Unidos y sus aliados, con sanciones que congelan la mitad de los 640.000 millones de dólares de reservas del banco central y empresas extranjeras que abandonan décadas de inversión para cerrar sus operaciones casi de la noche a la mañana, así como el apoyo militar cada vez mayor a Kiev.
Altos funcionarios han tratado de explicar al presidente que el impacto económico de las sanciones será devastador, borrando las dos décadas de crecimiento y el aumento del nivel de vida que Putin había logrado durante su gobierno, según personas familiarizadas con la situación explicaron a Bloomberg.
De acuerdo con las fuentes, el presidente ruso sigue confiando en que el público, dispuesto a soportar años de sacrificio por su visión de la grandeza nacional, lo respaldará. Con la ayuda de duros controles de capital, el rublo ha recuperado la mayor parte de sus pérdidas iniciales y, aunque la inflación se ha disparado, los trastornos económicos siguen siendo relativamente limitados hasta ahora.
Putin está decidido a seguir luchando, explican las fuentes, aunque el Kremlin haya tenido que reducir sus ambiciones desde una rápida y amplia toma de gran parte del país hasta una agotadora batalla por la región oriental del Donbass. Conformarse con menos dejaría a Rusia irremediablemente vulnerable y débil frente a la amenaza que suponen Estados Unidos y sus aliados, según esta opinión.
Círculo reducido
En las semanas transcurridas desde el inicio de la invasión, el círculo de asesores se ha reducido aún más respecto al limitado grupo de partidarios de la línea dura que había consultado regularmente antes, según dos de las personas consultadas por Bloomberg. La decisión de invadir fue tomada por Putin y sólo un puñado de halcones, entre ellos el ministro de Defensa, Sergei Shoigu, el jefe del Estado Mayor, Valery Gerasimov, y Nikolai Patrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, revelaron.
Ni el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ni el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, respondieron a las solicitudes de Bloomberg hasta la fecha de publicación del artículo.
Los críticos no ven ninguna señal de que Putin esté todavía dispuesto a considerar la posibilidad de acortar la invasión, dadas las pérdidas, o a hacer las serias concesiones necesarias para alcanzar un alto el fuego. Dado su total dominio del sistema político, las opiniones alternativas sólo arraigan en privado.
La escasa información contribuyó a que el Kremlin cometiera un error de cálculo en los primeros días de la ofensiva, al apostar por un mayor apoyo entre las tropas, así como por un progreso militar más rápido, dijeron las personas con conocimiento del asunto. El líder ruso también subestimó a su homólogo ucraniano, percibiéndolo inicialmente como débil.
Roman Abramovich, el multimillonario que ha ayudado a mediar en las hasta ahora infructuosas conversaciones de paz, tuvo que desengañar a Putin de su convicción de que el presidente Volodymyr Zelensky, un antiguo actor de comedia, huiría del país una vez comenzada la invasión, según personas conocedoras de las conversaciones.
Dentro del principal sucesor del KGB, el Servicio Federal de Seguridad, crece la frustración por el fracaso de la invasión hasta ahora, según dijo a Bloomberg Andrei Soldatov, experto en los servicios de seguridad rusos. Otros esperaban que los combates no duraran más que unas pocas semanas, según personas familiarizadas con la situación.
“Traidores”
Hasta ahora, sólo un alto funcionario ha roto públicamente con el Kremlin por la invasión: Anatoly Chubais, el impopular arquitecto de las privatizaciones de la década de 1990 y enviado para asuntos climáticos. Abandonó el país y Putin lo destituyó de su cargo.
A otros que quisieron renunciar –incluida la jefa del banco central, Elvira Nabiullina– se les dijo que debían quedarse para ayudar a gestionar las consecuencias económicas, según personas familiarizadas con la situación. Algunos funcionarios de bajo perfil pidieron ser trasladados a puestos no relacionados con la formulación de políticas.
Altos funcionarios han denunciado a los que abandonaron el país como “traidores”.
Entre los magnates de los negocios, muchos de los cuales vieron cómo se les confiscaban yates, propiedades y otros bienes en virtud de las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados, unos pocos han criticado la guerra, aunque sin mencionar a Putin.
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