La cumbre de los Brics insinúa cómo se mueven Putin y Xi en las citas globales
Sentados frente a sus escritorios ubicados en forma de pentágono, y con una decena de funcionarios detrás de cada uno de ellos, los cinco líderes de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), se encontraron en el hotel Alvear una hora antes del comienzo de la cumbre para acordar una estrategia común.
Aunque fue a puertas cerradas, LA NACION participó de la reunión en el salón Regence, y observó de qué manera los mandatarios de los países emergentes se ponían de acuerdo sobre los temas que plantearían en la cumbre.
La definición de economías emergentes y de crecimiento rápido que congregó a los Brics en su fundación en 2006 sólo se aplica hoy a China e India, en tanto los otros tres están más golpeados por los avatares internos y globales. Ya no son todos emergentes, pero siguen coincidiendo en sus objetivos.
Ninguno de los cinco, Michel Temer , Vladimir Putin , Narendra Modi, Xi Jinping y Cyril Ramaphosa, hablaron ayer entre sí el mismo idioma. Pero, audífono y traductor mediante, se entendieron perfectamente durante los 50 minutos que duró el encuentro.
Como Putin demoró en su llegada directamente desde el aeropuerto de Ezeiza, los otros cuatro líderes aprovecharon para conversar de pie frente a sus escritorios de mantel blanco, en los que sólo había una banderita de su país y una botella de agua mineral argentina.
Temer se acercó sonriente y conversó unos minutos con el presidente de China. Pekín es hasta ahora el principal socio comercial de Brasil, pero la alianza corre riesgo a partir del 1° de enero con la asunción de Jair Bolsonaro que, durante la campaña electoral, acusó a China de "querer comprar a Brasil".
Cuando habló luego ante sus cuatro socios, Temer enfatizó que confiaba en que Bolsonaro tenga "una participación muy activa en los Brics", especialmente teniendo en cuenta que Brasil asumirá el año próximo la presidencia rotativa de la organización.
Luego de los diálogos preliminares de pasillo, los cinco líderes se ubicaron en sus escritorios y cada uno dispuso de unos diez minutos para expresar su posición. Quizás por una obsesión con la cuestión del horario, el presidente chino colocó frente a sí un relojito de mesa de marco plateado al que seguía de reojo mientras hablaba.
Las palabras que repetían cada uno a su turno en su idioma fueron mostrando el eje de las preocupaciones con los que los cinco llegaron a Buenos Aires: "Defender el multilateralismo", "no al proteccionismo" y "reformar la Organización Mundial de Comercio (OMC)".
Lo que une a los cinco es precisamente lo que los distancia del presidente norteamericano Donald Trump y su rechazo por los organismos multilaterales, sus medidas proteccionistas y su deseo de reformar, pero a su manera, la OMC.
A su turno, fue Putin el único que abordó entre sus preocupaciones una cuestión política, la cuestión del " terrorismo " en Siria , la manera en que Moscú define a los rebeldes que enfrentan al gobierno de Bashar al-Assad . "Los Brics tenemos que hablar con una sola voz frente al terrorismo", exhortó a sus socios.
"Necesitamos fortalecer el multilateralismo y las reglas basadas en el orden internacional dentro del G-20 , Naciones Unidas , el Fondo Monetario internacional [FMI] y otras organizaciones globales, opuestas al proteccionismo y al unilateralismo", dijo, por su parte, Xi.
Sobre el final de la reunión, el presidente sudafricano Ramaphosa pidió a sus colegas que confirmaran su apoyo a la declaración conjunta, y los cinco salieron luego sonrientes del salón. Afuera se pararon juntos frente a las banderas de sus cinco países para ser bombardeados por los flashes de los fotógrafos, en la "foto de familia íntima", una hora antes de la foto grupal del G-20 ya en Costa Salguero.
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